Javier Quintana
El pasado año finalizó con casi medio millón de nuevos puestos de trabajo y con más de veinte millones de afiliados a la Seguridad Social. Además, hay 268.252 parados menos que el año anterior. De esta forma, el número total de parados actualmente se eleva a los 2.837.653, cifra más baja desde 2007. Asimismo, la temporalidad del empleo se ha desplomado desde la entrada en vigor de la reforma laboral, pasando en apenas un año de una tasa del casi 30% a menos del 16% de los contratos laborales.
El mes de diciembre volvió a registrar 43.727 desempleados menos. Eso sí, se trata de una reducción considerablemente más baja que la que se dio en el mismo mes el año anterior, cuando el desempleo se redujo en 76.000 personas. Frente a las voces que relacionan estos datos con una ralentización de la economía Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Empleo, indicó que “lo que hay es una moderación de las oscilaciones de carácter estacional, y se debe a más resistencia de la contratación, que hace que las salidas y las entradas sean menos acusadas”.
Por otro lado, la oposición ha atacado al Gobierno apuntando que la reforma laboral, como dice el vicesecretario de economía del PP, Juan Bravo, “ha convertido trabajo temporal en fijo discontinuo”. Sin embargo, según datos facilitados por el ministerio de Inclusión, casi dos millones del total de contratos laborales expedidos el año pasado fueron contratos indefinidos. Los contratos fijos discontinuos no alcanzaron el medio millón. Aún con todo eso, si atendemos a esta situación a la que se refiere la oposición (la de los casos de trabajadores temporales que han pasado a ser fijos discontinuos) parece bastante obvio que estos trabajadores han mejorado su situación en cuanto a derechos laborales se refiere con este cambio de paradigma.