La Iglesia católica ha perdido otra oportunidad de acompasarse a los tiempos. Una oportunidad insignificante y remota pero que sirve para hacerse a la idea de lo difícil que lo tiene un Papa para controlar no tanto su rebaño como sus pastores.
La exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonía publicada este pasado miércoles ha estado precedida por el polémico libro Desde lo más profundo de nuestros corazones, en defensa del celibato y contra la ordenación de hombres casados firmado por el cardenal Robert Sarah y por Benedicto XVI; el escándalo de que un papa emérito contradiga al Pontífice fue tal que Joseph Ratzinger pidió que su nombre y su foto desapareciera de la obra.
Sin embargo ya era demasiado tarde y Francisco había comprobado el tamaño de su oponente. De modo que, a pesar de la aprobación en el Sínodo de la Amazonía el pasado octubre de la reforma para que hombres casados puedan ejercer como sacerdotes y celebrar la Eucaristía en los puntos más remotos de la región, la exhortación no contempla esta posibilidad.