Son los más jóvenes, pero están convencidos de pertenecer al bando ganador. A diferencia de los que Esperanza Aguirre llama ‘niñatos’, la mayoría de ‘ayusers’ no han llegado a la treintena pero cuentan con las simpatías de sus mayores, que celebran la jovial muchachada liberal que ayudó a que Isabel Díaz Ayuso arrasara el 4-M y se convirtiera en una alternativa ganadora en la derecha. A las puertas de la Convención Nacional del PP, la edad se ha convertido en un problema para el liderazgo de Pablo Casado. No por falta de madurez, sino por haber entrado en la cuarentena sin su propia legión de fans.
Las bolsas de algodón con la cara de Isabel Díaz Ayuso cuestan 15 euros, pero en estos momentos están agotadas. El mismo estampado puede encontrarse en las camisetas, que ofrecen otras opciones con los lemas “A Madrid se viene a que te dejen en paz”, “Comunismo o libertad” o “Ayuser”. Con las letras pintadas salen a 23 euros. 24 si están bordadas. El precio sube a 27 euros si se trata de un polo y a 33 si es una sudadera.
Como Britney Spears, la presidenta de la Comunidad de Madrid es una estrella pop. Su merchandising está a la venta en Ayushop.es, “un pequeño proyecto de producción artesanal que surgió de improviso, como las elecciones”, reza en la página web. Detrás están “Pablo y Fernando, dos amigos madrileños, amantes de la libertad, admiradores de Isabel Díaz Ayuso, concienciados de lo que significa el 4 de mayo, movilizados como cualquier votante”. También se pueden encontrar en Twitter la cuenta @Ayusers_ de fans de Ayuso (¡Somos los #Ayusers! #YoConAyuso) con 4.767 seguidores al cierre de este reportaje -entre ellos, Pablo Casado-, y en Instagram triunfa con 34.707 followers o ayusers bajo el lema “otra manera de hacer política”.
La presidenta nacional de Nuevas Generaciones, autora como Ayuso de polémicas improvisaciones, hizo campaña el 4-M
Como Britney Spears se sintió Díaz Ayuso el pasado día 16. La jefa del Ejecutivo autonómico visitaba la Universidad CEU San Pablo para participar en la sesión inaugural del posgrado Liderazgo y Compromiso Cívico. Un nutrido grupo de estudiantes se agolpó a su llegada y, móvil en mano a la caza de la mejor Stories, la aclamaron al grito de “presidenta” y “viva España”.
Después dijo que compararse con la intérprete de Baby one more time había sido una broma, pero la analogía no es descabellada si se trata de aludir al concepto de ídolo de masas. Las que vitorearon a Ayuso a las puertas del centro educativo privado hace unos días, pero también las que celebraron su triunfo el 4-M al pie de Génova, 13 y las que fueron a votar en unas elecciones decisivas para Madrid y, sobre todo, para el PP.
Algunos llevaban entonces la camiseta o el polo que les identificaba como ayusers. Que no ayusistas, como casadistas, sanchistas, aznaristas o guerristas. Porque el sufijo inglés, como youtuber o tiktoker, también es cosa de la edad.
El fenómeno del 4-M
Atraídos por la nueva política, los jóvenes dieron la espalda a los dos grandes partidos en anteriores citas electorales. Pero, el pasado mes de mayo, la propuesta más rompedora era la que emanaba del propio poder institucional. Ayuso contra el Gobierno de coalición y contra los barones de su propio partido, aferrada a un par de ideas fuerza y a un discurso provocador sin la tutela de la dirección nacional del PP. Apelar a la libertad para poner fin a las restricciones españolas y europeas frente al Covid y ganarse el favor y el fervor de la clientela más joven de los bares fue todo uno.

El resultado, según las encuestas previas a los comicios madrileños, fue contundente. Según GAD3, la izquierda sumó en 2019 el 64% de los votos del electorado de 18 a 34 años frente al 35% de las derechas, mientras que el 4-M la proporción fue del 43% entre Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos y del 53% la suma de PP, Vox y Ciudadanos. Lo más llamativo es que, la desconocida Ayuso que hace dos años alcanzó el 10% de los votos en esta franja de edad, el pasado mayo lograba el 39%.
El CIS también concedió a la dirigente madrileña un significativo incremento del 12% al 29% de los votos entre las personas mayores de 34 años, siendo, con su oponente de Más Madrid, quien más votos obtuvo entre la población joven.
Nuevas y viejas generaciones
Entonces, ¿por qué Esperanza Aguirre habló de “niñatos” en la dirección nacional del PP enfrentándola con Isabel Díaz Ayuso? Aunque Pablo Casado y José Luis Martínez-Almeida no se dieron por aludidos recordando que ya han cumplido los 40, no parece que tuviera que ver con la edad.
De hecho, la exlideresa ha emprendido una campaña en apoyo de la candidatura de Ayuso a la presidencia del PP de Madrid donde, además de decir que en Génova hay “chiquilicuatres”, está sumando apoyos entre los más jóvenes: contaba La Ser a mediados de septiembre que Aguirre había previsto una cita con los ‘benjamines’ de la formación a finales de mes y confirmaron su asistencia cargos en gobiernos populares y miembros de la Asamblea de Madrid.
Una desconocida Ayuso obtuvo el 10% del voto joven en 2019 y, dos años después, el 39%
La buena relación de la expresidenta con los jóvenes del partido se remonta a sus tiempos al frente del Gobierno y el partido regional, cuando ella misma tuteló a Pablo Casado y a Isabel Díaz Ayuso como insignes representantes del liberalismo desacomplejado desde las Nuevas Generaciones madrileñas. Hoy, la presidenta nacional de los ‘cachorros’ del PP es Bea Fanjul, diputada en el Congreso por Vizcaya conocida por sus polémicas improvisaciones, como cuando dijo en un acto de campaña del 4-M aquello de “¿saben eso de más vale malo conocido que bueno por conocer? Eso es Ayuso”.
Fue un traspié sin ánimo de ofender a “Lady Madrid”, la llamó. Aunque fue señalada para el cargo por el presidente de la formación conservadora y es amiga de Martínez-Almeida, Fanjul es heredera del PP vasco de Jaime Mayor Oreja. De él y de María San Gil suele decir que son dos de sus referentes políticos.
Precisamente fue la también expresidenta de los populares vascos, que dejó el partido en 2008 criticando la moderación de Mariano Rajoy y arropó en sucesivas campañas a Aguirre y a Ayuso, quien ejerció de anfitriona de la ‘Britney Spears madrileña’ como directora del título impartido en el CEU.
La vieja guardia del liberalismo y el conservadurismo popular, las nuevas generaciones del partido e Isabel Díaz Ayuso. Una tríada que discurre en paralelo a Génova, a punto de celebrar la Convención Nacional del rearme ideológico y el despegue político con la polémica sobre la presidencia del PP madrileño y sus consecuencias en el liderazgo de Casado planeando sobre seis ciudades y varias decenas de mesas redondas: la cita popular y la agenda de la presidenta madrileña en su gira por Estados Unidos se solaparán hasta que, ningún contratiempo lo impida, converjan en un encuentro de presidentes autonómicos que habría de servir para bajar el suflé interno.
“La mayoría de los jóvenes españoles son del PP aunque aún no lo sepan”, dijo Pablo Casado el pasado abril, en la apertura del XV Congreso de Nuevas Generaciones y a punto de arrancar la campaña del 4-M. Pero, de momento, lo que se ha comprobado es que la mayoría de los jóvenes madrileños son ayusers. Oopss!… I did it again, que diría Britney Spears.