E. S.
Como todos los años, el Laboratorio Envejecimiento en Red del CSIC publica el informe ‘Un perfil de las personas mayores en España, 2020. Indicadores estadísticos básicos’, una visión de conjunto de las condiciones de vida de la población de más de 65 y de los cambios que ha experimentado en los últimos años. Evolución demográfica, salud, características económicas y sociales… Indicadores representativos del conjunto de la población mayor, la más vulnerable ante la pandemia del coronavirus y a la que a continuación nos acercamos para conocer mejor su vida y sus necesidades.
El Laboratorio Envejecimiento en Red del CSIC acaba de publicar Un perfil de las personas mayores en España, 2020. Indicadores estadísticos básicos. Elaborado por Julio Pérez Díaz, Antonio Abellán García, Pilar Aceituno Nieto y Diego Ramiro Fariñas y tomando como fuentes organismos nacionales e internacionales, este informe presenta una serie de indicadores demográficos, de salud, económicos y sociales que proporcionan una visión general de la situación, características y comportamientos de las personas mayores en España y de los cambios que han experimentado en los últimos años.
¿Cuántas personas mayores residen en España? ¿Seguirá el proceso de envejecimiento en el futuro? ¿Cuántos años pueden esperar vivir y cuántos en buena salud? ¿Qué enfermedades padecen? ¿Cuáles son las principales causas de muerte? ¿Tienen suficientes recursos económicos? ¿Cuántas están por debajo del umbral de la pobreza? El Informe trata de ilustrar de forma gráfica algunas respuestas a estas y otras cuestiones.
Pirámide madura
La pirámide de población de España continúa su proceso de envejecimiento, medido por el aumento de la proporción de personas mayores, las que tienen 65 ó más años. Según los datos estadísticos del Padrón Continuo (INE) a 1 de enero de 2019 hay 9.057.193 personas mayores, un 19,3% sobre el total de la población (47.026.208); siguen aumentando, pues, tanto en número como en proporción. La edad media de la población, que es otra forma de medir este proceso, se sitúa en 43,3 años; en 1970 era de 32,7.
Sigue creciendo en mayor medida la proporción de octogenarios; ya representan el 6,1% de toda la población, y seguirán ganando peso entre la población mayor en un proceso de envejecimiento de los ya viejos. Los centenarios empiezan a hacerse notar; existen 16.303 empadronados.
Según la proyección del INE (2018-2068), en 2068 podría haber más de 14 millones de personas mayores, 29,4% del total de una población que alcanzaría los 48.531.614 habitantes. Durante las décadas de los 30 y 40 de este siglo se registrarían los mayores incrementos, con la llegada a la vejez de las voluminosas cohortes nacidas durante el baby boom.
Sigue creciendo la proporción de octogenarios y los centenarios empiezan a hacerse notar; existen 16.303 empadronados
La población total experimentó muy brevemente un ligero descenso, tras el máximo registrado en el padrón del 1 de enero de 2012 (46,8 millones de habitantes), a causa de la salida de parte de los inmigrados de los años previos. Ese descenso se ha detenido en 2015 y en los años posteriores se observa de nuevo un ligero aumento poblacional. De acuerdo a las citadas proyecciones, en 2068 habría 1,5 millones de habitantes más que ahora (padrón a 1 de enero de 2019).
Envejecimiento territorial
Asturias, Castilla y León, Galicia, País Vasco, Cantabria y Aragón son las comunidades autónomas más envejecidas con proporciones de personas mayores que superan el 21%. Baleares, Murcia, y Canarias son las comunidades con proporciones más bajas, por debajo del 16%. Respecto al volumen, y en consecuencia lógica de su volumen de población total, Cataluña, Andalucía, y Madrid son las comunidades con más población de edad, y superan el millón de personas mayores cada una.
La esperanza de vida es uno de los indicadores que mejor reflejan las condiciones sanitarias, sociales y económicas de un país. En 2018, las mujeres en España tienen una esperanza de vida al nacer de 85,9 años y los hombres de 80,5 años (83,2 ambos sexos), según las últimas Tablas de mortalidad de INE, 2018.
La esperanza de vida se ha incrementado de forma espectacular durante todo el siglo XX y la tendencia general es una continuación de ese proceso. La clave inicial del aumento ha sido el descenso de la mortalidad infantil, reflejo del progreso histórico en las condiciones sanitarias, sociales, económicas, y de la mejora en los estilos de vida, pero desde los años ochenta del siglo XX se ha producido igualmente una notable mejora en la supervivencia en la vejez.
