
Belén Hoyo
Esto se desmorona. Se desmorona la economía, se desmorona la credibilidad internacional de nuestro país y se desmorona la coalición de gobierno. Podría parecer una buena noticia para aquellos que no compartimos las formas ni el fondo de las políticas que lleva a cabo el gobierno de Sánchez. Sin embargo, no es una buena noticia porque las consecuencias de ello las pagamos todos.
Nuestra economía se encuentra en un coma inducido como consecuencia de las nefastas –en unos casos, inexistentes en otros– políticas económicas que se implementan. Las previsiones nacieron totalmente desfasadas, la evolución ha sido completamente distinta a la que el Gobierno anunció y, por tanto, las previsiones de crecimiento (aunque el Gobierno no las haya admitido aún) se hunden y las de inflación se disparan. La excusa anterior era la pandemia. Ahora es la guerra de Putin. Pero la realidad es que España sigue a la cabeza del desempleo en Europa duplicando las tasas medias de paro general, de paro juvenil y de paro femenino. La estanflación ya vive entre nosotros y es la peor noticia que podíamos tener: una inflación desbocada y una reducción del crecimiento y del empleo.

El desastre en el Gobierno es tal que el presidente Sánchez ni siquiera ha tenido el decoro, la cortesía y la amabilidad de responder a una propuesta construida por el principal partido de la oposición conjuntamente con distintos agentes económicos y sociales
Por si fuera poco, en el plano internacional seguimos pintando lo mismo que la República de San Marino (con todos mis respetos a los sanmarinenses). Tener a Podemos en el Gobierno es sinónimo de aparecer en todas las vergüenzas posibles a nivel internacional. El penúltimo episodio lo estamos viviendo con el supuesto espionaje a algunos cargos políticos cuyo principal objetivo es acabar con el vigente sistema constitucional. No sé –de hecho, casi nadie lo sabe– a quién espía o no el CNI, pero lo que sí quedan claras son dos cosas: el primer responsable de las actuaciones de la inteligencia española es el presidente del Gobierno y el CNI siempre trabaja de acuerdo con la ley y el Estado de Derecho. Por tanto, resulta inexplicable la visita del ministro de la Presidencia a Cataluña para salir de allí denostando la imagen de una de las vértebras de nuestra democracia como son los servicios de inteligencia.
Y no acaba aquí la cuestión exterior. Si desde el Gobierno se intenta triturar la imagen de la inteligencia española, desde el Gobierno se pretende también acabar con la OTAN. Es más, se pretende incluso que la reunión de la OTAN prevista en Madrid no se celebre y se sustituya por una especie de reunión informal con collares de flores y bailes étnicos. Nuestras instituciones y sus representantes no merecen soportar las sandeces en las que los ministros de Podemos ocupan su tiempo, como tampoco merecemos soportarlo el resto de los españoles.
Resulta inimaginable hasta qué punto puede llegar Pedro Sánchez con tal de conservar su sillón presidencial, aunque sea por poco tiempo más. El resultado de este Gobierno va a ser como mezclar los peores ingredientes y mezclarlos en una coctelera de donde se obtendría la peor bebida imaginable cuya principal consecuencia sería una gran resaca que padeceremos todos, especialmente aquellos que tienen menos ingresos y son más vulnerables económica y laboralmente.
El desastre en el Gobierno es tal que el presidente ni siquiera ha tenido el decoro, la cortesía y la amabilidad de responder a una propuesta construida por el principal partido de la oposición conjuntamente con distintos agentes económicos y sociales. Una propuesta cuyos pilares principales son la búsqueda de la eficiencia en el gasto público, la reducción de gastos superfluos y la bajada de impuestos, especialmente a las rentas bajas y medias. Qué desolador es ver cómo la alternativa de gobierno quiere construir un país entre todos, con propuestas realistas y consensuadas y el Gobierno se limita a querer mantenerse en su sitio, incluso permitiendo que parte del mismo vaya realizando la tortura de la gota china a las más altas instituciones de nuestro país.
Pese a todo, no debemos resignarnos, y debemos dirigirnos a un futuro de esperanza, de entendimiento entre todos y de colaboración para sacar a España del pozo sin fondo en el que nos estamos cayendo. El efecto Feijóo es real y ya está eclipsando los montajes de serie de televisión de Pedro Sánchez. Porque, todo hay que decirlo, la política real de hoy cuenta con pocas dosis de realismo y el presidente del Partido Popular es la excepción que confirma la regla.
Que nada nos quite las ganas de seguir trabajando por nuestro país y por aquellos que necesitan soluciones reales a los problemas complejos que afrontamos. Ni siquiera la resaca del coctel de la izquierda.
Diputada del Partido Popular por Valencia desde la X legislatura y actual coordinadora de Comisiones del Grupo Popular en el Congreso. Es Licenciada en Derecho, Ciencias Políticas y de la Administración y Estudios en Humanidades. Actualmente es Portavoz de la Comisión de Asuntos Exteriores, Vocal de la Comisión de Interior, Vocal de la Comisión de Educación y Deporte, Adscrita de la Comisión de Energía, Turismo y Agenda Digital, Adscrita de la Comisión Mixta Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades. También es miembro Suplente de la Delegación española en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Vicesecretaria de Organización Nacional de Nuevas Generaciones del Partido Popular y Coordinadora General del Partido Popular de la Provincia de Valencia.