Destacado Económico / N. L.
Ana Botín no pierde ocasión de impartir doctrina reconociendo la mala imagen de la banca, que considera merecida, y apremiando a la necesidad de ganarse la confianza pública. Sostuvo que se puede ganar dinero y ser socialmente responsable con el medio ambiente y exhibiendo una conducta justa con los clientes, los empleados y los accionistas, con los ‘stakeholders’. Aprovechó la primera presidenta del Santander para reiterar su opción personal por el feminismo.
Botín ha aprovechado para impartir doctrina en el solemne marco de la reunión anual que organiza la entidad en Boadilla del Monte bajo la denominación de Conferencia Internacional de Banca, a la que asistió lo más granado del gremio económico y parte del político con presencia de la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, y del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
«Hay algo que sabemos con certeza sobre la confianza – sostuvo Botín–: es difícil ganarla, pero muy fácil perderla. Seamos sinceros. Nosotros la perdimos. Y no fuimos los únicos. Los errores de unos pocos contaminaron la percepción de la opinión pública sobre todos nosotros. Políticos, empresarios, banqueros…, eran personas que inspiraban confianza. De repente lo dejaron de hacer. Todos los sectores y las instituciones se vieron afectados y resultado de todo ello fue un ascenso del populismo”.
No mencionó, obviamente, a la contribución a la mala imagen de la banca el comportamiento delictivo de su colega Francisco González, un caso concreto, ni a las prácticas abusivas de todo el sector que ha generado un aluvión de demandas judiciales. El error no es sólo de unos pocos.
El carácter del evento pedía sobrevolar estas molestas cuestiones y, consecuentemente, Ana Botín tiró, muy oportunamente, por elevación con argumentos razonables, aceptados probablemente al menos de boquilla por todos pero que no lucen suficientemente en la operatoria diaria.
El capitalismo –opinó Botín– ha sobrevivido gracias a que ha sabido adaptarse a los cambios. Ahora debe volver a hacerlo. Y esta intención no debe quedarse en meras palabras. Las expectativas de nuestros clientes ahora son muy diferentes, la revolución digital ha transformado nuestra forma de operar y nuestro entorno regulatorio también se ha visto transformado»

Cómo quiere que se la recuerde
No es frecuente que el presidente o la presidenta de un gran banco, en este caso la del Santander, el primero de Europa, se meta en estos jardines y además que lo haga de forma reiterada y especialmente articulada en la conferencia que pronunció en Deusto el 31 de mayo del pasado año.
En aquella ocasión proclamó: “Cuando me preguntan por qué nos gustaría que nos recordaran al equipo actual, yo digo: por haber construido un banco responsable. Y soy muy consciente de que esas dos palabras no van muchas veces juntas. Pero esto es lo que queremos. Y para nosotros significa colaborar para hacer frente a los grandes retos a los que nos enfrentamos hoy”.
Entre los cuatro objetivos que enunció entonces colocó en primer lugar la ética y los valores. La conducta. “Está claro –reconoció– que los bancos, el sector, incluidos nosotros, tenemos que hacer más para ganarnos la confianza de los clientes. Lo que nos exige hacer las cosas de manera responsable. Más allá de la regulación, más allá de las normas –por supuesto que vamos a cumplir la regulación y las leyes–. Esto es algo diferente porque son nuestros propios estándares y tenemos que hacerlo para nuestros empleados, nuestros clientes, nuestros accionistas y la sociedad. Y nosotros hemos definido cómo queremos ser vistos por otros, por nuestros clientes, porque el Santander es diferente de otros bancos. Porque queremos que todos los equipos hagan las cosas de una manera sencilla, personal y justa. Para todos nuestros colectivos. Como yo siempre digo: No somos una fundación, tenemos accionistas… Y encontrar ese equilibrio”.

Cómo enormes bloques de hielo se derretían
Ante todo, salvar el planeta. «No hay problema más urgente –sentenció– que el cambio climático. Este verano tuve la oportunidad de visitar Groenlandia y pude ver sus efectos de primera mano. Enormes bloques de hielo se derretían y caían al mar, a un ritmo exponencial los últimos años. Pude ver este cambio irreversible con mis propios ojos. Un cambio que, si no lo remediamos, acabará teniendo un impacto devastador en nuestro planeta. La inacción traerá consecuencias catastróficas para las personas y las empresas a las que prestamos servicios, un daño irreparable en esa confianza por la que estamos trabajando tanto. Santander ya es uno de los mayores proveedores de financiación verde del mundo».
Por qué se pronuncia
Ante las preguntas que le hacen de por qué se manifiesta sobre estas cosas, el cambio climático y el feminismo explicó: «Hay dos razones. La primera de ellas es personal. Creo que todos los que tenemos el privilegio de poder hacernos oír, tenemos la obligación de hacerlo. Pero también existe otra razón. El mundo está cambiando y el rol de las empresas también, necesitamos un cambio». «Cinco años después, la necesidad de cambio es más importante que nunca si queremos ganar y mantener la confianza de las personas. Nuestra responsabilidad como empresarios en este mundo moderno es enorme. Debemos ser conscientes de ello y hacer más. Si no lo hacemos, si no lo incorporamos en nuestro día a día, nuestro negocio irá a menos. Pero si lo hacemos, tenemos por delante un gran futuro», concluyó.

Feminista conversa
Lo del feminismo es algo más personal, algo en lo que sigue siendo arriesgado comprometerse a pesar de que todos lo proclaman. Hay que reconocer su valor al respecto. Ana Botín es una feminista conversa, como confesó en su célebre entrevista con Pepa Bueno en la SER.
El hecho de que la presidenta sea mujer no es una mera anécdota. Ana Botín, que no ha ocultado las dificultades que tuvo que superar por ser mujer para alcanzar la cima, ha hecho del feminismo uno de sus compromisos para el banco y para la causa feminista a nivel nacional.
¿Se trata de un feminismo converso, de una caída del caballo como la de San Pablo camino de Damasco? Podría deducirse de ello la frase pronunciada por ella en una entrevista con Pepa Bueno en la SER el pasado 21 de mayo. ¿Usted se considera feminista, se definiría así? –le pregunta Pepa–. Y la entrevistada, que se siente cómoda con su entrevistadora explica: “Si me hubiera hecho usted está pregunta hace diez años, le hubiera dicho que no, y hoy le digo que sí porque, al final, me he ido dando cuenta de que existe discriminación, y que las mujeres necesitan que las ayudemos, necesitamos ayuda, y, por cierto, sobre todo, de los hombres, porque son los que mandan”. Una respuesta que, comentó Ana Botín en Deusto, “me ha hecho muy popular, sobre todo entre los hombres”.