El primer ministro británico, Boris Johnson, ha consumado su desafío a la UE con su propuesta para modificar el protocolo de Irlanda del Norte en el acuerdo del Brexit, que mantiene a esa región dentro del mercado común europeo. De momento, es todo retórica, porque la propuesta necesita ser aprobada en el Parlamento en un momento de extrema debilidad política del primer ministro, que se ha salvado por los pelos de una moción de censura presentada por los suyos, los diputados conservadores. Pero ante el peligro de instaurar una frontera dura entre el Ulster y el resto de Irlanda, la UE ya ha advertido de que responderá a cualquier paso unilateral por parte de Londres.