• Edición impresa
  • Hemeroteca
  • Quiénes somos
  • Contacto
miércoles, febrero 8, 2023
  • Inicio de sesión
Ningún Resultado
Ver Todos Los Resultados
El siglo de Europa
  • Inicio
  • Política
  • Siete Días
  • Opinión
  • Entrevistas Destacadas
  • Tumach
  • Economía
  • Los Dossieres
  • Cultura
17 °c
Madrid
21 ° Jue
21 ° Vie
19 ° Sáb
17 ° Dom
Ningún Resultado
Ver Todos Los Resultados
  • Inicio
  • Política
  • Siete Días
  • Opinión
  • Entrevistas Destacadas
  • Tumach
  • Economía
  • Los Dossieres
  • Cultura
17 °c
Madrid
21 ° Jue
21 ° Vie
19 ° Sáb
17 ° Dom
El siglo de Europa
Ningún Resultado
Ver Todos Los Resultados

El Covid cronifica la pobreza en España

La pandemia consolida a nuestro país como uno de los más desiguales de Europa

por El Siglo de Europa
20 enero, 2022
de Los Dossieres
0
La Fundación La Caixa ha publicado el informe ‘Radiografía de medio siglo de desigualdad en España’. / EP

La Fundación La Caixa ha publicado el informe ‘Radiografía de medio siglo de desigualdad en España’. / EP

Compartir en FacebookCompartir en Twitter

Los bajos salarios y la escasa capacidad redistribuidora del Estado, por la escasa progresividad del sistema fiscal, son algunas de las principales causas de que España se consolide como uno de los países desarrollados más desiguales. Una situación profundizada por los efectos de la pandemia, que está provocando que las secuelas de la crisis de 2008 se cronifiquen. Estas son algunas de las conclusiones del informe ‘Radiografía de medio siglo de desigualdad en España’, que acaba de publicar la Fundación La Caixa y que ‘El Siglo’ reproduce a continuación.

Cuando la desigualdad de un país es elevada, también lo es su inestabilidad social y, en consecuencia, la probabilidad de conflicto, ya que amplias capas de la población quedan excluidas de los frutos del crecimiento económico. Si esos altos niveles de desigualdad se mantienen en el tiempo, las posibilidades de poner en marcha políticas de redistribución se reducen por la resistencia de las élites económicas al trasvase de recursos. Además, las desigualdades de hoy pueden transformarse en aún mayores desigualdades futuras, sobre todo si afectan a los menores de edad y aumentan la transmisión intergeneracional de la pobreza. Ello puede conllevar la acumulación de cada vez mayores problemas sociales en el ámbito de la salud, la vivienda o la educación. Finalmente, una mayor desigualdad reduce las tasas de crecimiento económico.

Uno de los problemas sociales y económicos más importantes de España es el alto nivel de desigualdad en la distribución de ingresos, sensiblemente mayor que en la mayoría de los países europeos. Una de las razones principales de esta realidad es la menor capacidad redistributiva del sistema de impuestos y prestaciones sociales. Esta gran desigualdad persiste en el tiempo y hace que nuestro país sea más vulnerable ante posibles shocks económicos. La evolución de la desigualdad en España está muy marcada por las fases del ciclo económico, pues crece rápidamente cuando la economía está en recesión y se reduce poco cuando se expande. Cuando la economía se desacelera y crece el desempleo, el impacto sobre los hogares con rentas bajas es muy negativo.

La intensidad y duración de la crisis que se inició en 2008 provocó un importante aumento de la desigualdad en las rentas percibidas por los hogares, sobre todo las procedentes del trabajo, y dio lugar a una importante caída del porcentaje de población perceptora de rentas medias. Esta tendencia negativa no se vio compensada por el crecimiento económico experimentado desde 2014, magro y muy desigual, por lo que muchos hogares se encontraban en una situación de notable vulnerabilidad cuando llegó la crisis de la covid-19. Si esta dinámica no se revierte, la pobreza en España, que históricamente se caracterizaba por ser recurrente pero transitoria, corre el riesgo de cronificarse, lo que provocaría que los efectos de los shocks transitorios persistan en el tiempo.

