
Julio Rodríguez López
Según ‘The Economist’ (“The world ahead 2023”, diciembre de 2022), en 2022 tres ‘shocks’ se combinaron para originar las notables “tormentas” de dicho año. El ‘shock’ geopolítico, la guerra de Ucrania y los mayores precios de la energía destacaron en el transcurso del año pasado. Todo ello dio lugar a una menor estabilidad macroeconómica. La inflación se convirtió en un fenómeno persistente, lo que llevó a los bancos centrales a emprender un movimiento de amplios aumentos en los tipos de interés, que fueron los más importantes en cuarenta años. 2023 va a ser un año lleno de incertidumbres, aunque el perfil de las previsiones ha mejorado en enero respecto de las realizadas el mes anterior.

La importante desaceleración de la inflación en los últimos meses de 2022 parece haber alejado la posibilidad de que de nuevo tengan lugar incrementos importantes en los tipos de interés del BCE
Lo sucedido en 2022 con los tipos de interés y con las actuaciones anunciadas de política monetaria, básicamente las correspondientes a la previsión de aportaciones de liquidez, pudo implicar que la etapa larga de unos diez años de políticas monetarias ultraexpansivas había terminado. El “alivio cuantitativo” practicado por el Banco Central Europeo (BCE), durante el cual los tipos de interés llegaron a alcanzar niveles negativos, y las fuertes aportaciones de liquidez a los bancos, le permitieron tener en su balance el 40% de la deuda pública de los Estados miembros de la Unión Europea, pero se puede pasar a una situación de “restricción cuantitativa”, en la que se reducirán las aportaciones de liquidez del BCE a las entidades bancarias. Está por ver si habrá o no una reducción intensa en las citadas aportaciones de liquidez del BCE, pues no puede darse por terminada una evolución que se ha extendido durante tanto tiempo y en la cual se ha llegado a considerar como tipos de interés “normales” los tipos próximos a cero.
Los tipos de interés de los préstamos subieron en España durante 2022, pero fue bastante más acusado el incremento del índice de referencia de los préstamos a interés variable, el Euribor a doce meses, que el de los tipos de interés aplicados por los bancos. El Euribor citado ascendió en diciembre pasado al 3,02%, lo que ha supuesto un aumento de 3,52 puntos porcentuales sobre diciembre de 2021. En el mismo periodo de tiempo la elevación de los tipos de interés de los nuevos préstamos a comprador de vivienda, que alcanzaron el 3,12% en diciembre, fue de 1,67 puntos porcentuales sobre el año anterior. Las expectativas de nuevos aumentos de los tipos de interés y la elevada inflación afectaron de forma negativa a los índices bursátiles, que tuvieron un mal año en 2022, y también se resintieron las compras de viviendas. La evolución del mercado inmobiliario resultó bastante menos negativa en España que en el resto de países de Europa Occidental y que en Estados Unidos.
La importante desaceleración de la inflación en los últimos meses de 2022 parece haber alejado la posibilidad de que de nuevo tengan lugar incrementos importantes en los tipos de interés del BCE. Estos incrementos pueden resultar menos elevados que en el caso de que la tasa de inflación superase a aquella con la que terminó el pasado año.
En cuanto a la previsión de crecimiento de la economía española, del 5% previsto para 2022 para el PIB se puede pasar a un crecimiento bastante más moderado en 2023, el 1,3%, según las previsiones del “consenso” de Funcas. La previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) es de un crecimiento del 1,1%. Esa previsión menos favorable del FMI descansa en la predicción de este organismo de que en 2023 sería negativa la aportación al crecimiento del resto del mundo a la economía española, mientras que dicha aportación sería cero en el caso de la previsión de Funcas.
La desaceleración del crecimiento del PIB de España en 2023 estará acompañada de una evolución paralela en el empleo, que reducirá su aumento medio anual desde el 3,7% en 2022 hasta el 1,0% en 2023. La tasa de desempleo puede elevarse de forma ligera, desde el 12,8% de 2022 al 13% en 2023. La tasa de inflación también se desacelerará, desde el 5,7% de 2022 hasta el 5,4% en 2023, desacelerándose de forma más acusada la tasa media de inflación, que sería el 3,8% (8,4% en 2022).
La fuerte desaceleración del aumento de las exportaciones, que pueden aumentar menos que la importaciones, llevará en 2023 a una reducción sensible del saldo favorable de la balanza de pagos por cuenta corriente, a pesar de lo cual dicha balanza registrará en este año un superávit equivalente al 0,3% del PIB (0,6% en 2022). Es de destacar que en los últimos años la economía ha evolucionado en España de forma que la balanza corriente presenta superávit incluso en años en los que ha tenido lugar un fuerte aumento en los precios de la energía, como fue el caso en 2022.
Lo anterior implica que la economía española ha alcanzado un grado importante de competitividad y de apertura al resto del mundo. El déficit público será equivalente al de 2022, el 4,5% del PIB: el FMI prevé para 2023 un ligero aumento, pasando así a suponer el 4,6% del PIB. El peso de la deuda pública sobre el PIB descenderá desde el 112,8% del PIB hasta el 112,1%, según el FMI.
Tras dos años de crecimientos situados en torno al 5% en el bienio 2022-23, años inmediatamente posteriores al “bache” de crecimiento que provocó la pandemia de Covid-19 en 2020, la economía española ha evolucionado de forma positiva, desempeñando en esta recuperación un papel importante la evolución favorable del turismo. La evolución seguida por la economía en esos dos años parece indicar que se ha retornado a la recuperación del periodo 2014-2019, suponiendo la guerra de Ucrania y los más altos precios de la energía nuevos obstáculos para continuar avanzando en una senda de crecimiento significativo.
Los riesgos para la economía española en 2023, según el FMI, pueden venir de la mano de unas condiciones financieras más restrictivas de lo inicialmente previsto, de unos precios volátiles de la energía y de una menor demanda global desde el resto del mundo. Las incertidumbres se sitúan, pues, en el terreno de la tasa de inflación y sobre todo en el lado de la política monetaria, puesto que la evolución de los tipos de interés y el menor ritmo de aportación de liquidez por parte del BCE condicionarán el ritmo de crecimiento de la actividad y del empleo en este año.
Vocal del Consejo Superior de Estadística del INE. Doctor en CC. Económicas por la UCM (1977). Es Estadístico Superior del Estado, en situación de excedencia, y Economista Titulado del Banco de España, en situación de jubilación. Ha sido consejero de Economía de la Junta de Andalucía, presidente del Banco Hipotecario de España, presidente de Caja de Ahorros de Granada, presidente del Consejo Social de la Universidad de Granada y gerente de la Universidad de Alcalá de Henares. Actualmente es miembro de Economistas frente a la Crisis y de la Plataforma por una Banca Pública.