
Belén Hoyo
Muchos recordarán aquel pocero reconvertido a constructor y empresario conocido como Paco ‘el Pocero’, que planeó en un páramo de Seseña la construcción de 13.500 viviendas en pleno auge del sector inmobiliario. De ese proyecto quedaron poco más que los cimientos: sólo llegaron a construirse alrededor de 5.000 viviendas (de las cuales 2.000 se quedaron los bancos) y a pesar de que hoy en día el barrio cuenta con dos colegios, escuelas infantiles, un campo de fútbol y un parque, la empresa constructora sigue en concurso de acreedores tres años después del fallecimiento de su propietario y con una deuda con Hacienda de casi 90 millones de euros. Digamos que, pese a las intenciones, los resultados no fueron para nada exitosos.

Pedro ‘el Promotor’ ignora que España ya tiene un excedente de viviendas vacías que supera los tres millones, que el problema no es tanto la oferta como la demanda y que lo que hace falta es garantizar el derecho a la vivienda mediante políticas públicas que rebajen las trabas impositivas, fomenten el alquiler social y frenen los desahucios
Aunque las comparaciones son odiosas, Pedro Sánchez está demostrando un comportamiento similar al del ‘Pocero’: una proyección totalmente alejada de la realidad. Y es que con las políticas del actual Gobierno en materia de vivienda hemos conocido la realidad de miles de familias vulnerables que no pueden hacer frente al pago de sus alquileres o hipotecas. Ante esta situación, el Gobierno anunció una serie de medidas que no son más que globos sonda, ayudas sin consignación presupuestaria o anuncios que terminan en nada.
Unas medidas que, obviamente, son insuficientes y tardías para resolver el problema estructural que sufre España en materia de vivienda: la falta de un parque público suficiente y asequible, la especulación del suelo y la vivienda, la burbuja del alquiler y la situación del mercado laboral que complica el acceso a una vivienda, especialmente para los jóvenes.
Paco ‘el Pocero’ fue un símbolo del pelotazo urbanístico, de la corrupción política y de la especulación desmedida que caracterizó a la burbuja inmobiliaria española. Su proyecto acabó siendo un fracaso económico y social, que dejó miles de pisos vacíos, cientos de afectados y un grave impacto ambiental.
Ahora, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parece querer emular a Paco ‘el Pocero’ con su plan de prometer la construcción de nuevas viviendas sin tener en cuenta las necesidades reales de la población, ni las consecuencias sociales que puede tener. Pedro ‘el Promotor’, como será reconocido por la historia, ignora que España ya tiene un excedente de viviendas vacías que supera los tres millones, que el problema no es tanto la oferta como la demanda y que lo que hace falta es garantizar el derecho a la vivienda mediante políticas públicas que rebajen las trabas impositivas, fomenten el alquiler social y frenen los desahucios.
No hay que ser muy avispado para comprobar que las políticas de vivienda del actual gobierno son insuficientes, ineficaces e injustas para garantizar el derecho a la vivienda de los ciudadanos. Frente a la emergencia habitacional que vive el país, el Gobierno se limita a aprobar medidas cosméticas que no resuelven el problema de fondo. Por el contrario, el Partido Popular propone un modelo de vivienda basado en la colaboración público-privada, el fomento del alquiler y la rehabilitación, y la protección de los más vulnerables. Una política de vivienda que garantice el acceso a una vivienda digna y adecuada para todos los españoles, sin distinción de edad, renta o lugar de residencia y que sea un motor de desarrollo económico y social, y no un obstáculo para el progreso y el bienestar de las personas.
Y la vivienda sólo es un ejemplo de política fracasada del actual Gobierno. Por eso cada día está más extendido el convencimiento de que mantener el gobierno de Pedro Sánchez para la próxima legislatura sería un grave error para España. El presidente socialista ha demostrado su incapacidad para gestionar la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia, primero, y por la guerra de Ucrania, posteriormente. Su gobierno de coalición con Unidas Podemos ha sido un desastre de ineficacia, improvisación y falta de transparencia y su dependencia de los partidos nacionalistas e independentistas ha debilitado la unidad y la cohesión territorial. Por ello, España necesita un cambio de rumbo urgente que sólo puede venir de la mano de una alternativa política que defienda la Constitución, la libertad y el bienestar de los ciudadanos. Una alternativa que solo representa Alberto Núñez Feijóo. Que no se nos quede España como la promoción de ‘El Pocero’.
Diputada del Partido Popular por Valencia desde la X legislatura y actual coordinadora de Comisiones del Grupo Popular en el Congreso. Es Licenciada en Derecho, Ciencias Políticas y de la Administración y Estudios en Humanidades. Actualmente es Portavoz de la Comisión de Asuntos Exteriores, Vocal de la Comisión de Interior, Vocal de la Comisión de Educación y Deporte, Adscrita de la Comisión de Energía, Turismo y Agenda Digital, Adscrita de la Comisión Mixta Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades. También es miembro Suplente de la Delegación española en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Vicesecretaria de Organización Nacional de Nuevas Generaciones del Partido Popular y Coordinadora General del Partido Popular de la Provincia de Valencia.