 

España permanece entre los países más desiguales de Europa

Los primeros estudios con datos internacionales comparables realizados en los años setenta del siglo pasado mostraban que las diferencias de renta entre los hogares españoles eran muy superiores a las de los países de renta alta. Con datos inmediatamente previos al inicio de la pandemia, España, junto con algunos países de Europa del Este, permanecía entre los países de la Unión Europea donde la desigualdad es mayor. Existe cierto consenso en que las principales razones que explican este problema son la estructura productiva –con un menor peso de las ramas de alta tecnología que en los países europeos de mayor renta–, el alto nivel de desempleo, la notable incidencia del trabajo de bajos salarios y el reducido tamaño del sistema de impuestos y prestaciones monetarias.

Entre aquel punto en el tiempo y la actualidad se han sucedido etapas de distinto signo en la evolución de la desigualdad. La reducción más importante se dio en los años ochenta del siglo pasado, cuando un importante aumento del gasto social amplió los efectos positivos de la expansión de la economía. Sin embargo, esto no volvió a suceder en periodos posteriores de crecimiento. La etapa de mayor aumento de la desigualdad fue la que tuvo lugar como consecuencia de la Gran Recesión.

 

La desigualdad ha crecido en la mayoría de los países desarrollados en las últimas décadas

En la gran mayoría de los países de la OCDE la desigualdad en la distribución de la renta ha aumentado desde los años ochenta del pasado siglo (la experiencia española fue en esa década una excepción, ya que la desigualdad se redujo). Las razones que explican esta tendencia son varias, aunque en casi todos los países ha aumentado la concentración de las rentas del trabajo y de capital en los tramos más altos de la escala de ingresos.

Una de las causas es el impacto de la globalización sobre la demanda de trabajadores menos cualificados, que han visto caer sus remuneraciones al aumentar el peso económico de las importaciones de países con salarios más bajos. Destaca también la intensificación del cambio tecnológico en el conjunto del sistema productivo, que ha desplazado la demanda laboral hacia los trabajadores con mayor cualificación. A la vez, la creciente desregulación de los mercados de trabajo ha ido reduciendo el efecto de algunos de los elementos institucionales que mayor capacidad tenían para contener el aumento de la desigualdad de las rentas del trabajo: los salarios mínimos, los costes de despido o la extensión de la negociación colectiva, entre otros. También ha aumentado la desigualdad de las rentas de capital, cuya contribución a la desigualdad total ha crecido en la mayoría de los países. Todos estos cambios no han podido ser compensados por el efecto redistributivo del sistema de impuestos y prestaciones con la misma fuerza que en las décadas previas, principalmente por la reducción generalizada de los tipos impositivos y la contribución decreciente de las prestaciones monetarias.

 

 

La desigualdad en España crece más en las recesiones de lo que se reduce en las expansiones

En España, el efecto de las expansiones y recesiones económicas sobre la desigualdad no es simétrico. Salvo en la profunda y prolongada crisis de los años setenta del pasado siglo, en todos los periodos de contracción de la economía la desigualdad creció considerablemente. En las etapas expansivas, sin embargo, con la excepción de los años ochenta, la desigualdad disminuyó solo levemente. En los dos periodos citados como excepciones, la razón de ese comportamiento más moderado de la desigualdad se encuentra, sobre todo, en el aumento de la capacidad redistributiva del sistema de impuestos y prestaciones. El papel de este sistema ha sido diferente en cada fase expansiva. En los años ochenta tuvo el gran efecto de contención ya mencionado; entre 1994 y 2001, en cambio, tuvo un efecto contrario al de la dinámica de reducción de la desigualdad en las rentas primarias; finalmente, entre 2013 y 2019 su incidencia fue casi neutra.

El aumento de la desigualdad se debe, sobre todo, a cambios estructurales en los factores que determinan la distribución de las rentas primarias, especialmente aquellos de tipo tecnológico, comercial e institucional. Común a todos ellos es la creciente internacionalización de la economía, que ha aumentado la relevancia que tiene para los países su capacidad de competir en los mercados globales. Estos cambios también han afectado a las características del ciclo económico y la capacidad distributiva de las políticas públicas.

