Los próximos meses definirán el futuro de la izquierda en el ciclo electoral de 2023. El 8 de julio, coincidiendo con la semana del Orgullo LGTBI, arrancará el largamente demorado “proceso de escucha” de Yolanda Díaz que, si no hay sorpresas, desembocará en su candidatura para las elecciones generales. El proyecto ya cuenta con una organización que le dará cobertura, Sumar, y un núcleo duro con fuertes influencias de los comuns de Ada Colau y del errejonismo. Un laborismo verde, muy cercano también a IU y CCOO, con el que la vicepresidenta aspira a invertir la tendencia a la baja de Unidas Podemos.
Con cánticos de “¡presidenta, presidenta, presidenta!” se recibió a Yolanda Díaz en el acto electoral que la vicepresidenta protagonizaba en Córdoba el pasado fin de semana, junto a la candidata de Por Andalucía, Inmaculada Nieto. “Poco a poco, ya llegaremos”, respondía Díaz. Y es que ese acto en Córdoba ha tenido importancia simbólica por dos razones. La primera es que ha servido para escenificar el armisticio entre Podemos y la ministra de Trabajo, con el abrazo entre ésta y la secretaria general de los morados, Ione Belarra -la última vez que compartieron un acto fue el pasado mes de octubre-. La segunda razón es la afirmación de Díaz de que “estoy dispuesta a dar un paso para ganar España”. Y aunque su equipo desvincula esta afirmación de su candidatura a las generales, subrayando que sólo se refería a su “proceso de escucha”, a las personas que estuvieron allí les sonó a un ‘aquí estoy yo’ de una persona que públicamente ha esquivado siempre cualquier compromiso sobre su liderazgo electoral.
Desde el equipo de la vicepresidenta explican que los “partidos estarán” en el acto del próximo 8 de julio
La idea original era arrancar ese ‘proceso de escucha’ el pasado otoño, pero diferentes cuestiones lo han ido posponiendo -las negociaciones de la reforma laboral, el estallido de la guerra en Ucrania, las elecciones en Castilla y León y Andalucía, la cumbre de la OTAN…-, hasta que por fin el calendario ha quedado despejado. No podía demorarse más si el objetivo es tenerlo resuelto a finales de año. El ocho de julio, en Madrid, coincidiendo con la semana del Orgullo LGTBI, Yolanda Díaz dará el pistoletazo de salida. En diciembre, en función de cómo evolucionen los acontecimientos hasta entonces, confirmará si se presenta o no. En ese momento llegará la hora de cerrar los acuerdos con los partidos, que tras lo visto en Andalucía promete más curvas de las previstas.
Desde el equipo de la vicepresidenta explican que los “partidos estarán” en el acto del próximo 8 de julio, un acto al aire libre que también contará con la participación de la sociedad civil. Eso sí, sobre la relación con los partidos y concretamente con Podemos, estás fuentes explican que la situación se está “normalizando”. Prueba de ello son los actos que Díaz ha protagonizado con Belarra y el resto de la cúpula de la formación morada, junto con las palabras que Pablo Iglesias pronunció el pasado fin de semana, durante un acto de presentación de su último libro. En ese acto, en Cádiz, el ex vicepresidente del Gobierno envió “todo mi apoyo y todo mi cariño a los compañeros que están en el mitin central de Por Andalucía en Málaga, a Yolanda Díaz, también a Íñigo Errejón, a los compañeros que están allí”. Nada que ver con las críticas, veladas o no, que Iglesias le ha venido dedicando a su sucesora en los últimos meses.
Podemos sale del búnker
A este buen clima han contribuido varios factores. El fundamental: todas las organizaciones han tomado conciencia de que había que rebajar el ruido, de que no se podía llegar a la campaña con ese clima de tensión. También ha contribuido que Díaz ha realizado varios gestos de puertas para adentro y que el candidato de Podemos Andalucía, el diputado y guardia civil Juan Antonio Delgado, enseguida se puso a disposición de Inmaculada Nieto y de las necesidades de campaña. Podemos Andalucía se juega mucho, porque encabezan la mitad de las circunscripciones y son los primeros interesados en que el resultado sea el mejor posible.
Díaz ha dado pistas sobre el formato de los actos: con presencia de la sociedad civil y con expertos de la materia a debatir
En una entrevista concedida a La Sexta hace pocos días, Díaz recurría a Julio Anguita como argumento de autoridad para dejar constancia de su opinión sobre lo que hoy es Unidas Podemos. Citaba Díaz: “estamos en política para cambiar la vida de la gente, los partidos son herramientas. No te distraigas en los partidos, avanza”. Esta idea fue una de las esgrimidas por Iglesias allá por 2014 y 2015 para criticar las resistencias de IU y la necesidad de construir una organización nueva. Por eso, según se afirma desde el que equipo de la vicepresidenta, “no se explica la bunkerización de Podemos en los últimos meses”. La vicepresidenta ha subrayado que los partidos “son imprescindibles” y las de formaciones como IU o Podemos “son militancias de oro”.
Díaz ya ha dado algunas pistas sobre cómo será el formato de los actos: con presencia de la sociedad civil y con intervenciones de los expertos de la materia que se vaya debatir. Serán foros en los que ella hablará poco, escuchará y tomará notas de lo que allí se diga. Citas similares a la que ya tuvo lugar en marzo en la Biblioteca Nacional, en la que se congregaron medio centenar de economistas. Una nómina de expertos en la que figuraba, por ejemplo, Natalia Fabra, una especialista en energía, bien relacionada con el PSOE y que, según algunas fuentes, ha colaborado con el Gobierno en el diseño de las políticas del sector. Más recientemente, el pasado 20 de mayo, Díaz reunía a otro medio centenar de expertos en energía para analizar los retos de la transición ecológica. En esa cita estuvieron, entre otros, Eva Saldaña, directora de Greenpeace España, o Joan Herrera, exdiputado de ICV y ahora director de Energía y Medioambiente del Ayuntamiento de El Prat.

