A.A.
Estados Unidos y la OTAN han respondido formalmente este miércoles a las garantías de seguridad exigidas por Rusia. El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, ha anunciado la negativa a suscribir un acuerdo internacional con Rusia que limite la expansión y la capacidad de actuación de la OTAN. A pesar del rechazo a las demandas rusas los aliados insisten en la vía diplomática. El Kremlin estudia ahora la respuesta ante la oposición de la OTAN a paralizar su despliegue y actividad militar en las áreas de influencia rusas.
La OTAN, EE. UU. y Europa insisten en el diálogo y en la “no confrontación”. Sin embargo, la postura entre los socios no es del todo unitaria. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha apuntado que, a pesar de preferir la diplomacia, es a Rusia a quien le toca decidir si apuesta por esta vía o de la confrontación. Por su parte la UE ha advertido que la región vive «el momento más peligroso desde la Guerra Fría», pero quiere evitar la confrontación bélica a toda costa. El presidente de Francia y del Consejo de Europa, Emmanuel Macron, mantendrá una conversación telefónica el viernes con Vladimir Putin para tratar de acordar una desescalada de la tensión, un paso a favor de la estrategia europea de apostar por el diálogo con el Kremlin y evitar la movilización de tropas.
Por su parte, Rusia ha exhibido su poderío militar con la movilización de tropas en la península de Crimea, anexionada en 2014, y dos regiones próximas a Ucrania, la de Rostov y Krasnodar. Ante las amenazas de sanciones económicas la administración rusa se ha puesto en contacto con sus aliados, entre ellos “China, India, Cuba y Venezuela”.