J.Q.
El último domingo de mayo pasará a la historia del PSOE como una de las citas electorales más negras de su historia. Las grandes decepciones socialistas se produjeron en la Comunidad Valenciana y en Aragón. En la primera el candidato socialista, Ximo Puig, mejoró sus resultados de las últimas elecciones. No obstante, el retroceso en la autonomía de Compromís y Podemos imposibilita un nuevo gobierno de izquierdas.
En cuanto a Aragón, Javier Lambán perdió un escaño respecto a la última cita con las urnas. No serán suficientes tampoco para lograr la mayoría que en 2019 consiguió gracias a los apoyos de la Chunta Aragonesista y del Partido Aragonés.
El PSOE también pierde sus gobiernos en La Rioja y en Extremadura. En Canarias también podrían perder el mandato en caso de que finalmente Coalición Canaria y el PP lleguen a un acuerdo. El descalabro se extiende también a la otra autonomía isleña, las Baleares, donde Francina Armengol pierde el gobierno en favor de los populares.
La nota positiva la puso Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha. El barón socialista mantuvo, aunque por poco, la mayoría absoluta que le ha permitido gobernar la última legislatura. En Navarra, además, la candidata socialista María Chivite podría seguir al frente de la Comunidad Foral, aunque dependerá de las alianzas que se fragüen en los próximos días. Más de lo mismo en Asturias, donde el socialista Adrián Barbón repetirá gobierno si alcanza un pacto con Podemos e Izquierda Unida.
En cuanto a los municipios, el PSOE pierde su bastión en Sevilla en favor del PP y no logra la victoria tan ansiada en una ciudad clave como es Barcelona.