La que faltaba. Con la excusa de la promoción de su libro Sin complejos (La Esfera), un lanzamiento editorial en plena campaña de las autonómicas a la Comunidad de Madrid, su expresidenta, Esperanza Aguirre, se ha metido de lleno no ya en la contienda electoral, sino en una batalla por el liderazgo del PP que no ha sido abierta de forma oficial.
Así, el pasado lunes pedía a Pablo Casado que sea “humilde y flexible” y siga la “estrategia” de la presidenta regional y candidata al 4-M, Isabel Díaz Ayuso, que da la “batalla cultural a la izquierda sin complejos”. La suya “no ha dado resultado” hasta el momento, recordaba.
En una entrevista en la Cadena COPE, Aguirre señalaba una serie de “hitos” que, a su juicio, han dejado al líder del PP en una mala posición a la hora de intentar reunificar el centroderecha y acoger a los votantes de Ciudadanos y de Vox. La exlideresa popular mencionó el “giro al centro”, la “estrategia que el PP tomó en agosto” con el cese de Cayetana Álvarez de Toledo, el discurso en la moción de censura de Vox o la entrevista en Rac1 donde criticó las cargas policiales del 1-O.
El aludido respondía por boca de su portavoz nacional y alcalde de Madrid. Si la estrategia de Ayuso funciona es “porque fue Pablo Casado quien la nombró candidata” en los comicios de 2019, ha dicho José Luis Martínez-Almeida, quien, con argumentos de jurista, añadía que “la causa de la causa es causa del bien causado”.
… pero no explica el lío de su Goya bajo sospecha
Esperanza Aguirre y su marido vendieron un Goya inédito sin protegerlo como bien cultural para ahorrarse impuestos. El titular saltaba en medio de la promoción de su libro en El Diario, que se hace eco de la denuncia del diplomático y dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro. El cuñado de la expresidenta y hermano de Fernando Ramírez de Haro acusa al matrimonio de estafa, fraude fiscal, blanqueo y apropiación indebida por quedarse con cinco millones de euros de la venta de un retrato pintado por Goya a un antepasado.
La obra de arte se vendió en 2012, cuando Esperanza Aguirre presidía la Comunidad de Madrid y esta administración era la competente para proteger el Goya como Bien de Interés Cultural. Sin embargo, no lo hizo.
Según cuenta este medio, en el palacete del madrileño barrio de Malasaña donde reside la pareja colgaba un retrato de Valentín Belvís de Moncada y Pizarro, marqués de Villanueva del Duero, teniente general del Ejército de Carlos IV, grande de España y antepasado de los Ramírez de Haro. La obra no estaba firmada, pero parece que no hay duda de la autoría de Francisco de Goya y Lucientes.
El suegro de Aguirre murió en 2010 y la familia encargó un peritaje en 2012 que confirmó la mano del genio aragonés, pero ninguna de las administraciones obligadas por las leyes a regular el patrimonio histórico español hicieron nada para proteger este cuadro. Ni el Ministerio de Cultura que dirigía José Ignacio Wert ni la Comunidad de Madrid que presidía la copropietaria del cuadro por el régimen de gananciales.
El cuadro se vendió al empresario Juan Miguel Villar Mir por cinco millones de euros que fueron a parar a su cuenta corriente conjunta. Y, según el denunciante, su hermano simuló ante notario una “donación verbal” que incluía otras obras de arte por un valor total de 8 millones de euros. Una supuesta donación verbal del suegro de Aguirre que, cuando se escrituró la donación, llevaba un año y medio muerto.
Por si fuera poco y según la denuncia de Íñigo Ramírez de Haro, el finado habría regalado a su hijo los cuadros el 30 de mayo, día de San Fernando, de 2006. Y, siendo la escritura notarial de 2012, habrían trascurrido seis años cuando el fraude fiscal caduca a los cinco.
Esperanza Aguirre, tal locuaz sobre Casado, ha declinado dar a El Diario su versión de los hechos.