V. M.
Ciudadanos aún sigue tratando de digerir el hundimiento electoral del 10-N en medio de una encrucijada: continuar la línea de Albert Rivera o redirigir el rumbo del partido. La pérdida de 47 escaños, la falta de liderazgo, hasta el drástico recorte de recursos económicos obligan a tomar importantes decisiones que, de momento, están siendo conservadoras. La formación naranja se niega a abstenerse en una investidura de Pedro Sánchez y cobra peso, como alternativa al dimitido presidente, Inés Arrimadas, copartícipe de las políticas que fracasaron en las urnas.
Ciudadanos ha tardado lo que dura un recuento de votos en pasar de ser tercera a sexta fuerza política. Eso significa perder presidencias de Comisión, puestos en la Mesa del Congreso y recursos económicos y humanos; la pérdida de 47 de los 57 diputados que obtuvo el 28-A representa un drástico recorte de sus ingresos por subvenciones en función de los resultados electorales y del personal que diariamente trabaja con sus señorías en la Cámara baja.
Noqueada aún por el fracaso en las urnas y la marcha del único líder que ha tenido hasta la fecha, la recomposición a la que ha de hacer frente la formación naranja alcanza todos los niveles de la organización. Todos implican un gran esfuerzo, desde el punto de vista financiero y personal, pero la atención se centra ahora en el liderazgo y el discurso político.
Sin competidores
A pesar de que a la dimisión de Albert Rivera le sucedió una precipitada quiniela sobre las posibilidades de que Luis Garicano liderase una nueva etapa en la formación naranja que recuperase la centralidad pactista de sus inicios, el eurodiputado crítico con el veto a Pedro Sánchez ha perdido posiciones frente a Inés Arrimadas, sucesora natural del ya expolítico catalán y, precisamente por ello, corresponsable del hundimiento de Cs.
Después de que varios medios hablasen de la intención del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, de presentarse al congreso extraordinario del que deberá salir una nueva presidencia de la formación naranja, compañeros tan cercanos como la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, o el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, comenzaron a manifestar su apoyo a la que ha sido portavoz del grupo en el Congreso.
Impasse hasta marzo
El madrileño daba entonces un paso atrás señalando que Arrimadas es la más “preparada” y la que “más consenso puede aglutinar” en Antena 3. También el jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento Europeo que, a pesar de hablar en RNE de la “oportunidad perdida” de haber pactado con el PSOE tras el 28-A, ha insistido en varias entrevistas en que su compañera es la persona “ideal” para tomar las riendas de la formación.
De haber candidatura única, como pretende la dirección del partido, lo hará en el congreso extraordinario del próximo 10 de marzo, el quinto de Cs, y en las primarias previas para elegir a la nueva presidencia y su Ejecutiva.
Discurso continuista
Hasta esa fecha, la Comisión Permanente de la Ejecutiva, formada por todas la secretarías ejecutivas del partido, se hará cargo de la dirección. Una dirección que no ha introducido cambios de estrategia ni en su relación con el resto de formaciones políticas.
El secretario general, José Manuel Villegas, ya ha calificado el pacto entre el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de UP, Pablo Iglesias, como “nefasto para España”. Apelando a un acuerdo PP, PSOE y Cs inviable pero que va a permitirles llegar al mes de marzo con un discurso continuista que bien podría seguir protagonizando el propio Rivera.