Tema de Portada de El Nuevo Lunes / Ana Sánchez Arjona
Dos ritmos de trabajo distintos en los primeros compases de la legislatura entre una ministra dada a ponerse rápidamente manos a la obra y un ministro en fase de análisis de las políticas asumidas por su cartera. Y la explicación puede estar en que Yolanda Díaz juega con ventaja. Ella sabía de antemano que se haría cargo de Trabajo mientras la oferta de Sánchez a José Luis Escrivá de asumir Seguridad Social le llegaba por sorpresa. Ahora, él prepara su estreno en el Congreso mientras ella tiene todo listo para asestarle el primer bandazo a la reforma laboral.
Ha pasado algo más de un mes desde que los ministros del Gobierno de coalición juraran su cargo. Un Ejecutivo con 22 miembros -con el presidente 23- el primero de Coalición de la democracia española que no escatimaba en carteras y que desdobla aquellas que Pedro Sánchez considera estratégicas para la legislatura.
Así que, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social quedó dividido en dos. Un Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, capitaneado por José Luis Escrivá, otro de Trabajo y Economía Social, encabezado por Yolanda Díaz. Una abogada laboralista, militante de Esquerda Unida, para derogar la reforma laboral del PP, al menos en parte, y un economista para manejar las cuentas de la Seguridad Social. Dos perfiles diferentes y compensados que tendrán que trabajar juntos y de hecho ya lo están haciendo aunque, a dos velocidades.
Este ritmo distinto ha quedado patente ya en las primeras semanas de trabajo del nuevo Gobierno, entre una ministra muy dada a la resolución lo más rápida posible y un ministro en fase de análisis de las políticas asumidas por su cartera.
En su prácticamente incansable actividad en estos primeros compases, Díaz ha reunido a sindicatos y patronal para cerrar con ellos una subida del salario mínimo, se ha visto también con las organizaciones de autónomos y tiene lista la derogación del primero de los “aspectos más lesivos” de la reforma laboral de 2012, para eliminar las ausencias intermitentes, por ejemplo debidas a bajas médicas, como causas objetivos de despido. Un asunto que abordará el Consejo de Ministros de esta semana.
Sin embargo, hay otros asuntos que se van a tratar a medio y largo plazo y que se abordarán en la mesa de diálogo social que ya se reunía a finales de enero por primera vez.
Todo esto unido a sus apariciones en entrevistas de televisión y radio, con ruedas de prensa y con la intención declarada de que su Ministerio va a hacer las cosas con agilidad, sin perder el tiempo. Aseguran las fuentes consultadas que “Díaz conduce su ministerio a una velocidad superior al ritmo al que estamos acostumbrados”.
De momento, sin roces
Yolanda y Escrivá tenían todas las papeletas para chocar a la hora de tomar sus decisiones aunque de momento no ha sido así. Bien es cierto queda toda la legislatura por delante y, de hecho, este fue uno de los primeros análisis que se hicieron cuando Pedro Sánchez conformó su Gobierno. La ministra de Trabajo es una de las aportaciones de Unidas Podemos a la coalición, una abogada laboralista e hija del exsecretario general de CCOO en Galicia Suso Díaz. Escrivá, economista, fue una de las grandes sorpresas que guardaba Sánchez para su Ejecutivo, llegado directamente desde la presidencia de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el organismo creado a instancias de Bruselas para mantener bajo control las finanzas públicas.
Díaz le ha pedido a Escrivá que fije una posición respecto a la tarifa plana de los trabajadores autónomos y sobre su régimen especial de Seguridad Social
Ese ritmo diferente que han imprimido en los primeros compases de sus respectivos ministerios puede deberse también a la seguridad que tenía Díaz de que asumiría Trabajo y a la sorpresa que pudo suponer para Escrivá que Sánchez le ofreciera hacerse cargo de la Seguridad Social. A pesar de que como presidente de la Airef, el sistema de pensiones haya sido uno de los temas que más ha trabajado.