Este incremento también se observa en la esperanza de vida a los 65 años, que se encuentra, tanto en hombres (19,2) como en mujeres (23,1), entre las más altas de la Unión Europea y del mundo.
Morbilidad hospitalaria
Las personas mayores suponen el 45,9% de todas las altas hospitalarias (2018) y presentan estancias más largas que el resto de la población. Del total de altas de personas mayores, las enfermedades circulatorias (19,8%), respiratorias (17,2%), digestivas (12,1%) y neoplasias (10,9%) son las causas más frecuentes de asistencia hospitalaria. Le siguen en importancia las lesiones, las enfermedades genitourinarias y las del sistema osteomuscular.
Asturias, Castilla y León, Galicia, País Vasco, Cantabria y Aragón son las comunidades autónomas más envejecidas
Las tasas de morbilidad hospitalaria aumentan con la edad, que se asocia con peores estados de salud y cronicidad. También son más elevadas en hombres que en mujeres excepto en edades de 15-44 años, edades en que las tasas femeninas más elevadas están asociadas al embarazo y el parto.
Más de la mitad de todas las estancias causadas en hospitales son de población mayor: en 2018 ya fueron el 57,9%, porcentaje que sigue aumentando; de un total de 40.563.057 estancias hospitalarias (fecha de alta menos la de ingreso, no computándose estancias iguales a cero días), 23.474.841 correspondieron a personas mayores.
Mortalidad
El patrón de edad de la mortalidad de la población en su conjunto está determinado por las causas de muerte de los mayores, que suponen el 86,0% de todos los fallecidos en España (2018), una proporción que aumenta respecto al año anterior. A principio del siglo XX no llegaba al 30%, dada la importancia de la mortalidad infantil. En todos los grupos de edad las tasas de mortalidad masculina superan a las femeninas.
En general la tendencia es a un retraso de la mortalidad (se sigue ganando esperanza de vida, especialmente en edades avanzadas), y se muere cada vez más tarde acercándose al límite de la vida, por lo que se empieza producir una cierta homogeneización del proceso de muerte.
En 2018, la principal causa de muerte entre los mayores está relacionada con enfermedades del aparato circulatorio: provocó 109.984 fallecimientos. El cáncer (tumores) es la segunda causa (85.812 fallecidos), y en tercer lugar, a distancia, se encuentran las muertes por enfermedades respiratorias (50.469).
Destaca el aumento de las tasas de mortalidad por enfermedades mentales y nerviosas en los últimos lustros.
Las pensiones
En total hay en España 9,7 millones de pensiones del sistema de Seguridad Social (media de 2019). Según su clase, las pensiones de jubilación (6,0 millones) son las más frecuentes, seguidas por 2,4 millones de pensiones de viudedad. Según el régimen, la mayor parte de las pensiones del sistema de Seguridad Social corresponde al régimen general (7,0 millones). Prácticamente la totalidad de las personas mayores recibe alguna prestación económica del sistema público de pensiones (directamente o a través de la pensión del cónyuge).
En 2019 la pensión media del sistema es de 991 euros mensuales. Entre las de jubilación, las más altas corresponden a las del régimen especial de la minería del carbón, seguidas por las del régimen general. El importe medio de la pensión de jubilación (la clase más numerosa) ha superado el umbral de los mil euros (1.138 euros/mes en 2019).
País Vasco, Asturias, Madrid y Navarra tienen las pensiones de jubilación más altas; Extremadura, Galicia, Murcia y Andalucía, las más bajas
Se siguen manteniendo las disparidades regionales en pensiones medias de jubilación, consecuencia de diferentes trayectorias laborales. País Vasco, Asturias, Madrid y Navarra tienen las pensiones de jubilación más altas; Extremadura, Galicia (con pensiones por debajo de mil euros), Murcia y Andalucía, las más bajas.
Otra brecha notable aparece cuando se comparan cantidades medias de todas las pensiones por sexo. Las pensiones de las mujeres son más bajas que las de los hombres, debido a sus diferentes carreras laborales, ocupaciones, o por tener otro tipo de pensiones (viudedad, etc).
Ocupación y jubilación
La edad media de la población ocupada supera los 43 años, y sigue creciendo año tras año; las abultadas cohortes del baby boom (más los efectivos añadidos por la inmigración) están en edades de 41-60 años, por lo que aumenta la edad media. La crisis económica ha contribuido también a elevarla, porque ha dificultado la primera ocupación de los jóvenes.
La proporción de quienes continúan en actividad laboral tras cumplir los 65 años es muy baja, comparada con otros países europeos y de la OCDE, sólo el 6,5% (2019) en la población de 65-69 años.
