
La Economía desde mi Observatorio / Carlos Berzosa
Dani Rodrik, profesor de Economía Política Internacional en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Rodrik está considerado como uno de los economistas más influyentes del mundo. Es especialista en temas de globalización, economía internacional y desarrollo. En estas materias es uno de los principales expertos economistas a escala mundial, y por ello un relevante referente académico.
Como mi docencia, investigación, lecturas y publicaciones, coincide en gran parte con la temática que aborda Rodrik, soy un seguidor de sus publicaciones. De hecho, en los tres artículos que escribí en este semanario sobre “Las alternativas para el cambio del orden económico actual”, en el primero de ellos del 19 de febrero de 2020, enumeraba las innovaciones políticas necesarias que proponía en siete nuevas reglas para la economía global. Estaba, por tanto, junto a Stiglitz, Mazzucato y Piketty, entre los economistas que elegí que ofrecían propuestas alternativas al sistema neoliberal existente.

La lectura de las publicaciones de Rodrik me suele resultar muy gratificante. Sirven para aumentar el conocimiento de las cuestiones que aborda, a la vez que ayudan a reflexionar sobre todo cuando en determinados planteamientos no estoy de acuerdo con él
Los primeros libros que leí de él fueron: Has globalization gone too far? (1997) y The New Global Economy and Developing Countries: Making Openness Work (1999). Las dos publicaciones me resultaron muy ilustrativas y sugerentes, por lo que me extrañó que no fueran traducidas al castellano, sobre todo la primera que es altamente citada. Este hueco en la bibliografía en castellano contrasta con la situación actual en la que se traducen todos los libros que va publicando, y en algunos casos con mucha celeridad. Así tenemos Una economía, muchas recetas (Fondo de Cultura Económica, 2011), La paradoja de la globalización (Antoni Bosch editor, 2011), Las leyes de la economía (Deusto, 2016), Hablemos claro sobre el comercio mundial (Deusto, 2018).
La lectura de las publicaciones de Rodrik me suele resultar muy gratificante. Sirven para aumentar el conocimiento de las cuestiones que aborda, a la vez que ayudan a reflexionar sobre todo cuando en determinados planteamientos no estoy de acuerdo con él. Mi desacuerdo proviene del hecho de que, aunque se distancia de la economía convencional, es ortodoxo en la teoría económica en la que se basa.
Así lo mantiene en el libro Una economía, muchas recetas, cuyo título ya lo dice todo. Defiende el análisis neoclásico, pues considera que los fenómenos sociales pueden entenderse mejor si se ven como una acumulación de las conductas decididas de los individuos en sus papeles de consumidor, productor, inversionista, político, etc., que interactúan entre sí y que actúan bajo las restricciones que su entorno impone. De esto no se deduce que las políticas económicas que muchos economistas recomiendan de una forma simple sin tener en cuenta el contexto (como privatizar esto, liberalizar aquello) se deriven de los principios económicos neoclásicos. Al contrario, es una derogación más que una aplicación correcta.
Otro tanto se plantea en Las leyes de la economía cuando trata de salir al paso del cuestionamiento que se hizo a la economía al no ser capaz de prever la crisis de 2008. Se centra en los modelos –los marcos teóricos abstractos y matemáticos que emplean los economistas para intentar entender el mundo–. Los modelos son a la vez la fortaleza y el talón de Aquiles de la economía, y también los que la convierten en una ciencia. Más que un modelo específico, la economía engloba un conjunto de modelos. Esto es lo que la diferencia una vez más del pensamiento convencional. Mientras que, por lo general, se defiende el modelo relevante y aplicable en cualquier circunstancia, Rodrik plantea seleccionar los modelos que aplicar en función de las condiciones y de los entornos. De manera que defiende el núcleo de la disciplina –el papel que desempeñan los modelos en la creación del conocimiento– para denostar la forma que con frecuencia los economistas usan y abusan de sus modelos.
Desde el punto de vista teórico, ésta es mi discrepancia fundamental con Rodrik, pues creo que para analizar los procesos sociales no sirve la economía neoclásica, y tampoco los modelos sin más, y son más apropiadas para ello las teorías poskeynesianas y marxistas.
Catedrático Emérito de la Universidad Complutense y presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Ha sido Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense(1984-1998) y Rector de esta Universidad(2003-2011). A lo largo de su carrera docente ha impartido enseñanzas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Tiene numerosas publicaciones entre las que destacan los libros ‘Los desafíos de la economía mundial en el siglo XXI’ (Nivola,2002) y los escritos conjuntamente con José Luis Sampedro ‘Conciencia del subdesarrollo veinticinco años después’ (Taurus, 1996) y ‘La Inflación (al alcance de los ministros)’ (Debate, 2012).