Se comunican más de lo que lo hacen generalmente otros miembros del Gobierno, dado a que tienen competencias vinculadas.
Una de las cosas que ya le ha pedido Díaz a Escrivá es que fije una posición respecto a la tarifa plana de los trabajadores independientes o sobre su régimen especial de Seguridad Social. La titular de Trabajo quiere hacer cambios al respecto aunque es consciente de que no puede invadir las competencias de Escrivá.
Un sistema viable
Mientras, en el Ministerio de Seguridad los ritmos son otros y Escrivá se está tomando su tiempo para “evaluar” y “analizar” la ingente cantidad de datos sobre las políticas que son de su competencia para decidir qué ha funcionado, qué no, qué se puede cambiar y qué no es conveniente tocar.
No en vano, uno de sus retos principales es hacer el ‘milagro’ de que el sistema de Seguridad Social sea viable. Durante su breve intervención en el traspaso de carteras, Escrivá dijo que su intención es cerrar de manera “efectiva y rápida” el déficit de la Seguridad Social. Entre los retos también mencionó la solvencia del sistema de pensiones. “Perseguiremos tener una visión de todo el conjunto del sistema de pensiones, porque nuestro objetivo es reforzar la solvencia y suficiencia del mercado de pensiones y dar certidumbre a los pensionistas a corto, medio y largo plazo”.
Las Comisiones del Congreso de los Diputados ya están en marcha después de aprobarse el nuevo reglamento tras los cambios ministeriales. Así que el estreno de José Luis Escrivá será previsiblemente a finales de febrero cuando comparezca en la Comisión del Congreso «para presentar las líneas estratégicas de su Ministerio».
Todo listo para derogar el despido procedente por bajas médicas
El Gobierno tiene preparada ya la derogación del artículo 52.d del Estatuto de los Trabajadores ya está lista y ha pasado por todos los trámites preceptivos. Se trata de la norma que a día de hoy permite a las empresas despedir a un trabajador por faltas de asistencia intermitentes, aunque sean justificadas por baja médica, y ha estado en el punto de mira desde que el Tribunal Constitucional respaldara el despido de una teleoperadora que faltó al trabajo en varias ocasiones por los fuertes dolores que le causaba una hernia discal.
La ministra Yolanda Díaz se implicó en este asunto desde el momento en que puso un pie en el Ministerio de Trabajo, pero su tramitación ha sido más lenta de lo que se esperaba inicialmente por una sencilla razón: la medida requiere un real decreto ley que exige una justificación de extraordinaria y urgente necesidad. Por eso, los servicios jurídicos del Ministerio se han esforzado estos días por amarrar legalmente los motivos que respalden este cambio normativo para evitar que pueda ser recurrido y tumbado en última instancia por el TC.
La justificación del despido pese a tener baja médica que motive el absentismo del trabajador quedará eliminada como causa objetiva
Una vez superados estos trámites, el Consejo de Ministros dará luz verde al real decreto que entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). ¿Qué es lo que va a cambiar exactamente? Según las fuentes consultadas, «con la derogación, la justificación del despido pese a tener baja médica que motive el absentismo del trabajador quedará eliminada como causa objetiva». Por tanto, «si se produce un despido sería improcedente y, en consecuencia, indemnizable con 33 días por año trabajado»,.
En estos momentos un empresario puede despedir a un trabajador con un despido objetivo e indemnizarle con 20 días por año siempre que acumule «faltas de asistencia, aun justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de asistencia en los doce meses anteriores alcance el 5% de las jornadas hábiles o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses», según consta en el artículo 52.d del ET.
Aunque el despido por absentismo ha sido identificado por PSOE y Unidas Podemos como uno de los aspectos más dañinos de la legislación actual, lo cierto es que este tipo de despido no lo introdujo la reforma laboral del PP, sino que existe en la normativa desde el año 1977, está contemplado en el Estatuto de los Trabajadores desde su primitiva versión de 1980 y su utilización por parte de los empresarios ha sido marginal.