
Sin Maldad / José García Abad
Al tiempo que León lloraba la demolición de la central térmica de La Robla, propiedad de Naturgy, a la Junta de Castilla y León se les encendía la bombilla con una brillante idea para salvar la central de Compostilla, situada en la misma provincia, la enseña histórica de Endesa, que nació carbonera en 1944 con Compostilla, entonces propiedad del INI, como su gran orgullo, cuando la compañía tenía a gala ser una empresa carbonera. Cuando Endesa era la joya de la Corona, hoy perteneciente a la república italiana.
La brillante idea de la Junta para salvar Compostilla consistíó en declarar la famosa chimenea y las torres de refrigeración, las rosas negras del Bierzo, un respetable e intocable Bien de Interés Cultural (BIC), instado por el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo.

La brillante idea de la Junta para salvar Compostilla consistíó es declarar la famosa chimenea y las torres de refrigeración, las rosas negras del Bierzo, un respetable e intocable Bien de Interés Cultural (BIC). Con ese respetable escudo cultural la Junta que preside el barón del PP Alfonso Fernández Mañueco ha indultado a Compostilla del derribo previsto para el pasado jueves, 1 de diciembre cuando Endesa ya había instalado los explosivos para dinamitar la instalación.
“Me han llamado traidor por cerrar Compostilla, que es el origen de la compañía en la que he trabajado desde que se inicia mi carrera profesional”, me confesaba su consejero delegado José Bogas con dolor hace tres años
Con ese respetable escudo cultural, la Junta que preside el barón del PP Alfonso Fernández Mañueco ha indultado a Compostilla del derribo previsto para el pasado jueves, 1 de diciembre cuando Endesa ya había instalado los explosivos para dinamitar la instalación.
Fernández Carriedo, proclamó pletórico ante la prensa: «Es un patrimonio del que nos sentimos orgullosos», al tiempo que recordaba que la Junta «estuvo radicalmente en contra de la demolición de la central que nos parecía una decisión precipitada». Por su parte, un portavoz de Endesa, la compañía que gestiona José Bogas, se mostraba atónito al explicar que no tenía constancia de la decisión de la Junta.
“Me han llamado traidor”
“Me han llamado traidor por cerrar Compostilla, que es el origen de la compañía en la que he trabajado desde que se inicia mi carrera profesional, me confesaba su consejero delegado José Bogas con dolor hace tres años. “He recibido –me decía– las amenazas de todo el mundo, he hablado con los gobiernos locales de distinto color político que también me han llamado traidor”. Le causaba dolor hacer esto, pero me confesaba que estaba convencido de que si la empresa se aferrara a ese carbón no tendría futuro.
Me aseguraba Bogas su absoluta sintonía con la política energética del Gobierno y que tenía claras las ideas respecto a lo que hay que hacer para reducir las emisiones de CO2 entre otras medidas para mejorar el medio ambiente. “Tengo que hacer la transición justa con la gente y sostenible para la empresa”, me proclamaba solemne.
El CEO de Endesa se enzarzó en una discusión con los de Greenpeace que le exigían cerrar las centrales de carbón y nuclear “ya”. Bogas les dijo: “Un poco de calma, por favor. Yo, con criterios estrictamente empresariales, las cerraría ya, pero tengo que tener muy en cuenta que detrás de estas decisiones hay familias a las que hay que ofrecer soluciones justas. Hay que hacerlo bien”.
Endesa había anunciado en octubre de 2019 que la cerraría en junio de 2020 y que rápidamente clausurará también Andorra en Teruel, al tiempo que adelantaba en diez años la clausura de As Pontes en La Coruña con capacidad de 1469 MW, y Litoral, en Almería, de 1.159, que compensaría con el incremento de las renovables.
Todas las compañías energéticas explotan centrales térmicas en fase de cierre o de ser adaptadas con fuertes inversiones a las exigencias de Bruselas reduciendo drásticamente emisiones nocivas; pero Endesa se lleva la palma. Las 15 centrales de carbón instaladas en España suman unos 10.000 MW de potencia de las que Endesa posee más de la mitad con 5.168 MW. Le siguen Naturgy con 1.909 MW; EDP con 1.224 MW; Viesgo con 870 MW y, finalmente, Iberdrola con 833,5 MW.
En noviembre de 2017 Iberdrola pidió al Gobierno la clausura de sus centrales térmicas de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia) y a principios de 2019 Naturgy solicitó el cierre de todas sus centrales de carbón en España, las de Meirama (Galicia), Narcea (Asturias) y La Robla (Castilla y León).
El carbón tiene los días contados por sus malos humos, porque su rentabilidad económica se resiente en algunos casos y porque las compañías compiten con la enseña verde.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.