E. S.
El estudio ‘El empleo juvenil en España ante la crisis de la Covid-19’, elaborado desde la Universitat de Lleida (UdL) e impulsado por Crue y Banco Santander junto al CSIC, pone el acento en el impacto de la pandemia en la desigualdad laboral por género. Mientras, una encuesta de Acción contra el Hambre muestra que las mujeres ven más limitado su acceso al empleo debido al coronavirus. A punto de conmemorar el 8-M, la crisis sanitaria y económica ha exacerbado un problema que, nos recuerda el movimiento feminista, es sistémico y requiere de cambios decididos y efectivos a todos los niveles.
Crue Universidades Españolas y Banco Santander presentaban hace unas semanas las conclusiones preliminares del estudio El empleo juvenil en España ante las crisis de la Covid 19 y su impacto en la desigualdad laboral por género desde un enfoque intersectorial, de la mano de su investigadora principal, Mª Angels Cabasés, de la Universidad de Lleida.
La delegada de Crue Universidades Españolas para Políticas de Igualdad y rectora de la Universitat Jaume I, Eva Alcón, destacaba la importancia de la colaboración público-privada en iniciativas como el Fondo Supera Covid 19, dotado con 8,5 millones de euros, y defendía la necesidad de incorporar la perspectiva de género en la investigación y, concretamente, en los estudios que abordan el impacto de crisis como la asociada al coronavirus.
La crisis afecta a las mujeres de manera relevante en tres dimensiones: los cuidados, el empleo y la violencia de género
Según ha señalado, esta crisis afecta a las mujeres de manera relevante en tres dimensiones: los cuidados, el empleo y la violencia de género. “En los cuidados sabemos que las mujeres asumen más las tareas domésticas y el cuidado de personas menores y dependientes; en el caso de la Universidad ha quedado claro que la producción científica de las mujeres ha descendido precisamente por esto. En el empleo porque parten de una situación de desigualdad en un contexto de destrucción de empleo y en la violencia de género que ha quedado agravada en los momentos de confinamiento”, ha explicado Alcón.
Por su parte, Susana García Espinel, directora de Santander Universidades, SmartBank y Universia España, recordaba que en España existe una brecha muy importante entre la oferta y la demanda de empleo y que por motivos estructurales somos junto con Grecia, el país de la Unión Europea con la mayor tasa de desempleo. “Y sin embargo no somos capaces de cubrir algunas vacantes por existir un desajuste entre las competencias actuales de los profesionales y las demandadas del mercado”, ha explicado García Espinel.
En este contexto, ha señalado que “en Santander Universidades una de nuestras prioridades fundamentales es la de impulsar un ecosistema de reskilling y upskilling para garantizar una formación efectiva en competencias digitales, habilidades de liderazgo o idiomas para mejorar la empleabilidad y competitividad de los jóvenes, clave en el mercado laboral actual y en el que está por venir, porque como bien se desprende del proyecto de investigación, Angels, a mayor formación mayor tasa de empleo”.
Conclusiones preliminares
La investigadora Mª Angels Cabasés ha agradecido el esfuerzo tanto de su equipo como de todas las universidades e instituciones que están colaborando en esta investigación y ha repasado las principales conclusiones preliminares de este estudio que estará finalizado en el plazo de seis meses.

En términos cuantitativos, el análisis demuestra que las personas jóvenes, que partían de una posición más vulnerable en el mercado laboral, están siendo las más damnificadas por la pandemia, con una mayor precarización en el colectivo femenino –menor tasa de empleo, mayor tasa de contratos temporales y mayor tasa de paro– con especial agravamiento si se consideran variables como la nacionalidad o el nivel de estudios.
“Además, se han detectado nuevos obstáculos para su incorporación al mercado laboral, porque los sectores que habitualmente brindan a los jóvenes su primera experiencia a la vida laboral son los más afectados por las medidas de distanciamiento social”, ha explicado Cabasés. Durante los meses de confinamiento, se acentuó todavía más la desaparición de jóvenes del mercado laboral.
La investigación, que ha contado y escuchado las sensibilidades, inquietudes y experiencias de los jóvenes, también se centra en los aspectos cualitativos, los factores que inciden en la desigualdad por género, las posibles estrategias adoptadas por el colectivo juvenil ante esta situación sobrevenida y analiza el papel de la formación universitaria para conseguir mejores contratos, igualmente bajo una mirada de género y cómo afecta la precariedad laboral juvenil en el acceso a los estudios superiores.
Colaboración público-privada
A la presentación también asistieron, entre otros, Fátima Báñez, exministra de Trabajo y presidenta de la Fundación CEOE, e Isabel Tocino, vicepresidenta del Consejo de Santander España. Tocino destacó la celebración del evento como “un ejemplo clarísimo de participación y colaboración público-privada”. Por su parte, Fátima Báñez afirmó que “es el momento de que todo el talento de un país se ponga a disposición de las personas y especialmente de aquellas que más nos necesitan y los ciudadanos merecen que el sector público y el privado vayan de la mano; este trabajo de investigación es un ejemplo”.
Las personas jóvenes son las más damnificadas en el mercado laboral, con mayor precarización del colectivo femenino agravado por la nacionalidad o el nivel de estudios
Báñez aportó una visión más amplia de lo que está sucediendo también en la UE y en el resto del mundo; una situación difícil que, en el caso de España, nos sitúa con una tasa de desempleo juvenil rozando el 40%, triplicando la tasa de la OCDE y más que duplicando la de la UE. La presidenta de la CEOE manifestó la importancia de que entre todos evitemos “que esta generación joven que ha vivido el 2020 no sea la generación del confinamiento porque por primera vez, este año puede afectar de manera muy desigual en el final de la formación y la educación de nuestros jóvenes precisamente por la brecha digital existente”.
“Es el momento de pensar en el futuro y de dar confianza a esta generación de jóvenes que merecen toda nuestra atención y nuestro compromiso”, dijo la directiva de CEOE, “los jóvenes son nuestro futuro, pero tienen y merecen tener presente”.
Brecha laboral
El de las mujeres es “uno de los colectivos que más está sufriendo las consecuencias económicas y sociales de esta crisis sanitaria, con implicaciones significativas para su salud en sentido amplio”, es la principal conclusión de la encuesta que Acción contra el Hambre acaba de realizar entre 2.138 personas participantes en los programas de empleo inclusivo de la organización; en 2020, el 67% de las personas participantes en sus programas de empleo y emprendimiento eran mujeres y, tras su paso por los distintos itinerarios formativos y competenciales, más del 40% han conseguido volver al mercado laboral trabajando por cuenta ajena y se han creado 50 negocios por parte de mujeres.

