B. N.
El fabricante aeronáutico Boeing ha decidido suspender la producción del avión 737 MAX, ya que aún no ha sido autorizado por la Administración Federal de Aviación (FAA, según sus siglas en inglés) para volar de nuevo después de 10 meses de prohibición tras sufrir dos accidentes mortales.
El mayor proveedor aéreo de EE UU ha anunciado esta semana que parará la elaboración de este modelo, que ya había reducido el pasado abril de 52 a 42 unidades mensuales después del segundo accidente de uno de estos aviones con la compañía Ethiopia Airlines en sólo seis meses. El primero había tenido lugar el año anterior con Lion Air y entre los dos suman más de 300 muertes.
El plan de Boeing era aumentar de nuevo la fabricación hasta 57 unidades a medida que entrara 2020 y con los sistemas de evaluación de la FAA listos, pero esto no ha sido posible y ha ocurrido todo lo contrario. La autorización civil no ha llegado y la compañía se ha visto forzada al recorte absoluto de los 737, lo que ha provocado una caída del 4,29% del valor de la empresa en Bolsa. A pesar de la crisis que experimenta la firma, no es la peor situación que ha vivido: desde los accidentes aéreos su valor había descendido en total un 16%.
La suspensión del modelo no sólo tiene consecuencias para Boeing. American Airlines apartará el 737 de la circulación, mínimo, hasta abril, así como Southwest, que será indemnizada con 125 millones de dólares. Proveedores de componentes de la marca como Spirit Aerosystems o General Electrics han sufrido igualmente las consecuencias, sobre todo con recortes en empleo. Sin embargo, está claro que el peor parado ha sido Boeing, que ya ha perdido 8.300 millones y parece que va a cumplir un año con el modelo 737 MAX en suspensión.