 

Desde la crisis de 2008 los ingresos de los sectores de renta más baja han mostrado la peor evolución

La evolución de la distribución de la renta en la última década y media ha estado marcada por el empeoramiento de la situación económica de los hogares con rentas más bajas. En contraste con esta evolución, en ese mismo periodo los ingresos de los hogares de mayor renta tuvieron un comportamiento significativamente mejor que la media. Especialmente destacada fue la caída de las rentas más bajas a causa de la Gran Recesión, que lastró sus posibilidades posteriores de recuperación. España, sin ser donde más cayó la renta media de la población, fue el país de la UE donde más lo hicieron las rentas del 10% más pobre respecto al 10% más rico.

Desde el inicio de la crisis de 2008 hasta el de la recuperación en 2014, todos los grupos de renta vieron caer sus ingresos, pero estas pérdidas fueron mayores para los grupos más pobres. La recuperación posterior hasta la pandemia permitió moderarlas, aunque el crecimiento se repartió de manera desigual, beneficiando más a los grupos de renta más alta.

 

La evolución de las rentas del trabajo y de capital, y la limitada capacidad redistributiva de los impuestos y las prestaciones

La desigualdad en la distribución de las rentas del trabajo y de capital, las llamadas rentas primarias, es elevada en el caso de España debido a las características de la estructura productiva. Destaca en esta el alto peso de las actividades de bajo contenido tecnológico, que no requieren empleados de alta cualificación y favorecen, por lo tanto, relaciones laborales marcadas por la temporalidad y la parcialidad, sobre todo en las fases de ralentización de la actividad económica.

El desarrollo de algunos instrumentos básicos del estado de bienestar en las últimas décadas del siglo pasado dio lugar a importantes aumentos de la capacidad de corrección de la desigualdad, pero su impacto redistributivo ha mejorado muy poco desde entonces. Así, el alcance del sistema de impuestos y prestaciones no es suficiente para evitar que los aumentos de la desigualdad de las rentas primarias dejen de traducirse en incrementos de la desigualdad de la renta disponible en las fases recesivas.

 

 

Las rentas del trabajo por cuenta propia y las de capital son las que se distribuyen de manera más desigual

La fuente de renta con más peso en los hogares españoles es la que procede del trabajo asalariado (más de tres cuartas partes del total). No obstante, el peso de cada fuente varía considerablemente según cuál sea el nivel de renta disponible de cada hogar. Mientras que casi la mitad de la renta de los hogares más pobres procede de prestaciones sociales, las rentas del trabajo por cuenta ajena y de capital aumentan su peso relativo según aumenta también el nivel de renta de los hogares. Así, el 20% más rico concentra más del 43% de las rentas del trabajo asalariado y más de la mitad de las rentas de capital.

La distribución del gasto en prestaciones monetarias es más igualitaria, pero no logra compensar suficientemente la desigualdad de las rentas primarias. Una singularidad de la estructura de rentas de los hogares españoles es el distinto peso de las rentas del trabajo por cuenta propia en cada grupo de renta. Los mayores porcentajes corresponden a los primeros deciles y al decil más alto. Este resultado está en correspondencia con las características de este tipo de empleo. En España, los trabajadores por cuenta propia o autónomos son un elevado porcentaje de la masa laboral, pero la mayoría de ellos son profesionales liberales o propietarios de pequeños negocios de comercio minorista, a diferencia de otros países, en los que corresponde más a emprendedores de negocios industriales. Aun así, más de una cuarta parte de estas rentas las reciben los hogares del decil más alto.

 

Las rentas del trabajo son las que más contribuyen a la desigualdad, por su mayor peso en la renta total

Del conjunto de rentas que reciben los hogares, las del trabajo asalariado son, por su dimensión, las que más contribuyen a la desigualdad de las rentas primarias en España. Esa contribución, además, se mantiene constante en el tiempo, ya que era una realidad destacada antes de la Gran Recesión, se mantuvo así mientras la crisis se prolongó y no se ha modificado durante la recuperación previa a la pandemia. Sin embargo, son las rentas del trabajo por cuenta propia y las rentas de capital las que se distribuyen más desigualitariamente. España es, de hecho, uno de los países de la Unión Europea donde la desigualdad en las rentas de capital es mayor. Algunos trabajos han estimado un aumento considerable, en varios países, de la importancia de la desigualdad en estas rentas para explicar la desigualdad total desde mediados de los años ochenta.

