Para sorpresa de su ya exsocio Francisco Igea, Alfonso Fernández Mañueco ha convocado elecciones anticipadas en Castilla y León. El presidente regional ha llamado a votar el próximo 13 de febrero y ha remodelado su Gobierno, deshaciéndose de sus socios de Ciudadanos incluido el vicepresidente y, en plena sexta ola de coronavirus, de la consejera de Sanidad.
La excusa, que los socialistas volverían a presentar una moción de censura el 10 de marzo –como hicieron este año, sin resultado alguno–, una eventualidad que niegan Igea y la líder de la formación naranja, Inés Arrimadas.
La presidenta de Cs acusa a Mañueco de ser “obediente” a Génova y afirma que el PP se ha inventado “una patraña absurda”, revelando en sendas entrevistas que el barón popular le había asegurado el día anterior que no llamaría a las urnas.
Los comicios dan así comienzo a un nuevo ciclo electoral del que la formación conservadora espera sacar provecho, tratando de confirmar la mayoría de derechas –y sin Ciudadanos– que apuntan la mayoría de encuestas salvo el CIS y repartiendo el eventual éxito electoral entre los territorios para atemperar la euforia madrileña, convertida en el mayor problema interno de Pablo Casado.