Después del “no se merece ser hija predilecta de Madrid” llega el “sería un gran reclamo”. El alcalde de Madrid no está últimamente muy fino. Primero quiso dejar claro que, si votó a favor del reconocimiento a Almudena Grandes, fue para que los concejales carmenistas le dejaran tener sus Presupuestos. Ahora, José Luis Martínez-Almeida ha defendido la participación de Novak Djokovic en el Mutua Madrid Open del mes de junio porque es el número uno del mundo, un asunto menor para Australia o Francia cuando se trata de proteger la salud de su población.
Luego han venido las explicaciones y los matices. Que si el comportamiento del tenista serbio para entrar en el país oceánico con un formulario falso “fue deplorable”, que si “no encontrarán en mí ni una palabra de ensalzamiento a Djokovic” y que si “es una decisión que le corresponde al Gobierno de la nación que será quien permita o no su entrada”.
Y es aquí por donde tenía que haber empezado. Porque Pedro Sánchez, preguntado por la polémica que a punto ha estado de provocar un conflicto diplomático entre Australia y Serbia, aseguró que, por muy “estrella del tenis” que fuera, tendría que “cumplir con las leyes españolas”.
Pero lo cierto es que, según el Gobierno que preside y a diferencia de los países que han cerrado sus puertas a Nole, los deportistas de élite no necesitan la pauta completa de vacunación y le bastará con una PCR negativa. Además, tampoco la Comunidad de Madrid exige pasaporte Covid.
Así que sí, Djokovic será un privilegiado. Y no por Almeida, que se podría haber ahorrado el chaparrón que le acaba de caer.