J.Q.
Esta semana la revista ¡Hola! desveló que Ana Obregón, de 68 años, había viajado a Estados Unidos para recoger a su recién nacida, adquirida a través de la gestación subrogada. Esta práctica, ilegal en nuestro país, está siempre muy presente en los debates entre las diferentes corrientes feministas. que mayoritariamente se manifiestan en contra. El feminismo más liberal defiende que la mujer pueda obtener libremente un beneficio económico valiéndose de su cuerpo, mientras que la izquierda ve en esta práctica un claro ejemplo de abuso por parte de las clases adineradas, que aprovechan las precarias condiciones económicas de muchas mujeres para someterlas a un proceso de riesgo para la salud como es un embarazo y, posteriormente, se quedan con los recién nacidos a cambio de una cuantía.
Las declaraciones al respecto de la noticia de varios miembros del Ejecutivo han seguido esta segunda línea. El rechazo a la decisión de Obregón ha sido unánime por parte tanto del PSOE como de Podemos. “Estamos en contra, así lo hemos expresado siempre en nuestros programas políticos”, sentenció la ministra de Hacienda, María Jesús Montero a su entrada al hemiciclo el pasado miércoles. La portavoz socialista, Pilar Alegría, ha calificado esta gestación subrogada como “explotación a los derechos de la mujer”, mientras que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha indicado que “los cuerpos de las mujeres ni se compran ni se alquilan para satisfacer deseos de nadie”.
Por parte de Podemos la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha recordado que este tipo de contratos no son legales en nuestro país y los ha calificado de “forma de violencia contra las mujeres”.