Corregir los errores y aprovechar las oportunidades para mejorar, estas son las conclusiones que sacan los líderes de las principales entidades sociales de nuestro país sobre la crisis global provocada por el COVID-19. Aprovechar los fondos de reconstrucción europeos para conseguir un modelo productivo más competitivo, y reformar la legislación laboral para devolver los puestos de trabajo perdidos son sus metas para asegurar el Estado de Bienestar a la población.
Medidas extraordinarias y coordinadas
Unai Sordo
Secretario general de CCOO
La pandemia del coronavirus está provocando la crisis global más importante del siglo XXI. De tal envergadura que hace imprescindible que los poderes públicos nacionales y las instituciones europeas e internacionales adopten medidas extraordinarias y se coordinen entre sí.
La pandemia ha dejado al descubierto vulnerabilidades cuya corrección debiera constituir la guía de prioridades para la recomposición del país. Cabe destacar:
Los campos sanitarios, científicos, de investigación y desarrollo, cuyas carencias han sido evidentes. Reforzar los sistemas de protección pública y rehacerlos ante las diversas contingencias de cuidados a las personas (sanitaria, pero también la atención domiciliaria y residencial) aparecen como necesidades imperiosas. Tomando en cuenta además la evolución demográfica de nuestro país en las próximas décadas.
Apenas hace unos meses, sonaba a anatema defender políticas públicas destinadas a fijar al territorio la producción industrial. Hoy esto aparece como una necesidad perentoria. No se trata de nacionalismo económico, pero sí de cuestionar el modelo según el cual la política para promover la inversión industrial era “desarmar” al estado de herramientas legales en materia laboral -que ha acabado facilitando la salida de empresas de España ante la impotencia del poder público-, así como promover ventajas comparativas a través de la devaluación salarial y fiscal.
La crisis nos está dando una pista de por donde se pueden corregir algunos de los defectos de nuestro modelo laboral. En España cada crisis económica se saldaba con la destrucción masiva de puestos de trabajo. En esta, siendo la de mayor profundidad conocida, la evolución del empleo ha sido mucho menos mala que la del PIB. La clave ha sido la utilización de los ERTE. En el futuro próximo deben abordarse fórmulas que sustituyan a la contratación precaria y el despido por otras alternativas. Esto requiere una legislación laboral distinta, más equilibrada, democrática, que prime la estabilidad en el empleo y que recupere y vigorice el papel de la negociación colectiva.
Y evidentemente, la oportunidad abierta por los fondos de reconstrucción europeos emplaza a España a impulsar políticas estratégicas tendentes a la mejora y modificación de nuestro aparato productivo. Las transiciones vinculadas al salto tecnológico y la revolución digital, así como a la energética y ecológica, impactan en un país como el nuestro, subalterno industrialmente hablando, y dominado por empresas de escasa dimensión y músculo financiero.
Por ello, una acción pública concertada con los agentes sociales, empresas, centros tecnológicos, científicos y formativos, debe prospectar los sectores con futuro en nuestro país, diagnosticar nuestras debilidades y tratar de corregirlas a través de la correcta canalización de recursos que generen sinergias y economía de escala. Desde una perspectiva de interés general, inclusiva y sostenible. Adecuar nuestro nivel de contribución fiscal a la media europea, y el diálogo social como método, completan este breve relato sobre cómo abordar el futuro tras la pandemia.
Lecciones a aprender
Pepe Álvarez
Secretario General de UGT
La pandemia originada por el COVID-19 ha puesto al descubierto muchas circunstancias de nuestra sociedad. Algunas de ellas, como el continuo deterioro de nuestros servicios sanitarios públicos en algunos territorios de nuestro país, o la inadaptación a las nuevas tecnologías del sistema educativo, ya las veníamos advirtiendo hace mucho tiempo, otras, como la carencia de una industria estratégica preparada para asumir los retos de una crisis de esta naturaleza u otras análogas se ha revelado ahora con toda su crudeza. Igualmente, se ha puesto de relieve la necesidad de una red social que protegiera las situaciones de necesidad que abundaban en nuestro país y que, con el COVID-19, han aumentado a cifras insospechadas. Durante estos últimos ocho meses, hemos impulsado el tejido de una red social que protegiese a las personas trabajadoras, en general, a nuestros ciudadanos y ciudadanas.
