Una de las grandes incógnitas en la construcción del frente amplio que prepara Yolanda Díaz es el papel que asumirá –o no- Iñigo Errejón. De ahí la relevancia de que la vicepresidenta haya asumido buena parte del discurso transversal que siempre defendió Errejón, que si antes insistía en que Más País tiene su propio camino, ahora ya no cierra la puerta a entenderse con Díaz. Pero mientras Díaz tiende puentes con el líder de Más País, sus intentos por marcar perfil propio están tensionando su relación con la parte socialista del Gobierno. Díaz no es Iglesias y acude rápido a apagar los incendios comunicativos, pero en Moncloa toman nota de las críticas contra el Gobierno -y, por tanto, contra el presidente-, que ha dejado caer.
“Es una línea acertada en la que siempre me he reconocido y defendido”. Así se expresaba hace unos días Iñigo Errejón en una entrevista concedida a RNE, sobre las declaraciones de Yolanda Díaz en La Cafetera en las que la vicepresidenta asegura que no quiere quedarse encasillada en el espacio a la izquierda del PSOE, “algo muy pequeño y marginal”, y que lo que busca es construir un espacio político que va “mucho más allá de los partidos”. Errejón ha confesado que le suenan “bien” estas declaraciones de Díaz. “Me gustan, son muy sensatas y van en una línea que es evidente: España no se cambia con la izquierda, se cambia con el pueblo; y para cambiar nuestro país y hacerlo más justo, no basta con la izquierda, sino una mayoría popular amplia de gente que se pone etiquetas y de gente que no se las pone”, ha defendido el fundador de Podemos y ahora líder de Más País, que ha subrayado que ha recibido las palabras de Díaz como “una grata sorpresa”.
El discurso de Díaz lleva el sello de Rodrigo Amírola, su responsable de Estrategia, que formó parte de la lista que lideró Errejón en Vistalegre II
“Para cambiar España no basta sólo con los convencidos y con la izquierda, sino con el pueblo, y este discurso tiene mucho más alcance transformador”, ha abundado Errejón, quien sostiene que “a veces hay que mirar un poquito fuera de los partidos para acercarse a la gente” y salir “al reencuentro de los que faltan”. Estos argumentos ya los había venido expresando Díaz, con uno u otro matiz. Pero no lo había hecho subrayando los términos del propio Errejón o los de Pablo Iglesias en el primer Podemos, durante 2014 y 2015. El discurso lleva el sello de Rodrigo Amírola, el responsable de estas tareas en el equipo de la vicepresidenta desde la primavera. Amírola formó parte de la lista que lideró Errejón en Vistalegre II y la diáspora del errejonismo le llevó a trabajar para Catalunya en Comú. Formaba parte del equipo de asesores de los comunes en el Parlament hasta que la vicepresidenta lo fichó.
No hay que olvidar que, no hace tanto, a la vuelta del verano, cuando a Errejón le preguntaban por Díaz y su frente amplio insistía en que Más País/Más Madrid es un proyecto político autónomo, que tiene “su propio camino”. Hace algunas semanas ya no se cerraba al entendimiento, afirmando en TVE que “cuando llegue el momento de elecciones, hablaremos de elecciones”. Sus últimas palabras parecen abrir de par en par la puerta a una alianza.
El margen de acción de Errejón se estrecha

¿Qué le ha hecho moverse a Errejón? El primer motivo es que Mónica García y su equipo más próximo han decidido acercarse a Díaz. La portavoz de Más Madrid en la Asamblea de la comunidad confirmó su presencia en el acto ‘Otras Políticas’, junto a Ada Colau y Mònica Oltra, a pesar de las reticencias del propio Errejón. El resultado de las elecciones madrileñas de mayo ha reforzado su posición y su autonomía, respecto a un Errejón que está en el Congreso y que, por tanto, no está en el día a día de la Asamblea ni en el Ayuntamiento, donde Rita Maestre también ejerce un liderazgo cada vez más marcado.
La segunda razón para que Errejón matice su posición es que los sondeos no son nada halagüeños para Más País. En la meta volante de las elecciones andaluzas, que a más tardar serán a finales de 2022 -aunque es muy probable que se adelanten a la primavera-, los sondeos no le dan expectativa de conseguir representación. Más País concurre en coalición con Andalucía por Sí -un rescoldo socialdemócrata del Partido Andalucista-, con el nombre de Andaluces Levantaos y con una ex de Podemos como candidata, Esperanza Gómez. Andaluces Levantaos le ha abierto la puerta a Unidas Podemos para concurrir de la mano. Unidas Podemos ha hecho lo propio, en un llamamiento en el que también está incluida Teresa Rodríguez y Adelante Andalucía -a la que lo sondeos adjudican como mucho un escaño, el de la propia Rodríguez-. Sin embargo, las heridas de las rupturas están muy recientes y nadie ha acercado posiciones de forma decidida.