El soporte jurídico de los actos que la vicepresidenta tiene pensado realizar -para poder solicitar permisos o alquilar espacios, por ejemplo- se llama Sumar, una asociación que se registró en Interior hace algunas semanas y que, según sus estatutos, tiene entre sus fines “promover el compromiso democrático y la participación de la ciudadanía en la vida pública”. Además, Sumar se propone “favorecer el estudio, la investigación, la reflexión y el debate sobre los principales problemas sociales, económicos y políticos”. Para ello, la asociación organizará “encuentros, reuniones, coloquios, congresos y cualquier otro tipo de actos públicos”. Según sus estatutos, se financiará fundamentalmente con las cuotas que sus socios tendrán que abonar.
La junta directiva de Sumar, como adelantaba El Periódico de España, está integrada por personas muy próximas a Díaz. Como presidenta figura Marta Lois, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago de Compostela y edil de Compostela Aberta durante la legislatura en la que Martiño Noriega fue alcalde de la ciudad, uno de los principales representantes de los “ayuntamientos del cambio” que surgieron en 2015. Junto a ella, aparece Elena Cardezo, también gallega y abogada de formación, lleva trabajando con Díaz desde que la ahora vicepresidenta fue elegida diputada; y Luis Jiménez Isac, ex de Podemos, trabajó en la secretaría de Discurso que lideraba Iñigo Errejón y formó parte de su equipo en el Congreso durante su etapa como portavoz de la formación morada. Salió de Podemos consumada la derrota del errejonismo en Vistalegre II, en 2017.
La herencia del errejonismo
Jiménez no es el único miembro de la diáspora errejonista que Díaz ha incorporado a su equipo. Un puesto fundamental lo ocupa Rodrigo Amírola, responsable del área de Discurso en el equipo de la vicepresidenta. Amírola formó parte de la lista que lideró Errejón en Vistalegre II y tras su salida de Podemos trabajó para Catalunya en Comú. Era miembro del equipo de asesores de los comuns en el Parlament de Cataluña hasta que la vicepresidenta lo fichó. Con este sello en las declaraciones públicas de la ministra de Trabajo, no es de extrañar que el propio Errejón se haya alineado con ella y haya ido abandonando los recelos que mostraba hace algunos meses.
Por ejemplo, hace algunos meses Díaz se vistió de errejonista para afirmar en ‘La Cafetera’ algo en lo que siempre insistió el ahora líder de Más País, en que no quiere quedarse encasillada en el espacio a la izquierda del PSOE, “algo muy pequeño y marginal”, y que lo que busca es construir un espacio político que va “mucho más allá de los partidos”. El fundador e ideólogo del primer Podemos definía esas declaraciones como “una grata sorpresa”. “Me gustan”, explicaba Errejón, “son muy sensatas y van en una línea que es evidente: España no se cambia con la izquierda, se cambia con el pueblo; y para cambiar nuestro país y hacerlo más justo, no basta con la izquierda, sino una mayoría popular amplia de gente que se pone etiquetas y de gente que no se las pone”.
El linaje del PSUC
Junto al errejonismo, la otra gran influencia en el proyecto de Díaz son los comuns de Ada Colau. No sólo porque la alcaldesa de Barcelona se ha convertido en el principal apoyo político de la vicepresidenta, sino porque el jefe de gabinete es un histórico de ICV, Josep Vendrell, que antes de la llamada de Díaz ejercía como coordinador del grupo de los comunes en el Parlament catalán.
La vicepresidenta ha acogido en su equipo a algunos miembros de la diáspora errejonista que se produjo tras Vistalegre II
Díaz y Vendrell forjaron una muy buena relación en los años en los que coincidieron como diputados de Unidas Podemos. Vendrell fue el número tres de la lista que encabezaba Xavier Domènech y que ganó las elecciones en Cataluña en diciembre de 2015. En 2016 repitió y mantuvo su escaño hasta 2019. Vendrell, a sus 52 años, tiene un amplio currículum en la tramoya de la política. Por ejemplo, en su día ejerció como jefe de gabinete para Joan Saura en la época del tripartito.
A día de hoy, Vendrell es el principal arquitecto de los equilibrios entre las diferentes fuerzas políticas que apoyan a Díaz. Su intervención fue crucial para cerrar el acuerdo electoral en Andalucía, junto a otro histórico de la izquierda catalana, Ramón Luque, que desde hace tiempo colabora con el equipo de la vicepresidenta aportando su experiencia. Ex concejal de su ciudad, L´Hospitalet, ha estado en la cocina de todos los proyectos de la izquierda catalana y española desde los años 80, cuando formaba parte de la dirección del PSUC. Participó en la fundación de ICV, fue responsable electoral de IU entre 2009 y 2016, defendió la entente con Podemos a partir de 2015 y, después, fue asesor en la vicepresidencia del Gobierno, durante la etapa de Pablo Iglesias.
Luque trabajó con Díaz e Iglesias en la campaña electoral gallega de 2012, en la que la vicepresidenta lideraba la candidatura Alternativa Galega de Esquerdas -junto a Xosé Manuel Beiras- y el exsecretario general de Podemos ejercía como asesor. AGE dio la campanada en esos comicios con una campaña humilde, muy cercana, y un discurso que rompía con los esquemas de lo que había sido la izquierda gallega. Fue en esa experiencia en la que Iglesias y Errejón cimentaron el primer Podemos. Y Díaz siempre la tiene como referencia. “El cambio político empezó en Galicia”, afirmaba hace unos días la vicepresidenta en referencia a esa campaña.