Fue una famosa de nuevo cuño, Carmen Lomana, quien confesó con naturalidad y sin filtro cuál es el mayor quebradero de cabeza de los ricos de alta alcurnia: la falta de cash. Porque viste mucho decir que se tienen más haciendas que títulos nobiliarios pero, ¿acaso saben los pobres lo que cuesta mantener un palacio?
La recordada duquesa de Alba tenía tanto patrimonio que pudo dejar magníficas propiedades inmobiliarias a sus seis hijos, pero entre los impuestos, el mantenimiento y el personal de limpieza, no hay salario ni rentas que aguante semejante nivel de gasto. Así que a su heredero no le quedó más remedio que seguir el ejemplo de aquellos congéneres que, dejándose de remilgos, han convertido su linaje y tradición en una especie de parque temático para que los desconocidos puedan dormir en sus camas con dosel previo pago de la habitación de un castillo convertido en hotel boutique o pisar sus alfombras tras pasar por la taquilla.
Hace un año se podía visitar por primera vez el Palacio de Liria, residencia madrileña de Cayetana Fitz-James Stuart que tras su muerte pasó a manos de su primogénito, Carlos. El duque de Alba abría en septiembre de 2019 las puertas de la residencia para que, por 14 euros, cualquiera pudiera recorrer durante una hora los lujosos salones y curiosear y descubrir obras de Goya, Velázquez, Rubens o Tiziano.
Pero el confinamiento y la nueva normalidad trastocaban la previsión de ingresos del duque que, sin embargo, no ha visto mermado el nivel de gasto. Menos mal que no todo van a ser contratiempos y la familia está de enhorabuena: Carlos, el menor de sus dos hijos y conde de Osorno, se ha comprometido con Belén Corsini, su pareja desde hace casi dos años.
Debieron echarse mucho de menos durante el confinamiento porque, según desvelaba Abc hace unos días, decidieron formalizar su relación en la fase 1 de la desescalada; aunque aún no hay fecha de boda, han comunicado a sus amigos que será pronto.
Según La Otra Crónica de El Mundo, la dote de la novia asciende a 200 millones de euros. “Es la cuarta hija de Juan Carlos Corsini Muñoz, uno de los miembros más ricos de la familia, que aún vive de las rentas de la venta de la constructora Corsan. Este año, el empresario y sus hermanos ocuparon el puesto 190 de Los 200 más ricos de España, con un patrimonio de 265 millones de euros”, explica en un reportaje. Ella, además, aparece vinculada a los negocios familiares a través de dos sociedades, una de ellas con un capital social de más de cinco millones de euros.
“Su boda puede ser una cumbre del Ibex y la aristocracia”, señalan con entusiasmo desde LOC. Eso sí, que esperen a que pase lo peor del Covid-19 para que las mascarillas no enmascaren el glamour que cabe esperar del próximo gran acontecimiento de la crónica social.