En el último trimestre del año, el desempleo femenino fue del 18,3%, cuatro puntos más alta que la tasa de paro masculino, según el Instituto Nacional de Estadística. Estos datos muestran cómo la brecha de género laboral ha crecido por la crisis del coronavirus: en el mismo trimestre de 2019, la tasa de paro femenina era tres puntos menos (15,5%), y la de hombres de (12,23%), dos puntos menos que en 2020.
Por debajo de los 1.000 euros
El estudio de Acción contra el Hambre también recoge las condiciones laborales tanto de hombres como de mujeres en este último año. La diferencia vuelve a salir a la luz. Solo una de cada tres participantes mujeres consigue un contrato por 1.000 euros frente a dos de cada tres hombres que sí lo alcanzan.
El índice de empoderamiento, un indicador que Acción contra el Hambre recoge entre las personas usuarias de sus programas, atendiendo a si considera que ha mejorado su situación en el mercado de trabajo, se encuentra con más motivación y si ha mejorado su entorno familiar, a descendido en este 2020, tanto en hombres como mujeres. “Al empeorar la situación económica y laboral global en España, las personas han percibido que su situación en el mercado de trabajo es peor que el año anterior, por las dificultades para encontrar empleo, la precarización, etcétera”, declara Lorena Hernández, responsable de los programas de empleo en Acción contra el Hambre.
Los cuidados y la digitalización
Durante esta crisis, las mujeres han ejercido como líderes y personal de respuesta en primera línea. “Están liderando el trabajo de cuidados, se encargan de la limpieza de hospitales, son auxiliares de enfermería, enfermeras, médicas, farmacéuticas, dependientas de supermercados… Las mujeres son las principales cuidadoras de la infancia y de las personas mayores. Y somos las que mayoritariamente atendemos la intendencia de la casa y sus múltiples tareas”, manifiesta Hernández.
Casi el 30% de las mujeres encuestadas consideran que la pandemia les ha limitado sus oportunidades laborales, frente al 15,5% de los hombres
Al mismo tiempo, los trabajos precarios e informales, que está encabezados por mujeres, han sido los más perjudicados. “Especialmente grave ha sido el caso del empleo doméstico, reducido drásticamente desde el confinamiento. Estos sectores, copados por mujeres, han dejado de reportar ingresos”, declara la experta en empleo.
En este sentido, casi el 30% de las mujeres encuestadas consideran que la pandemia les ha limitado sus oportunidades laborales (frente al 15,5% de los hombres). Cuando se trata de familias con hijas o hijos, en el caso de las mujeres, este porcentaje sube al 44%, frente al 17,6% en el caso de los hombres con hijas o hijos.
Por otra parte, el equipo técnico de Acción contra el Hambre ha constatado que “mujeres participantes de nuestros programas de empleo que habían decidido volver a formarse se han visto privadas de esta posibilidad al no disponer de dispositivos electrónicos o al tener que dedicar todo el tiempo a los cuidados de la familia”. De hecho, casi el 23% de las mujeres con hijas e hijos no han tenido acceso al ordenador siempre que lo han necesitado (frente al 15% de los hombres con hijas e hijos). Si está situación se mantiene en el tiempo, “las mujeres estarían todavía más expuestas a caer en exclusión”, manifiesta Hernández.

Consecuencias sobre la salud
“Hemos observado un aumento de ansiedad, depresión, trastornos del sueño o pensamientos derrotistas entre las personas participantes de nuestros programas de empleo y emprendimiento”, indica Hernández. El 39,3% de las mujeres han manifestado haber sufrido muchas veces o de forma constante malestar psicológico durante la pandemia. Y si se trata de familias con hijas e hijos, en el caso de las mujeres, este porcentaje sube al 40,9% frente al 27,1% de los hombres. El grupo que ha sufrido mayor malestar psicológico ha sido el de mujeres menores de 30 años, especialmente aquellas con menores a su cargo.
La pandemia no solo ha impactado en la salud mental de las personas desempleadas, sino que ha traído consigo que muchas de ellas, las más vulnerables, abandonaran la búsqueda de empleo por miedo al contagio, por considerar que las oportunidades de encontrar un empleo en esas circunstancias eran escasas o por no poder conciliar su vida familiar y profesional.