La contribución a la desigualdad de las rentas del trabajo dependiente tiene un cierto componente cíclico. Aumentó durante la crisis de 2008 y disminuyó, aunque moderadamente, en los años posteriores. La razón de este comportamiento es la alta sensibilidad al ciclo económico de sectores como el de la construcción, donde el salario total depende más de las horas trabajadas que del salario por hora. En las etapas expansivas, los trabajadores de estos sectores experimentan una importante mejora de unas rentas que, en otra situación, serían sensiblemente inferiores.

El grupo de población con rentas medias se va reduciendo, y su peso es hoy menor que hace treinta años

Desde la consolidación de la democracia hasta el comienzo de los años noventa se registró un proceso de crecimiento del segmento de población con rentas medias, sobre todo el de rentas medias-bajas. Por el contrario, el grupo con rentas altas fue perdiendo peso hasta llegar a un valor mínimo del 8% a comienzos de la década de 1990. Este proceso se explica por varios factores, como el desarrollo tardío del estado de bienestar en España, el crecimiento del nivel educativo de la población, el aumento de la actividad laboral remunerada femenina, la mejora de algunas ocupaciones y el propio incremento de las rentas salariales. Especialmente importante, como en otros países, fue la expansión del sistema de prestaciones e impuestos, dada la mayor incidencia de las prestaciones sociales en las rentas medias y bajas y el efecto moderador de las rentas más altas que tiene la imposición progresiva.

Antes de la crisis de 2008, la población con rentas medias suponía casi dos tercios del total. Como consecuencia de esta crisis, se produjo una importante caída del peso de este grupo en pocos años, paralela al crecimiento del grupo de rentas bajas –casi uno de cada seis hogares pasó al estrato de rentas más bajas– y del segmento con mayor renta. Tal cambio afectó a las desigualdades internas en cada grupo de renta, con un importante aumento de la desigualdad dentro de los hogares con rentas medias. Ese proceso se invirtió, de nuevo, durante la recuperación previa a la pandemia, cuando se volvió a un cuadro muy similar al que había antes de la crisis.

 

 

El grupo de rentas medias en España es considerablemente más pequeño que en los países europeos ricos

España presenta algunas singularidades en la distribución de la población según el nivel de renta (un 32,0% en el estrato de rentas bajas, un 58,5% en el segmento intermedio y un 9,5% en el grupo de renta alta). Esa segmentación se aleja notablemente de la de los países nórdicos y centroeuropeos. De los países de mayor renta, solo en Estados Unidos las rentas medias tienen un peso inferior, cercano al 50% de la población.

El hecho que más determina la diferente extensión de las rentas medias en cada país es la combinación entre un segmento de rentas medias-bajas extenso y un estrato de rentas medias-altas más contenido. Dentro de esta caracterización, España se sitúa más cerca de los modelos anglosajones que de los centroeuropeos y nórdicos, por el limitado peso del estrato de rentas medias-bajas (33,8% del total).

Hay algunos rasgos sociodemográficos que diferencian también al grupo de renta media en España. En comparación con otros países, se trata de una población de mayor edad, con un menor nivel educativo, que en una proporción importante tiene que trabajar a tiempo completo para acceder a este nivel de renta, y lo hace, sobre todo, a través de ocupaciones medias, a diferencia de otros países, donde una parte importante de las clases medias tiene ocupaciones que pueden considerarse de mayor cualificación y mejor remuneradas. Estos rasgos sugieren importantes diferencias intergeneracionales en España, donde parece que las generaciones que se incorporaron en las dos últimas décadas al mercado laboral han tenido menos oportunidades, debido a un estancamiento generalizado de la productividad y la pérdida estructural de calidad en el empleo. En otros países, estas generaciones más jóvenes han tenido mejores oportunidades para acceder a las rentas medias.

