José Luis Martínez-Almeida es el alcalde de las mil caras. Lo mismo se pone conciliador con la oposición en lo peor de la pandemia, o bromea con su soltería en un programa de máxima audiencia, que desprecia a una escritora de la talla de Almudena Grandes recién fallecida por su militancia de izquierdas o se pone faltón en una comisión de investigación para evitar responder a unas preguntas que siguen sin respuesta.
Una comisión de investigación sobre el espionaje a Isabel Díaz Ayuso donde, curiosamente, el alcalde de Madrid se parecía mucho a la presidenta que acostumbramos a ver en los plenos de los jueves en la Asamblea regional.
A la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, la acusó de ir a “hacerse la foto”, y a la socialista, Mar Espinar, le preguntó por Pedro Sánchez cuando ella quiso saber si pensaba dimitir.
Preguntado por la dimisión del excoordinador de Alcaldía, Ángel Carromero, y sobre el convencimiento de Almeida de que nadie del Ayuntamiento había espiado a Ayuso para debilitarla frente a una Génova que ya es historia, se lavó las manos diciendo que se trata de “un acto personalísimo y le corresponde a quien lo ejecuta”.
Agotando el tiempo con intervenciones desabridas, el alcalde de la capital espetó a los portavoces de los grupos de la oposición: “si quieren una segunda ronda, la hacemos, no tengo ningún problema”. Pero tuvo suerte. El presidente de la comisión, Santiago Saura, de su socio Ciudadanos, dio por terminado lo que fuese aquello.