Moncloa toma nota de las críticas
Al mismo tiempo que Díaz lanzaba este guiño a Errejón en La Cafetera, la vicepresidenta también provocaba malestar en Moncloa cuando aseguraba que fue acusada de “alarmista” desde el Gobierno, cuando presentó, el 4 de marzo de 2020, diez días antes de que se declarara el estado de alarma, una guía con medidas para controlar el coronavirus en los centros de trabajo. La vicepresidenta fue desautorizada y criticada por invadir las competencias del Ministerio de Sanidad, que por entonces lideraba Salvador Illa.
El malestar es máximo en Moncloa porque la polvareda provocada por Díaz ha tenido lugar la misma semana en la que se han conocido unos datos del paro muy buenos
Por entonces, había un debate en el seno del Gobierno entre los partidarios de comenzar a adoptar restricciones e, incluso, declarar el estado de alarma -con Pablo Iglesias y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, a la cabeza- y quienes apostaba por ser cautos, subrayando el impacto económico que tendrían los confinamientos en la economía -liderados por Nadia Calviño-. Los segundos se impusieron hasta que la situación se descontroló, comunidades como Madrid y Euskadi suspendían las clases y los países de nuestro entorno optaban por los confinamientos. Sólo entonces Pedro Sánchez decidió declarar el estado de alarma. Ese fue el primer gran conflicto de Díaz y Calviño. Una larga historia de desencuentros que se prolonga hasta la negociación actual de la reforma laboral.
Díaz no es Iglesias y la vicepresidenta acude rápido a apagar los incendios mediáticos que se puedan provocar. Ante la polémica generada desde el PP y algunos medios por sus palabras –Pablo Casado se ha subido al carro y ha reclamado que investigue si Díaz pudo disponer de una información previa que ocultó-, la vicepresidenta defendía la labor del Ejecutivo y subrayaba que “hemos sido ejemplares en la gestión de la pandemia y en la estrategia de vacunación”. Díaz y la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que la acompañó en rueda de prensa recordaron que la OMS “ha puesto a España de ejemplo en la gestión de la pandemia” y acusaba al PP de generar una “polémica artificial”. El malestar es máximo en Moncloa porque la polvareda ha tenido lugar la misma semana en la que se han conocido unos datos del paro muy buenos y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha confirmado que España será el primer país en recibir la transferencia de los fondos europeos.
A la espera del CIS
Entre los votantes del PSOE son ya un 18,6% los que la prefieren como presidenta, frente al 16% de octubre y el 10% de septiembre
Desde Moncloa, ha filtrado estos días a la prensa que Díaz empieza a desinflarse en las encuestas que manejan. Es un riesgo cierto que a Díaz la legislatura se le puede hacer larga si se complica la construcción de su candidatura y el aumento de su exposición pública comienza a desgastarla. Pero a la espera del CIS de diciembre, que se conocerá la semana que viene, lo cierto es que la responsable de Trabajo sigue al alza en los sondeos. En la oleada de noviembre, en relación a las de este verano- Yolanda Díaz ha ido ampliando su distancia como líder política mejor valorada, con un 4,7 sobre 10, cuatro décimas por delante del presidente y 1,3 puntos por delante de Pablo Casado. Entre los votantes del PSOE son ya un 18,6% los que la prefieren como presidenta, frente al 16% de octubre y el 10% de septiembre -la preferencia por Iglesias no pasó nunca del 1,6%-. Una corriente al alza que no se restringe sólo a los apoyos del PSOE, también se está registrando en todos los partidos de izquierda, de ERC a Más País. De hecho, entre los votantes de Más País, son ya más los que optan por ella como presidenta que por Errejón, su líder.
La principal novedad en la oleada de noviembre es que la creciente simpatía hacia Díaz empieza a traducirse en un aumento apreciable de la intención de voto para Unidas Podemos. Según el CIS, el PSOE lograría el 27,6 % de los votos, el segundo peor dato en lo que va de legislatura. En pleno pulso entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso el PP cae aún más y se queda en el 20,9%. Vox se mantiene como tercera fuerza, con el 14,3%, y Unidas Podemos crece dos puntos, hasta el 13,6%. Además, la fidelidad de voto a UP se situaría ahora en el 67,6%, ocho puntos más que en octubre. Y un 6,9% de los votantes del PSOE de 2019 se decantarían ahora por la papeleta morada. La invasión del terreno electoral socialista por parte de Díaz es evidente. Y la competencia por esos votantes irá a más.
Una diferencia entre Díaz y Errejón, es que Errejón cuenta con todos los de abajo, incluidos los que están a la izquierda del PSOE, y da por hecho que esos ya están, y por lo tanto de dirige a los que faltan.
En cambio Yolanda Díaz, no cuenta con los que están a la izquierda del PSOE, sino que los regala. En concreto se los regala al PSOE:
“Yo no quiero estar a la izquierda del Partido Socialista. Le regalo al partido Socialista esa esquinita. Eso es algo como muy pequeño, muy marginal.» (Yolanda Díaz el 2 de diciembre de 2021)
Es evidente que Díaz, no está a la izquierda del PSOE, porque lo dice, y además si no lo dijese, solamente estaría a la izquierda del PSOE si se regalase a si misma al PSOE.
