
Juantxo López de Uralde.
La realidad en materia energética se está moviendo rápidamente al calor –nunca mejor dicho– del cambio climático. En el sector eléctrico, las energías renovables se disparan globalmente, y van ganando espacio a la quema de combustibles fósiles. Hay un sector, sin embargo, en que las emisiones de gases contaminantes continúan cabalgando sin freno: el transporte.
Dentro del marco de las directivas europeas del llamado paquete Fit x 55 –que pretende reducir las emisiones en un 55% para el año 2030 en línea con lo que reclama la comunidad científica para evitar un calentamiento superior a 1,5ºC– avanza finalmente la decisión de acometer una reducción de las emisiones en el sector del transporte. Para ello los países europeos aprobaron finalmente la pasada semana la directiva que prohíbe la venta de coches de combustión en el año 2035. El acuerdo se produce tras meses de veto a la medida por parte de Alemania, país en el que la industria automovilística tiene un enorme peso específico. Para llegar a ese acuerdo la UE ha tenido que ceder, y aceptar la excepción para coches que se alimenten de los llamados e-fuels (se trataría de combustibles sintéticos producidos en base a hidrógeno verde y carbono procedente de fuentes no fósiles).

Con esta nueva legislación, los coches vendidos a partir de 2035 deberán ser de emisiones cero, y la emisión de CO2 deberá ser un 55% menor en 2030, tomando como base los niveles de emisión de 2021
Con la aprobación de esta medida por los ministros de energía de los países europeos se desbloquea un avance clave en materia de lucha contra el cambio climático que cambiará nuestra industria del automóvil. El objetivo lógicamente es una reducción drástica de las emisiones de los vehículos en Europa: con esta nueva legislación, los coches vendidos a partir de 2035 deberán ser de emisiones cero, y la emisión de CO2 deberá ser un 55% menor en 2030, tomando como base los niveles de emisión de 2021.
Aunque la excepción conseguida por Alemania abre un agujero para la combustión (aunque sea de e-fuels) que ha sido duramente criticado por organizaciones ecologistas, lo cierto es que la prohibición establecida para 2035 es una medida que cambiará los sistemas de transporte en pocos años, hacia un modelo de bajas emisiones.
La medida tiene también una componente de comercio internacional, ya que en algunos países –singularmente China– el coche eléctrico está ganando cuota de mercado muy rápidamente. Si Europa quiere mantener la fortaleza de su industria del automóvil es imprescindible que vire rápidamente hacia el coche eléctrico.
La comparación es odiosa porque mientras en China el 20% de los coches que se comercializan son eléctricos, en España estamos en el 1%. La distancia es enorme. Además, China está liderando el desarrollo industrial de las baterías de sodio, que podrían desplazar a las de litio abriendo con ello un nuevo horizonte al coche eléctrico.
En definitiva, no debe verse la medida de eliminación de los coches de combustión en 2035 como un obstáculo, sino como una oportunidad para avanzar desarrollando una industria verde de la que estamos tan necesitados, al tiempo que reducimos de forma eficaz y drástica las emisiones evitando el agravamiento del cambio climático.
Juantxo López de Uralde (Donosti, 1963), diputado de Unidas Podemos, ha dedicado toda su vida a la defensa de la Naturaleza y al activismo ecologista. Ha navegado en los barcos de Greenpeace (organización de la que fue director entre 2001 y 2010) y ha participado en sus campañas más conocidas. En 2010 fundó el partido político EQUO, del que fue su coportavoz. En las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, salió elegido diputado por la provincia de Araba. Tras la repetición electoral del 26 de junio de 2016, y nuevamente tras las elecciones del 28 de abril de 2019 y en las del 10 de noviembre, sigue desempeñando su trabajo desde el Congreso, como diputado en el Grupo Parlamentario Unidas Podemos.