Destacado Económico / N. L.
Últimamente han aparecido informes de dos compañías competidoras en el seguro de crédito sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania sobe las empresas españolas: la española Compañía Española de Crédito a la Exportación (CESCE), empresa mixta, con presencia mayoritaria del Estado y una fuerte participación de bancos y compañías de seguros, que presume de ser líder en el suministro de información comercial, financiera, sectorial y de marketing en España y Portugal, por medio de su filial, Informa; y su fuerte competidora francesa Compagnie Française d’Assurance pour le Commerce Extérieur, (COFACE), aseguradora contra el riesgo de impago de sus clientes, cuyo departamento de Estudios Económicos, dirigido por Julien Marcilly, cuenta con 230 analistas, de cuyo informe nos hemos ocupado en otro “Destacado” el pasado 30 de mayo.
Ambas compañías se refieren a las consecuencias sobre las empresas españolas de la guerra de Ucrania. La francesa se centra, en términos generales, en las consecuencias de la guerra, mientras la española lo hace respecto a los efectos concretos de la inflación.
Informa, que ha analizado 600 actividades económicas, identifica once sectores de la economía española que sufren un fuerte impacto por el encarecimiento de los costes. Minería, madera, papel, química básica, metalurgia, construcción y materiales, plásticos y transporte se encuentran entre los más afectados por la subida de los precios de la energía, mientras que ganadería y fabricación de productos alimenticios con base de cereales sufren el alza de los costes de la materia prima.
Escalada de las materias primas
Como explica Juan Ortín, director del Observatorio Sectorial DBK de Informa: “La tensión en los precios energéticos y de las materias primas, que ya se notaba en 2021 y que se ha intensificado desde febrero de 2022 por la guerra en Ucrania, está penalizando, a pesar del incremento de los precios, los resultados de las empresas en numerosos sectores de actividad”.
Entre enero y abril de 2022 los precios del gas presentaron una subida interanual del 341%, el precio del petróleo Brent en $/barril un 64%, la energía eléctrica de un 340%, y los precios de algunos cereales, como el trigo duro y la cebada, del entorno del 85% y 70%, respectivamente. Incrementos que hay que añadir a las importantes subidas que ya arrastraban de 2021.
Minería, metalurgia, la industria de la madera y papel, la química básica o la fabricación de productos de caucho y plásticos están teniendo que hacer frente a una fuerte presión sobre sus márgenes por sus procesos de producción intensivos en energía.
Los elevados precios energéticos también afectan al sector de productos minerales no metálicos, en especial la producción de vidrio, productos cerámicos, azulejos y baldosas, aparatos sanitarios, cemento, cal y yeso.
Todos ellos son proveedores de la construcción, que, al encarecimiento de los materiales, añaden la dificultad para contratar mano de obra cualificada. Esta escasez de mano de obra, unida al mayor coste de los carburantes, penaliza también al transporte de viajeros y mercancías.
Fuerte impacto sobre la alimentación
La guerra en Ucrania ha traído problemas de suministro de cereales, en particular trigo y cebada, que repercute en diferentes actividades de alimentación como a la producción de harina, panadería, bollería y pastelería, pastas alimenticias, malta y cerveza. También a la industria de piensos compuestos, lo que afecta al sector ganadero, que además se ve expuesto al alza de los precios de la energía para el acondicionamiento de las granjas.

El comercio de productos alimenticios, por su parte, también se ve en gran medida impactado, tanto por el encarecimiento de sus compras como de sus costes energéticos, los cuales son relevantes debido a la necesidad de frío para conservar los alimentos. / EUROPA PRESS
El comercio de productos alimenticios, por su parte, también se ve en gran medida impactado, tanto por el encarecimiento de sus compras como de sus costes energéticos, los cuales son relevantes debido a la necesidad de frío para conservar los alimentos.
Carburantes más caros y el ascenso de precios de otros insumos, como los fertilizantes, repercuten en el sector agrícola. Y la industria alimentaria también sufre un efecto negativo en sus márgenes ya que compra más caras las materias primas.
Automoción y fabricación de maquinaria se enfrentan a los problemas de suministro de determinados componentes, ya que Rusia y Ucrania son dos países con importante actividad siderúrgica y de producción de otros metales.
Otros sectores con impacto significativo por el alza de las materias primas y la energía son textil/confección y cuero, impresión y artes gráficas, industria química de consumo, el metal, la electrónica y material eléctrico, fabricación de muebles, actividades de edición y gestión de residuos. También se están viendo afectados por los precios de los carburantes y la energía la hostelería, actividades hospitalarias y asistenciales, gimnasios, peluquerías, tintorerías, parques de atracciones y escuelas de conducción.
Sectores con un impacto moderado
Los sectores con menor impacto por el incremento de los costes son, en su mayoría, aquellos con una exposición reducida al encarecimiento de la energía y otros consumos intermedios. Principalmente se trata de actividades de servicios como reparación, informáticos y de comunicaciones, suministro de agua y tratamiento de aguas residuales, actividades financieras y de seguros, inmobiliarias, profesionales, científicas y técnicas, administrativas y auxiliares, médicas y sociales (sin alojamiento), artísticas, recreativas y de entretenimiento y la educación.
También registra un impacto moderado el transporte de energía eléctrica y de gas, la producción de energía eléctrica renovable y la fabricación de productos farmacéuticos.
Los más perjudicados son los que ya estaban perjudicados
Por su parte, la francesa Coface concreta los sectores más perjudicados y los que se salvan e incluso los que pueden mejorar resultados aprovechándose de las oportunidades que plantea el conflicto. Todos los sectores industriales se ven afectados por la guerra de Ucrania, pero el petroquímico, transporte, papel y textil-confección, estarán entre los más perjudicados.
Los más perjudicados son sectores típicamente cíclicos, que llevan varios años enfrentándose a las innovaciones tecnológicas, la transformación de la normativa medioambiental y la evolución de las preferencias de los consumidores. Por ejemplo, el sector del papel se enfrenta a los retos de la digitalización global de la economía y el uso social.
En su opinión, es probable que los nichos que estaban en dificultades antes de la crisis también se vean fuertemente afectados por este nuevo ‘shock’. Los sectores textil-confección y la industria automovilística a nivel mundial son un buen ejemplo de ello.
A largo plazo, queda por ver en qué medida se verá afectado el sector minorista. Este nuevo contexto bélico está alimentando incertidumbres que, probablemente, continuarán lastrando la confianza de los consumidores. No obstante, con la materialización de ciertos ‘buffers’ implementados por algunos gobiernos, particularmente en las economías avanzadas, como los cupones de alimentos para la población más vulnerable o los subsidios a la energía en Europa, el impacto en el segmento minorista podría ser relativamente moderado.
Si bien el sector del transporte, en general, hace un uso intensivo de la energía y es susceptible de verse afectado por los elevados precios del petróleo, Coface prevé disparidades en el impacto de este ‘shock’ entre los diferentes subsectores, ya que lo afrontan desde situaciones financieras diferentes. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2022, el beneficio del flete marítimo fue del 28% de su facturación, mientras que el transporte aéreo registró una pérdida del 11% de su facturación.