La pobreza en España se está cronificando, especialmente en los hogares más jóvenes con menores a cargo

Durante los años noventa del pasado siglo y la primera década del presente, la pobreza en España se caracterizaba por ser más transitoria que crónica, aunque recurrente. Desde la Gran Recesión, en cambio, la pobreza se está cronificando, especialmente en los hogares más jóvenes y con menores dependientes. Durante los últimos quince años se ha duplicado el porcentaje de niños que viven en un hogar en el que ninguno de los miembros activos está empleado. Esta situación incide decisivamente sobre su renta disponible, dado el bajo peso de las políticas familiares en el conjunto de las políticas sociales en España (menos de la mitad que en otros países de la UE). Antes de la pandemia, casi un 14% de los menores llevaban tres o más años en la pobreza, mientras que esto le sucedía en menor medida al conjunto de la población.

Se ha demostrado que, cuanto mayor es la duración del desempleo y la pobreza, más difícil resulta revertir ambas situaciones. Si esas dificultades persisten de generación en generación, se traducen en una alta dependencia de las rentas de los progenitores y en una menor movilidad social de los estratos de bajo nivel socioeconómico. Esta situación limita la posibilidad de alcanzar un nuevo contrato social.

 

 

España es el país de la UE-27 donde más habría aumentado la desigualdad durante la pandemia

La caída de las rentas desde el inicio de la pandemia invita a anticipar un efecto importante sobre la distribución de la renta. Las restricciones de actividad dejaron al descubierto las debilidades en las rentas del trabajo, principal fuente de ingresos de los hogares. Las diferentes posibilidades de acceso al teletrabajo agudizaron las diferencias salariales entre los trabajadores más cualificados y con remuneraciones más estables y los de menor cualificación. La pandemia ha mostrado también que un alto número de hogares viven al día y con muchas dificultades para afrontar gastos imprevistos.

Las proyecciones de la Comisión Europea muestran que España es el país de la UE-27 donde más habría aumentado la desigualdad una vez introducidos los cambios en el sistema de prestaciones e impuestos durante la pandemia. Algunos indicadores indirectos ofrecen una evolución de las diferencias salariales que replica las olas de la pandemia: crecimiento muy rápido durante el confinamiento, estabilidad posterior, leve caída en la desescalada y nuevos repuntes en las sucesivas olas.

El único dato oficial que permite anticipar parte de los efectos redistributivos es el dato de hogares sin ingresos que recoge la Encuesta de Población Activa. Su volumen aumentó muy rápidamente en los primeros cien días de la pandemia, cayó con la recuperación de la actividad durante el verano de 2020 y volvió a crecer en el último trimestre de ese año, recogiendo los efectos de la segunda ola y de parte de la tercera. Un dato muy negativo, por sus posibles consecuencias adversas en el largo plazo, es que el aumento de esta forma de pobreza fue sensiblemente mayor en los hogares con menores de edad. Todos los datos convergen en mostrar un rápido incremento de la desigualdad y la pobreza como consecuencia de la pandemia. El riesgo, como en recesiones anteriores, es que este aumento se vuelva endémico.

 

Acciones propuestas

1-Cualquier intento de rebajar los altos niveles de desigualdad en España pasa por modificar la distribución de las rentas que reciben los hogares antes de la intervención del sector público. Sin cambios en la estructura productiva, será difícil moderar las diferencias actuales. Existe margen, en cualquier caso, en el ámbito de la regulación, con instrumentos como el salario mínimo, las modalidades de contratación o, a más largo plazo, las políticas educativas, que pueden tener un papel relevante en la mejora de la distribución.

2-España es uno de los países de la UE con menor capacidad redistributiva del sistema de prestaciones e impuestos. Para reducir ese diferencial es necesario aumentar el tamaño y la progresividad del sistema fiscal y extender la protección no contributiva, especialmente la dirigida a los jóvenes y a los hogares con menores.

3-Esas posibles acciones deberían incluir tanto los hogares con rentas inferiores al umbral de pobreza como los altamente vulnerables que forman parte de la clase media-baja.

4-Para moderar las diferencias entre los efectos de las expansiones sobre la desigualdad, muy modestos, y los de las recesiones, con un gran impacto, resulta necesaria la extensión de los instrumentos contracíclicos.

5-Ante circunstancias coyunturales adversas, como la covid-19, son también necesarias medidas de actuación rápida dirigidas a colectivos en riesgo de pobreza con el objeto de evitar la cronificación de la inseguridad y la vulnerabilidad económicas.