Convivencia
Durante la vejez, y hasta las edades muy avanzadas, la edad aumenta la probabilidad de vivir en soledad. En España, se viene observando en los últimos años un incremento de los hogares unipersonales en personas de 65 y más años, aunque las proporciones son todavía menores que en otros países europeos. La proporción es mayor entre las mujeres que entre los hombres (2018: 31,0% frente a 17,8%) pero en éstos ha habido un aumento notable en los últimos años. La forma de convivencia mayoritaria entre los hombres de 65 y más años es la pareja sola (sin hijos ni otros convivientes), y en el futuro se espera que aumente, y tenga consecuencias en la redistribución de los cuidados dentro del hogar, con el hombre teniendo algo más de protagonismo como cuidador.

El estado conyugal influye en muchos órdenes de la vida de los mayores: tipo de hogar, salud, ingresos, etc. Hay un cambio del estado civil desde el año 1970 hasta 2018; disminuye el porcentaje de solteros y el de viudos a favor del de casados y, en menor medida, del de separados, lo que denota una disminución de las tasas de mortalidad, especialmente de hombres. El 60,2% de las personas mayores están casadas (75,8% de los hombres, 48,0% de las mujeres) y el 28,2% viudas (12,0% y 40,9% respectivamente) (2018).
Cuidados
Las mujeres de menos de 65 años, especialmente las de 45-64, contribuyen con más de la mitad de todo el volumen de cuidado (medido en horas) aportado por todos los cuidadores (48,4%). Y es una mujer mayor la que recibe la mayor parte del cuidado provisto por cualquier cuidador (47,1%).
Han pasado los años y ha tenido lugar el despliegue de políticas sociales de atención a la dependencia. Sin embargo, el patrón se mantiene, aunque aumenta algo el tiempo de cuidado prestado por los hombres, en especial el de los hombres mayores, y desciende el de las mujeres, si lo comparamos con el esquema o patrón de cuidado de 2008 (Encuesta sobre Discapacidad y Dependencia).
Esto puede explicarse por el proceso de envejecimiento (y envejecimiento de los ya viejos) y de evolución de los tipos de hogar, más que por modificación de mentalidades y de la cultura del cuidado.
El cuidado tiene efectos en el empleo, dado que la mayoría de las personas que cuidan están en edad laboral
Las parejas envejecen y los hombres de edad asumen el papel de cuidador que no desarrollaron siendo jóvenes; además, hay más hombres en esa tesitura que antes debido a una mayor supervivencia.
La persona que cuida de los hombres mayores que necesitan ayuda es fundamentalmente su cónyuge, seguida de su hija. En el caso de las mujeres mayores que necesitan ayuda se invierte el orden, son las hijas las que se hacen cargo de los cuidados más frecuentemente. Por tanto, la hija de edad intermedia suele ser el pilar del cuidado en España.
El cuidado tiene efectos en el empleo, dado que la mayoría de las personas que cuidan están en edad laboral. En la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) se preguntó a las personas empleadas o con experiencia laboral previa acerca de los efectos en su trabajo de cuidar a familiares con discapacidad (de cualquier edad). La mujer sufre en mayor medida consecuencias negativas, pues a veces tiene que interrumpirlo o reducir su tiempo de trabajo.
Residencias
En España hay 4,1 plazas de residencia por cada 100 personas mayores; en total, 372.985 plazas (2019), según nuestra propia base de datos de residencias de Envejecimiento en Red. Existe una gran dispersión en los valores de esta ratio: más alta en provincias con mayor proporción de personas mayores. Se desconoce el nivel de ocupación, pero puede situarse entre el 75-80%, utilizando datos de población que vive en alojamientos colectivos/residencias (Censo de población, 2011), y de la citada base de residencias, datos obtenidos por encuesta y vaciado de guías y registros autonómicos.
La brecha digital
A partir de los 55 años hay un descenso en los porcentajes de personas que utilizan internet. Se percibe una brecha digital entre los mayores y el resto de la población. Sin embargo, la brecha se reduce rápidamente en los últimos años, especialmente por a la llegada a estas edades de personas que ya utilizaban internet previamente, más que a una alfabetización digital de los ya mayores; en 2007 la brecha era de 78,6 puntos porcentuales entre el grupo de edad más conectado (16-24 años) y el de los mayores (65-74 años); en 2019, se ha reducido a 35,5 puntos.
Entre las personas de 65-74 años, los hombres emplean el ordenador y acceden a internet en mayor medida que las mujeres. En 2008, siete mayores de cada 100 utilizaban internet; en 2019, esta cifra alcanza los 64; este aumento ha sido mayor en las mujeres.