Doña Letizia está de moda. Feminista, ecologista y comprometida con las causas sociales. La reina ha puesto al día la agenda oficial de consorte y está sacando provecho a sus prendas con mensaje y sus discursos de periodista en titulares y encuestas favorables. De no ser por Juan Carlos I y su intensa relación con la Fiscalía, la Corona podría darse por satisfecha.
Antes de poner rumbo a la isla de La Palma para visitar con Felipe VI la zona afectada por la erupción volcánica, doña Letizia presidía en Madrid el acto central del Día Mundial de la investigación en Cáncer, que coincidía con los 50 años de creación de la Fundación Científica de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) de la que es presidenta de honor.
“Veremos cómo con las diferentes estrategias el ratio de supervivencia en algunos cánceres puede ciertamente mejorar”, avanzó como si se tratara de una pieza para la televisión. Y, debido al carácter internacional de la cita, lo hizo en inglés.
Un día antes, la reina participaba en la clausura de la XIII convocatoria de Proyectos Sociales de Banco Santander acompañada por su presidenta, Ana Botín, y la titular de Ciencia e Innovación, Diana Morant. La imagen era muy parecida a la que dejaba días antes la entrega de los Premios Retina Eco.
Sin abandonar la agenda social que cultivó doña Sofía, doña Letizia la ha actualizado con constantes referencias al feminismo y la ciencia
Avanzando por las instalaciones de la Fundación Giner de los Ríos de Madrid aparecen la reina, la ministra y Pepa Bueno, directora de El País. El acto sería noticia por su jurado y sus protagonistas, pero la consorte se aseguró el titular aprovechando el habitual interés por sus estilismos y lució un diseño de la tarifeña María Malo, que trabaja con materiales ecológicos como el bambú de un vestido que se agotó en cuestión de horas en la tienda online.
Lo de la ropa con mensaje ya lo puso en práctica el 2 de junio, cuando doña Letizia asistía a una reunión del Patronato de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción con un vestido del modisto Ulises Mérida, de la colección Libres y confeccionado desde la APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida).
‘Explosión’ feminista
Aquella jornada se conmemoraba el Día de la Trabajadora Sexual. Y ya se sabe que doña Letizia lleva tiempo comprometida con el trabajo de esta asociación. Lo comprobaba en vísperas del confinamiento la ministra de Igualdad, Irene Montero, que protagonizaba en marzo de 2020 su primer acto con la reina en una reunión de trabajo de la asociación.
Ambas mujeres volvieron a coincidir el pasado mes de mayo cuando doña Letizia, en el debate ‘Conmemoración del décimo aniversario del Convenio de Estambul’, ejerció de moderadora y pronunció un discurso sobre la importancia de la firma del pacto europeo contra la violencia de género. En noviembre de 2019, ella misma recibía el Premio del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, en la categoría Personalidad más destacada, por su compromiso contra esta lacra y su apoyo a las víctimas.
Sin abandonar la agenda social que cultivó doña Sofía durante décadas, doña Letizia ha querido imprimir su propio sello al oficio de consorte real. Apoyando primero la investigación de enfermedades raras, defendiendo después una alimentación adecuada -es Embajadora Especial de la FAO para la Nutrición- y, ahora, declarándose ecologista y feminista; también asistió en abril al homenaje a Clara Campoamor en el Congreso con motivo del 90 aniversario de la aprobación del voto femenino en España y, el pasado junio, intervino en la clausura del Santander WomenNOW, el congreso sobre liderazgo femenino más relevante de Europa celebrado en Madrid.
Doble utilidad

La ‘operación Letizia’ ha tenido tanto alcance que acaba de protagonizar la portada de la revista monárquica francesa Point de Vue, donde la proclaman abanderada del feminismo. Un feminismo entendido de forma trasversal como pueden hacerlo la propia Ana Botín y, más recientemente y a punto de abandonar la cancillería alemana, Angela Merkel.
Porque la Corona necesita renovarse sin descuidar las reglas de la supervivencia real: utilidad y ejemplaridad. Desde la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida o, más recientemente, desde la Asociación Española Contra el Cáncer, aseguran que la implicación de la reina les ayuda a visibilizar y concienciar sobre sus trabajos y objetivos.
Pero también doña Letizia y, por ende, la monarquía, están obteniendo buenos resultados de una estrategia que combina la empatía con los problemas que concitan un consenso social y la capacidad de comunicación de quien aún conserva el oficio de periodista.
«Letizia, la Reina de la corrección que nunca se sale del guion» (El Mundo), «Así se ha convertido la Reina Letizia, en su 49 cumpleaños, en la mujer más poderosa de la Casa Real» (Mujer Hoy), «Letizia, colega» (El País) o «La reina Letizia vuelve a lo grande: sostenibilidad, diplomacia y su cita favorita» (Vanitatis) son algunos de los titulares publicados estos días a propósito de los últimos actos de la mujer de Felipe VI, incluido el 50 aniversario de la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid donde fue proclamada Alumna de Honor.
Por otra parte, cuenta José Antonio Zarzalejos en El Confidencial que, en el último sondeo interno realizado poco antes de las vacaciones de verano, el rey, la reina Sofía y la princesa Leonor son los más valorados, pero doña Letizia tiene “una progresión en la valoración pública”. En la encuesta de junio del instituto IMOP para Vanitatis, la consorte recortaba distancias con su suegra y emérita y superaba su último suspenso de 2019 con una puntuación de 5,4. El último barómetro de Sigma Dos para El Mundo señala que el 55,2 por ciento de la ciudadanía valora muy bien o bien la presencia pública de la reina. Y Pilar Eyre alude en Lecturas a los análisis demoscópicos de Zarzuela y asegura que “Letizia es el activo más potente de la Casa Real” y “lo vamos a notar en este curso que ahora comienza”.
Lastre emérito
El periplo judicial del emérito se complica y sus regularizaciones podrían quedar invalidadas para exonerarle de un posible delito fiscal
Quien suspende en todas las valoraciones es Juan Carlos I, un renglón torcido en el relato con el que Jaime Alfonsín, jefe de la Casa, trata de apuntalar al resto de miembros de la Familia Real, con especial atención a una reina que encontró numerosos obstáculos -el hoy emérito, sus cuñadas las infantas, familiares y amigos de don Felipe y monárquicos, fundamentalmente- o que los busca -aún le pesa su reprimenda a doña Sofía a las puertas de la catedral de Palma-.
El emérito acarrea un lastre judicial que, a la luz de las últimas revelaciones, amenaza con arrastrar con él a la Fiscalía. Publicaba El País el pasado lunes que el teniente fiscal del Tribunal Supremo, Juan Ignacio Campos, que investiga la fortuna del exmonarca en el extranjero, le notificó formalmente la apertura de cada una de las tres investigaciones que ha emprendido sobre su patrimonio.
Como explica el diario, el hecho de que la notificación se produjera antes de sus regularizaciones fiscales es muy relevante, pues podría invalidar el efecto que se buscaba con ella: la exoneración de un posible delito fiscal. Es decir, que las investigaciones y posibles consecuencias penales podrían prosperar a pesar del pago de 678.393 euros a Hacienda en diciembre por el uso de tarjetas opacas y de 4,4 millones en febrero por sus viajes privados sufragados por la Fundación Zagatka.
En medio del goteo de noticias sobre las presuntas irregularidades del emérito, incesante desde hace ya más de año y medio, la reina Letizia saborea su victoria. Acusada durante años de poner en riesgo la monarquía, la monarquía le ha confiado ahora las llaves de Palacio.