
El Acento/ Inmaculada Sánchez
El Partido Popular de Pablo Casado continúa demostrando que no concibe otra estrategia que la de buscar la caída del Gobierno y una hipotética convocatoria electoral adelantada para recobrar el poder perdido. La ilusión de mano tendida hacia Moncloa a la que pareció virar Génova a comienzos de semana apenas duró día y medio. No hubo más que escuchar la sesión de control al Gobierno del miércoles: Casado, Egea y Álvarez de Toledo mantuvieron, en forma y fondo, el método de tierra quemada que llevan aplicando a su labor de oposición desde que se negaron a apoyar las sucesivas prórrogas del estado de alarma.
LLegado el fin del periodo de emergencia y del mando único los ‘populares’ andan en busca de nuevos territorios de enfrentamiento y Casado ya ha anunciado que pedirá esta próxima semana una comisión de investigación en el Congreso sobre la gestión de la crisis sanitaria y sus consecuencias. Dado que la propuesta tiene escasísimas posibilidades de prosperar vistas las últimas votaciones parlamentarias en las que Sánchez ha logrado, incluso, ampliar su abanico de apoyos, el PP ha trasladado sus opositores ímpetus a Bruselas.

La posición del PP en Bruselas, apoyando que se exijan duras condiciones en el reparto del Fondo europeo de Reconstrucción, recuerda a Cristóbal Montoro cuando dijo aquello de «que caiga España, que ya la levantaremos nosotros». Imposible de explicar más que desde el sentido patrimonialista del país que siempre ha tenido la derecha
Nada habría que objetar al natural alineamiento de los eurodiputados que comanda la exministra Dolors Montserrat con sus homólogos del Partido Popular Europeo si lo que se discute no fuera la cuantía y las condiciones del millonario Fondo de Reconstrucción propuesto por Ursula Von der Leyen y en el que España figura como segundo receptor de ayudas, tras Italia, como uno de los países más castigados por el Covid-19. Incluso para sorpresa de las alambicadas arquitecturas negociadoras de Bruselas, los ‘populares’ españoles se han colocado del lado de quienes piden exigentes condiciones a los países que se beneficien del Fondo, ya sea concediendo más préstamos que transferencias, condicionando el destino del dinero o exigiendo, a cambio, determinadas reformas o recortes.
Para entendernos: el PP parece preferir que esos millones que deben ayudar a reconstruir nuestra economía lleguen a España en forma de ‘rescate’, al viejo estilo de la crisis de 2008, con tal de que Pedro Sánchez tenga que pagar políticamente por ellos. Tan inusual concepto de patriotismo ha obligado al PP a explicarse: su objetivo, dicen, no es que Bruselas, sus tijeras y ‘hombres de negro’ retornen a España en tan difíciles momentos, sino que el dinero que llegue no se utilice para proyectos “ideológicos». Acabáramos.
Con todo, Pablo Casado no se ha inventado una nueva tipología de patriotismo para el PP. Sólo hay que recordar la frase que la diputada canaria Ana Oramas desveló que le había dicho el exministro Cristóbal Montoro para pedirle su voto negativo al histórico paquete de recortes de Rodríguez Zapatero de 2010, a sabiendas de que su rechazo provocaría la intervención de la economía del país por parte de la UE: «Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros». Pues eso.
Periodista y directora de El Siglo desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas Cambio 16 y El Nuevo Lunes y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.