
Sin Maldad / José García Abad
El abrazo de Pedro Sánchez con Felipe González ha sido en mi opinión la pieza fundamental en el triunfal 40º Congreso del PSOE, que ha podido calificarse apropiadamente de “Congreso de la Unidad”. Se representó una coalición del PSOE de Sánchez en el poder con el de Felipe y con el de Zapatero, que también fue abrazado, como lo fue Joaquín Almunia, quien fuera secretario general. No faltó ni siquiera en el discurso de Sánchez una mención cariñosa a Alfredo Pérez Rubalcaba, claramente crítico con él.
La Unidad fue gráficamente representada por las gigantescas fotos que presidieron el acto de los tres presidentes socialistas que gobernaron España en situaciones siempre complicadas.

El abrazo de Pedro Sánchez con Felipe González ha sido la pieza fundamental en el triunfal 40º Congreso del PSOE, que ha podido calificarse apropiadamente de “Congreso de la Unidad”. Se representó una coalición familiar del PSOE de Sánchez con el de Felipe y con el de Zapatero, que también fue abrazado, como lo fue Joaquín Almunia, quien fuera secretario general. No faltó ni siquiera en el discurso de Sánchez una mención cariñosa a Alfredo Pérez Rubalcaba, claramente crítico con él.
Hasta ahora la posición de González había sido cuando menos reticente con Sánchez, lo que dio pie a la derecha para descalificar a éste, distinguiendo el socialista aceptable y el reprobable a quien Vox llegó a calificar de “Ilegítimo” y “okupa”. Felipe ha justificado sus críticas reivindicando “el derecho a la libertad de opinión de la militancia”.
No hay en estos momentos, a diferencia de otros congresos, salvo en los primeros tiempos del gobierno de González, tensión alguna entre el partido y el gobierno y entre distintos sectores del PSOE.
No tiene enfrente Sánchez a un Alfonso Guerra o a un Nicolás Redondo, el histórico secretario general de UGT, que refundó el sindicato, y que durante algún tiempo fue la única oposición significativa a Felipe González. Su dirigente actual, Pepe Álvarez, acudió al Congreso apoyando al presidente; ni sufre Sánchez una resistencia encubierta como cuando Zapatero decidió suplantar al partido e incluso al Gobierno por una camarilla de amiguetes genuflexos.
El hecho de que Pedro Sánchez no tenga competidor demuestra palmariamente que no sufre alternativa, que ha superado todas las etapas de su larga marcha hacia el poder absoluto en el partido. El hecho de que el secretario general del PSOE presida el gobierno de la nación ayudó a generar en el 40º Congreso un ambiente optimista, triunfalista, un evidente ‘glamour’, a la ceremonia convertida en una entrañable fiesta de compañeros
Una cierta refundación
Desde los inicios de la Gran Marcha del candidato Sánchez a la Secretaría General, Sánchez se había propuesto reformar, casi diría refundar, un partido que había perdido el Norte, para lo que se valió de Félix Bolaños, entonces en la oscuridad y hoy su segundo en el poder.
Bolaños ha estado siempre con Sánchez, sirviéndole desde las primarias con sabiduría y lealtad, a quien el presidente colma de elogios en sus memorias, calificándolo como “una de las personalidades más brillantes de la nueva hornada de socialistas”.
“A los pocos días de resultar elegido –elata en su libro ‘Manual de Resistencia’– llamé a Félix Bolaños, abogado, hombre de mi confianza y buen conocedor del partido por formar parte de la Comisión de Garantías. Él me había ayudado en 2014 a redactar los nuevos Estatutos y a actualizar el Código Ético –que procedía de la época de Joaquín Almunia–, y ambos sabíamos que nos habíamos quedado con ganas de ir más allá. (…) “Así se lo expliqué a Félix: «Esto va a ser una revolución, no tengo prisa, tómate tu tiempo. Queremos un nuevo modelo de partido a veinte años. No va a ser un parche, sino un legado». Había mucho trabajo que hacer, pues teníamos un desbarajuste jurídico importante”.
Mantiene sus principios socialdemócratas dentro de la Monarquía parlamentaria
El Congreso de Valencia ha exhibido de forma solemne el proyecto de un nuevo modelo de partido. Ha reafirmado sus principios socialdemócratas, verificable en la reforma fiscal, en la “justicia fiscal” para lo que “debe abordarse conjuntamente con la revisión del tratamiento de las rentas del capital en el impuesto sobre la renta para asegurar la adecuada tributación de los contribuyentes con mayores rentas y grandes patrimonios”. Y ha reforzado la opción feminista y el firme camino por lo verde.
“El PSOE –resumió la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera–, tiene el corazón rojo pero también verde, porque siente que es importante transformar la realidad actual en una realidad distinta; mucho más justa, mucho más equitativa”.
Contra lo que pedían algunos congresistas, el partido no ha reivindicado su tradición republicana proclamando la Monarquía parlamentaria, aunque proclama “los valores republicanos de la igualdad y la fraternidad”. Apoya pues a Felipe VI y en lo que se refiere a su padre señala que profundizará en “la transparencia y en la rendición de cuentas” de todas las instituciones del Estado, incluida la Casa Real.
El PSOE mantiene su objetivo de una España federal pero no le parece oportuno una reforma de la Constitución que no será posible “desde el consenso del conjunto de la sociedad española, también de las fuerzas políticas”. No se refiere a la “España plurinacional” que acuñó Sánchez en el 2017 y apuesta por el “multilateralismo”, mejorando la cooperación entre las diferentes administraciones públicas.
El objetivo latente aunque no explicitado en el Congreso es recuperar las ciudades. La reiterada pérdida de Madrid, en la ciudad y en la región, simbolizaba la frustración del PSOE al no conseguir recuperar unas plazas cuyo desenganche marcó la decadencia del partido que más ha gobernado en España, cuyo fundador fue concejal de Madrid, una debilidad del mensaje socialdemócrata aquí y en el resto de Europa.
“Cada día de este mandato que me dísteis –recalcó Sánchez en su discurso de clausura– sólo he tenido una guía, y es preservar el legado de la socialdemocracia. Un PSOE fuerte es un partido imprescindible para España, como decía Rubalcaba. En estos seis años he cometido errores, pero hemos conseguido que esté vivo este proyecto. La socialdemocracia, que algunos dieron por liquidada, goza de una salud de hierro”.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.