Mónica García ha conseguido lo que nunca consiguió Pablo Iglesias ni tampoco Iñigo Errejón: superar a un PSOE que se queda seriamente noqueado. De su mano, Más Madrid asume aritméticamente el papel de líder de la oposición que hasta ahora venía ejerciendo de facto y sienta las bases para el crecimiento de un espacio político verde homologable a los que empiezan a ser protagonistas en Alemania o Francia. Gracias a García y a una campaña que ha defendido lo público hablando de lo concreto, firme ante Isabel Díaz Ayuso y la ultraderecha pero sin estridencias, Errejón toma aire para volver a intentar una irrupción nacional con Más País.
«Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que, en los momentos históricos, nos pidan que nos apartemos». Con esta frase, con la que cerraba la puerta al acuerdo electoral que le había propuesto Pablo Iglesias –con truco, en unas primarias en las que el ya exlíder de Podemos partía con clara ventaja-, Mónica García puso la primera piedra del resultado electoral que ha colocado a Más Madrid como primera fuerza de la oposición de Isabel Díaz Ayuso. Fue así como empezó a revertir el principal hándicap con el que partía: el hecho de que sólo la concociera el 60% de los madrileños.
García llegaba a la recta final al alza en las encuestas, recogiendo voto socialista y especialmente joven y femenino. El CIS de abril la dejaba por encima de Iglesias en valoración entre los votantes de UP
El segundo hito fue el debate de Telemadrid, en el que demostró saber cómo poner nerviosa a Isabel Díaz Ayuso. La candidata de Más Madrid se presentaba ante la audiencia con estas palabras: «Soy Mónica García, soy médica del Hospital 12 de Octubre y madre de tres críos. Vengo a este debate por primera vez y quiero centrarme en los temas importantes». Tras varios choques directos con la presidenta, en los que a ésta se la vio visiblemente incómoda, el sondeo de Sigma Dos que la cadena pública madrileña difundía tras el debate la colocaba como la vencedora dentro del bloque progresista.
García llegaba así a la recta final de la campaña al alza en las encuestas, recogiendo mucho voto socialista y especialmente joven y femenino. Marcando perfil propio en una campaña que alcanzó cotas de crispación pocas veces vistas tras las amenazas de muerte a Iglesias y su marcha del debate de la Ser, tras las dudas que Rocío Monasterio planteó ante la veracidad de esas amenazas. En este escenario, el CIS de abril llegaba a colocarla por encima de Iglesias en valoración entre los votantes de Unidas Podemos.
El PSOE, sumido en el desconcierto

Con estos cimientos, esta médico anestesista de 42 años, portavoz de la Marea Blanca que defendió la sanidad pública ante las privatizaciones de Esperanza Aguirre y que entró en la Asamblea en 2015 en las listas de Podemos, ha conseguido superar en 4.000 votos a los socialistas y asume el papel de alternativa a Díaz Ayuso. García mejora los resultados de Errejón, con un sorpasso impensable para la dirección del partido cuando se convocaron las elecciones. Eso sí, la alegría no es completa, pero no sólo porque las izquierdas no sumen, sino porque Más Madrid sólo recoge cuatro escaños de los 13 que pierde el PSOE y el espacio político de las izquierdas es más reducido que el que salió de las urnas hace dos años -41% de los votos por el 47% de 2019-.
Estos resultados han sumido en el desconcierto a los socialistas, que no los han visto venir. Los datos que manejaban apuntaban a que era difícil derrotar a Díaz Ayuso, pero que había partido. Nada de eso. Había quienes todavía no daban crédito en la noche electoral a que Ángel Gabilondo tuviera intención de recoger el acta de diputado de la Asamblea, mientras José Luis Ábalos, en su comparecencia, hablaba de él en pasado. La dirección del PSM, encabezada por José Manuel Franco, se ha defendido argumentando que no sólo ellos ni el candidato debían hacerse cargo de unos resultados nefastos, porque en el diseño de la campaña y de la lista electoral se han implicado Moncloa y Ferraz. La intención inicial de Franco era mantenerse en el cargo hasta el congreso del PSM previsto para el otoño, al que no se iba a presentar. Pero las presiones han sido intensas y el jueves se conocía que renuncia, al igual que Gabilondo no recogerá el acta de diputado y cederá la portavocía. El PSM será pilotado por una gestora hasta un próximo congreso de profunda renovación.
Errejón, en la senda de los verdes alemanes
Hace dos años, fuertemente beneficiados por el ‘efecto Carmena’, Más Madrid consiguió en la Comunidad el 16% de los votos -mucho menos, por cierto, que en el Ayuntamiento de Madrid, donde alcanzó el 31% de los sufragios-. La dirección de Más Madrid, con Errejón a la cabeza, salió de esas elecciones convencida de que tres candidaturas sumaban más que dos, comparando los resultados de las fuerzas progresistas con los que consiguieron PSOE y Unidas Podemos en las generales que se celebraron apenas un mes antes, en abril de 2019. Bajo esa premisa se basó la creación de Más País, con el intento por parte de Errejón de hacerse un hueco entre un Sánchez y un Iglesias que habían sido incapaces de llegar a un acuerdo de gobierno. Sin embargo, el fiasco fue mayúsculo. En la Comunidad de Madrid Más País se quedó con el 5,7% de los votos.
Ahora Errejón vuelve a tomar aire para tratar de impulsar el proyecto a nivel nacional. El miércoles aseguraba a los medios que “vamos a seguir sembrando un espacio político de futuro que es espacio político verde”
Ahora Errejón vuelve a tomar aire para tratar de impulsar el proyecto a nivel nacional. El miércoles aseguraba a los medios que “vamos a seguir sembrando un espacio político de futuro que es espacio político verde”. Poniendo como ejemplo a Los Verdes alemanes, en posición de relevar a la CDU del gobierno federal, según las encuestas, Errejón explicó que “crecieron desarrollando un proceso lento y cuidado en municipios y landers y parece que están muy cerca de gobernar en septiembre”. Su intención es imitar esa “hoja de ruta, sin prisa, pero sin pausa” para “poco a poco ir abriendo un espacio político verde y de futuro”.
Joan Baldoví, portavoz de Compromís en el Congreso –que ha estado presente en algunos actos de la campaña de Más Madrid, al igual que la líder de la formación valencianista, Mònica Oltra- ha asegurado que le suena bien “todo lo que sea colaborar” para construir “una alternativa periférica y de izquierdas, pero pegada a los territorios”. El núcleo duro de Más Madrid ya abordó su salto a la política nacional en las elecciones de noviembre de 2019 de la mano de Compromís y de la Chunta Aragonesista, además de Equo, que abandonó el marco de Unidas Podemos para integrarse en las candidaturas de Más País. Sobre este guión, Baldoví aludía esta semana a incorporar a esta alianza a la formación mallorquina Mès y al andalucismo de izquierdas que está construyendo Teresa Rodríguez.
Aún así, no son encajes fáciles. La opción de Mès ya se analizó para las generales de noviembre del 19 y se terminó descartando, entre otras cosas por el marco soberanista en el que se mueve esta coalición, en la que está integrada ERC. Y el proyecto que quiere liderar Teresa Rodríguez hunde sus raíces en Anticapitalistas, con un marcado perfil izquierdista –se opuso abiertamente a la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno- que no parece sintonizar con el ecosocialismo que propone Más País.