Artículo anterior

El CDN derriba barreras en el María Guerrero

Siguiente artículo

Urdangarin, pillado con otra

Artículos relacionados

Los Dossieres

Las empresas líderes que nos proporcionan un mundo más seguro

15 diciembre, 2022
La secretaria de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO, Carolina Vidal, y la secretaria regional de Mujeres y Políticas LGTBI de CCOO CLM, Rosario Martínez, en rueda de prensa.//EP
Los Dossieres

Abrir los ojos ante el acoso sexual en el trabajo

17 noviembre, 2022
Los Dossieres

Fidelidad ideológica o desafección política

21 octubre, 2022

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Síguenos en RRSS

Twitter Facebook

Más leídas hoy

  • ¿Quién teme a la Agenda 2030?

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Quinielas sucesorias para las ministras Darias y Maroto

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Cinco retos para España en 2023

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Socialistas disidentes atacan a Sánchez a golpe de manifiestos

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • El nuevo Código de Buenas Prácticas, en manos de los bancos

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0

Más leídas

  • ¿Quién teme a la Agenda 2030?

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Quinielas sucesorias para las ministras Darias y Maroto

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Más buenas noticias económicas que malas en el mes de enero

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Revolución Lobato

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Socialistas disidentes atacan a Sánchez a golpe de manifiestos

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0

Más comentadas

  • ¿Quién teme a la Agenda 2030?

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Socialdemocracia o ultraderecha: Gabilondo o Ayuso

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Díaz ‘se alía’ con Errejón

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0
  • Ahora resulta que Cayetana es también hija de terrorista

    281 Compartido
    Compartir 281 Tweet 0
  • La regulación de los precios de los pisos de alquiler

    0 Compartido
    Compartir 0 Tweet 0

Newsletter

Suscribeté a nuestro Newsletter para recibir los artículos más relevantes en tu email.















    SuscripciónCancelar suscripción








    Categorías


    Política

    Siete Días

    Siete Días

    Opinión

    Entrevistas



    Tumach

    Economía

    Los Dossieres

    Cultura

    + Links

    Hemeroteca

    Política de privacidad

    Política de cookies

    Formulario de contacto

    Quiénes somos

    Aviso legal

    • Edición impresa
    • Hemeroteca
    • Quiénes somos
    • Contacto

    © EL PUNTO PRENSA, S.A. | El Siglo de Europa. By Midrocket.

    Carlos y paula

    Ningún Resultado
    Ver Todos Los Resultados
    • Inicio
    • Política
    • Siete Días
    • Opinión
    • Entrevistas Destacadas
    • Tumach
    • Economía
    • Los Dossieres
    • Cultura

    © EL PUNTO PRENSA, S.A. | El Siglo de Europa. By Midrocket.

    Carlos y paula

    Bienvenido De Nuevo!

    Ingrese a su cuenta a continuación

    Contraseña Olvidada?

    Recuperar su contraseña

    Por favor, introduzca su nombre de usuario o dirección de correo electrónico para restablecer su contraseña.

    Registro En
    Utilizamos cookies en nuestra website para ofrecerte una mejor experiencia. Aceptando este mensaje consientes su utilización. Puede informarse acerca de nuestra Política de privacidad y nuestra Política de cookies pulsando los enlaces.
    Configurar Rechazar Aceptar
    Manage consent

    Cookies

    Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega por el sitio web. De estas, las cookies que se clasifican como necesarias se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las funcionalidades básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
    Necessary
    Siempre activado
    Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. These cookies ensure basic functionalities and security features of the website, anonymously.
    Functional
    Functional cookies help to perform certain functionalities like sharing the content of the website on social media platforms, collect feedbacks, and other third-party features.
    Performance
    Performance cookies are used to understand and analyze the key performance indexes of the website which helps in delivering a better user experience for the visitors.
    Analytics
    Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.
    Advertisement
    Advertisement cookies are used to provide visitors with relevant ads and marketing campaigns. These cookies track visitors across websites and collect information to provide customized ads.
    Others
    Other uncategorized cookies are those that are being analyzed and have not been classified into a category as yet.
    GUARDAR Y ACEPTAR