Juan Lobato asume el liderazgo del PSOE de Madrid en el momento más complicado de su historia, con el aval simbólico de haber desplazado al PP de la alcaldía de Soto del Real, un feudo de los populares desde el final de la dictadura. Lobato quiere devolver la competitividad al socialismo madrileño apostando por la transversalidad y, anclado en los principios progresistas del partido, dirigirse también a los barrios y municipios de renta media-alta que votaron en masa a Ciudadanos y el pasado mes de mayo apostaron por Isabel Díaz Ayuso.
“Lo primero que tenemos que hacer de cara al futuro es tener ganas de ganar. […] Lo segundo, es tener una posición política mucho más moderna, mucho más transversal y que llegue a las grandes mayorías”. Así se expresaba el nuevo secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, en una entrevista concedida a El Siglo en el arranque de las primarias que le han enfrentado al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala. Mientras Ayala ha insistido en su perfil de izquierdas, acusando a Lobato de estar próximo a Ciudadanos, el ex alcalde de Soto del Real ha insistido en la necesidad de modernizar el partido, de insuflarle motivación y despojarle de la resignación que impone 25 años de derrotas en la Comunidad ante el PP. Este funcionario del Cuerpo de Técnicos de Hacienda, que cumple 37 años el 5 de noviembre, ha conseguido el 61% de los apoyos -por el 37% de su rival- y asume el timón del partido en su momento más difícil.
Lobato ha concurrido a las primarias sabiéndose distanciar del rol de candidato oficialista. Aunque esto no quita para que tenga muy buena relación con Félix Bolaños
En las elecciones del pasado mes de mayo, el PSOE de Madrid se quedó con el 16,8% de los votos, su resultado más bajo desde el final de la dictadura. Y lo que es peor: perdió el liderazgo de la oposición en favor de Mónica García y de Más Madrid, que le superaron en 7.000 votos. En la capital, el escenario es aún peor. Los socialistas son la cuarta fuerza, superados también por Ciudadanos. Un escenario inaceptable para un partido de gobierno como es el PSOE.
En este PSOE deprimido, Lobato ha comparecido en las primarias con el aval de haber arrebatado al PP la alcaldía de Soto del Real, una localidad de la sierra madrileña que estuvo gobernada por el PP desde el final de la dictadura. Lobato se convirtió en su primer alcalde socialista desde la II República, con sólo 30 años y el 60% de los votos en las elecciones de 2015. Una victoria tremendamente simbólica y una experiencia de gestión de las que el partido no está sobrado en Madrid.
Cuando se hizo con la alcaldía, Lobato llevaba 12 años ejerciendo como portavoz socialista en el municipio. Una victoria forjada con tiempo, como lo ha sido también su acceso a la secretaría general del partido. Lobato ya concurrió a las primarias hace cuatro años, enfrentándose al dimitido José Manuel Franco, en una votación en la que el exlíder de los socialistas madrileños consiguió el 71% de los votos, por el 19% que recogió el ex alcalde de Soto del Real.
Crecer por el centro político
Desde esta sintonía con Moncloa y Ferraz, Lobato pone en marcha la reconstrucción del partido, con el objetivo de hacerse fuerte en las zonas de la región que el PSOE ha descuidado en los últimos tiempos y que llegaron a convertirse en un ‘cinturón naranja’. Barrios y municipios en los que arrasó Ciudadanos en 2015 y 2019 y que le han servido a Ayuso para cimentar la victoria de mayo. Se trata de PAU’s como los de Las Tablas o Sanchinarro y los municipios conectados por la A-6: zonas de renta media o media-alta, poblados en su mayoría por profesionales liberales entre los 30 y los 50 años.
Queda la incógnita de quién ocupará el otro cartel electoral para disputar la alcaldía al PP. Actualmente, es Mar Espinar quien ocupa la portavocía en la capital, pero la favorita en las quinielas es la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González
Este ha sido precisamente el gran argumento de Ayala durante la campaña de las primarias: acusarle de estar muy próximo a Ciudadanos. Lobato se ha defendido enseñando su carné del PSOE y subrayando que “este es un partido en el que todos somos de izquierdas […] Todos queremos lo mejor para Madrid desde un proyecto claramente de izquierdas”. Eso sí, durante toda la campaña, el nuevo secretario general de los socialistas madrileños ha dejado claro que su objetivo es “modernizar la posición política del partido, hacerla mucho más transversal y hacer que el PSOE en Madrid se parezca mucho más a las clases urbanas progresistas, modernas, que son mayoría en la región”.
Queda la incógnita de quién le acompañará en el cartel electoral en 2023 para disputar la alcaldía de la capital. Actualmente, es Mar Espinar quien ocupa la portavocía socialista en el consistorio, tras la dimisión de Pepu Hernández. Pero la favorita en las quinielas es la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, que anteriormente había sido concejala en el consistorio desde 2015. González, de 46 años y especialista en comunicación política, fue de los primeros cargos socialistas de peso que mostraron su apoyo a Lobato en las primarias. Su nombre también suena para hacerse cargo de una agrupación socialista para toda la capital, donde actualmente existen tantas agrupaciones como distritos, un total de 21.
Adiós a la bicefalia
Lobato apuesta por un modelo de partido alejado del que ha primado en los últimos años. Es decir, una bicefalia por la cual el secretario general no era el candidato en las elecciones, ni necesariamente el portavoz. Pasó, por ejemplo, con Sara Hernández o con el propio José Manuel Franco. Lobato ya ha dejado claro que su intención es que los candidatos en las elecciones de mayo de 2023 se decidan en primarias. Y él no ha confirmado que estará en las primarias, pero tampoco se ha descartado, como sí hizo Ayala. De momento, toma las riendas de la portavocía en la Asamblea de Madrid, tras la renuncia de Hana Jalloul, número dos de Ángel Gabilondo en las elecciones y protagonista de los duelos con Isabel Díaz Ayuso en estos meses.
Además, a diferencia de lo que sucedió con Franco hace cuatro años, Lobato ha concurrido a las primarias sabiéndose distanciar del rol de candidato oficialista, en una federación habitualmente sometida a las injerencias de Ferraz, que ha impuesto candidatos que se han estrellado en las urnas una y otra vez. Pero esto no quita para que Lobato tenga muy buena relación con la persona que ha tenido una influencia determinante en el partido durante estos meses: Félix Bolaños. No hay que perder de vista que las listas electorales del 4-M, en las que Lobato ocupaba la cuarta posición, tienen su sello y que el número dos de la gestora que ha pilotado el partido desde mayo es su jefe de gabinete, Fran Martín.