Saludos.
Se puede oír a Yolanda Díaz, decir lo que he transcrito en el comentario del que cuelga este, aquí, a partir de 49m 5s:
https://www.spreaker.com/user/radiocable/2-12-2021-noticias-yolanda-diaz-en-la-ca?utm_campaign=episode-title&utm_medium=app&utm_source=widget
(Yolanda Díaz el 2 de diciembre de 2021, entrevistada por el periodista Fernando Berlín, en el programa La Cafetera, de Radiocable)
¿Que entenderá Yolanda Díaz por transversalidad?
Salvo a Errejón, no he visto, en las personas que usan, a iniciativa propia, la palabra transversalidad, que la definan. Sí que he visto a Iglesias definirla trileramente, y varias veces de forma diferente, para intentar descabalgar a Errejón.
Errejón el 26 de noviembre de 2021 (hace catorce días), en una charla con Amador Fernández Savater, que tuvo lugar, en calle Ercilla 46, Madrid (charla titulada ”Lecturas cruzadas de sus últimos libros «Con todo» y «La fuerza de los débiles»”) dijo esto:
«Ahí hay una falta de comunicación entre las dos visiones [la tuya y la mía] o las dos tradiciones
Yo no creo que la articulación sea una cosa, que unos expertos en comunicación, separados, hacen.
De hecho tú [Amador] ponías el ejemplo de Manuela [Carmena] y [te digo que] la comunicación de Manuela funciona porque no es comunicación.
Porque la representación es un diálogo entre el representante y el representado.
No es solo suplantación.
La representación y la articulación, necesita siempre incorporar razones de los de abajo, que son cambiantes, y cuando las dejas de incorporar, te descartan.
Y por tanto la articulación es exitosa, por sus efectos. ¿Fue exitosa la traducción, del primer Podemos, del 15M?:
– Bueno, pues por sus efectos, diría que sí.
Hasta que lo deja de ser. Claro.
Hasta que deja de representar eso.
Yo tengo la teoría que está muy fácilmente explicada de por qué [Podemos dejó de representar].
Pero para mi la articulación y la transversalidad… la articulación no es la sustitución de los bandos [porque tú Amador] dices:
– Es poner lo común por encima de los bandos.
No.
Es dibujar una frontera diferente entre nosotros y ellos.
Que no es izquierda/derecha porque la frontera izquierda/derecha es la frontera del orden [el establishment que hay hoy] y del régimen del setenta y ocho. ¿No?
Que [la articulación y la transversalidad] es una frontera entre el pueblo, y los de arriba.
¿Y cuáles son las categorías de ese pueblo?
Pues para tí [Amador] ese pueblo es:
– La vida cotidiana y el territorio. ¿No?
Cuáles son para mi, las mías:
– Pues depende de que frontera fijes.
Depende de cuál sea la frontera que divida al pueblo con los de arriba. ¿No?
No somos mercancía en manos de políticos y banqueros, establece claramente… ¿Quiénes somos nosotros?:
– Pues los que no somos mercancía en manos de políticos y banqueros.
[La articulación y la transversalidad] es una [consecuencia] de una construcción narrativa, pero por construcción narrativa, yo no entiendo[que sea] una obra literaria de los expertos.
Sino una construcción narrativa como polifónica.
A ningún experto se le ocurrió: no somos mercancía en manos de políticos o banqueros. O: no somos ni de izquierdas ni de derechas, somos los de abajo contra os de arriba.
Cuando yo digo discurso, no digo artefacto comunicativo de un comité de campaña. Digo:
– Un sentido construido en la época, por muchas voces.
Que en un momento dado, consiguen postular, una nueva descripción de la realidad, que es creíble para la mayoría.»
Un saludo.
Lo que he transcrito en el comentario del que cuelga este, está aquí, en su fuente original:
https://youtu.be/I_Fh68oonaY?t=4330
Sánchez es un hueso difícil de roer, lo ha demostrado tiempo atrás y lo sigue demostrando en el presente; no creo que Diaz sea adversaria para Sánchez, y Errejón tampoco, pero si ella no se siente agusto donde está lo tiene fácil, criticar al presidente a sus espaldas es como minar el terreno por donde pasa. Si bien, entiendo que Sánchez la utilizará mientras le convenga, que no tiene un pelo de tonto y sabe manejarse bien ante la adversidad.
«No somos ni de izquierdas ni de derechas; somo los de abajo contra los de arriba». Esta frase me parece genial. Yo mismo me veo así, por eso digo, con cierta sorna, porque me conozco, que soy apolítico. A veces hasta soy un pelín cínico cuando digo que, voto a quien me conviene. ¿Pero no hacen todos lo mismo? No soy masoquista, nunca votaría a un partido que me roba cuando gobierna y encima se ríe en mi cara; el que sea que se entienda.