
El Acento/ Inmaculada Sánchez
Por segunda sesión de Control al Gobierno consecutiva la oposición ha decidido centrarla nuevamente esta semana en los ataques a uno de sus ministros más fuertes, el titular de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, a cuenta del llamado ‘Delcygate’, su confuso y mal explicado encuentro en Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez.
Al margen del gasto de Pablo Casado en munición sobre un único objetivo, discutible para algunos analistas con la que está cayendo en otros escenarios más próximos, la sesión parlamentaria alumbró un retrato altamente significativo de lo que puede dar de sí esta legislatura. Las incisivas preguntas de la bancada de Casado llegaban un día después de que su moción para reprobar a Ábalos se topase con un rechazo parlamentario más contundente, incluso, que el que dio luz verde a la investidura de Sánchez: 190 votos en contra frente a 148 a favor.

La andanada del PP, Vox y Cs contra Ábalos se ha encontrado inesperadamente enfrente, como a un solo hombre, al variopinto bloque que invistió a Sánchez presidente. Su voto contra la reprobación del ministro dice mucho de lo que puede durar esta legislatura
PP, Vox y Ciudadanos, el tridente de la derecha próximo a convertirse en un ariete de sólo dos puntas tras las elecciones gallegas y vascas, no logró incorporar a su empeño de debilitar al Gobierno un solo voto del inestable bloque que aupó al poder a Pedro Sánchez. No sólo PSOE y Unidas Podemos, socios del gobierno de coalición, votaron en contra. Ni únicamente los que votaron a favor de la investidura, como PNV, BNG, Más País o Teruel Existe. También los que se abstuvieron entonces, marcando distancia con la andadura del Ejecutivo, se negaron a asestar un golpe tan temprano a la credibilidad de uno de los ministros más cercanos a Sánchez: ERC, Bildu y hasta JxCat, votaron en contra de reprobar a Ábalos. Incluso Ana Oramas, de Coalición Canaria, tampoco quiso participar en tan prematura maniobra de desestabilización de la legislatura.
Casi todos estos grupos criticaron al ministro de Transportes por sus escasas, ambiguas y contradictorias explicaciones… Pero de ahí a que en apenas un mes de andadura este Gobierno tuviera ya a un ministro reprobado, dista un precio que ni los socios, ni los ‘mediosocios’ o los apoyos externos de Sánchez estaban dispuestos a pagar, al menos por el momento.
En Génova harían bien en tomar nota. Las grietas del complejo bloque que aupó a Sánchez a La Moncloa parecen más difíciles de abrir de lo previsto en un principio y a muy pocos interesa, por ahora, que la legislatura naufrague.
El PNV ya negocia traspasos de competencias tan largamente reclamados como la gestión penitenciaria o la de la Seguridad Social. Esquerra quiere exhibir ante sus votantes el logro de sentar a dialogar al Gobierno de España sobre el ‘conflicto político’ con Cataluña. El BNG fantasea con que la renovada unidad de la izquierda se refleje en Galicia y sea posible arrancar la Xunta al intocable Feijóo… Hasta Teruel Existe no quiere perder los compromisos de inversión estatal adquiridos para su provincia.
Definitivamente, ha sido demasiado tiempo sin Gobierno. ¿Mensaje recibido?
Periodista y directora de El Siglo desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas Cambio 16 y El Nuevo Lunes y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.