Ahora, nos encontramos en una fase tremendamente complicada, olvidadas las esperanzas de un virus menos virulento, hemos advertido que algunos de nuestros gobernantes no han sabido ni podido contener la expansión de la pandemia. Es hora de combinar esfuerzos. Esfuerzos, lógica e intervención pública para evitar la expansión del virus, para velar por la salud de nuestras personas. Pero también esfuerzos, lógica e intervención pública para soslayar una congelación de la actividad económica que nos puede conducir a una profunda e irrecuperable crisis.
Por las razones apuntadas, desde UGT hemos promovido el diseño e implementación de planes de reforma y reconstrucción focalizados en un cambio del modelo productivo que nos permita ser menos vulnerables en situaciones como las vividas. En este sentido, se firmó el 3 de julio del 2020 el ACUERDO POR LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA Y DEL EMPLEO. Hablamos de cuestiones básicas continuamente reiteradas: diversificar la estructura productiva; ganar en innovación a través de una estrategia de I+D+i que permita incrementar tanto la inversión pública como la privada, alcanzando de una vez el 3% del PIB; tener presente que la calidad, la sostenibilidad medioambiental y la transformación digital son palancas transversales necesarias para la reactivación; dar su merecido papel a la intervención pública en la creación y sostenimiento de empresas estratégicas y tejido productivo; o construir un nuevo marco de relaciones laborales que fomente el empleo no precario sino el estable.
De la crisis, debemos sacar lecciones que debemos llevar a la práctica con urgencia. Ahora es el momento de llevar a cabo todas esas medidas que nos refuercen como sociedad y país.
Reconstrucción como oportunidad
Antonio Garamendi
Presidente de la CEOE
La actual coyuntura económica y social está envuelta en todo tipo de incertidumbres. Puede que esta sea la palabra que marcará nuestras vidas en los próximos tiempos. Sin embargo, cuando algo está por escribir, además de haber espacio para la preocupación, lo hay para la oportunidad.
Los empresarios españoles, que estamos acostumbrados a vivir en el día a día esa falta de certidumbre y a crear valor donde antes no había nada, vemos por ello el panorama actual como un momento en el que debemos aprovechar todos los recursos a nuestro alcance para, como sociedad y economía, salir de esta crisis reforzados.
Esto quiere decir que, del mismo modo que tendremos que reconstruir el país apoyándonos fundamentalmente en los fondos europeos y la colaboración público-privada, puesto que estamos forzando al máximo las cuentas del Estado –es el momento para hacerlo–, tenemos que pensar que es tiempo de enfocar este esfuerzo para que nuestro modelo productivo sea a partir de ahora más competitivo, esté más asentado en el conocimiento y la innovación, y que sea también más inclusivo, entre otros retos.
Podemos salir de esta crisis siendo mejores. Y si analizamos bien los objetivos antes descritos, hay un elemento fundamental que subyace a todos ellos: la formación.
Se trata de la condición necesaria más importante para contar con empresas y trabajadores más cualificados y, por tanto, más productivos y competitivos; para poner al día a las plantillas ante la revolución tecnológica y digital que, de hecho, ya ha traído consigo la pandemia. Y también para que el empleo sea también cada vez de mayor calidad, lo que reducirá sin duda las brechas de desigualdad existente.
Por tanto, las empresas encaramos la crisis con esperanza y ganas de sacar de ella algo más que una recuperación. Más bien, el resurgir de una economía sobre unas bases que nos han de llevar mucho más lejos en términos de prosperidad.
Responsabilidad y altura de miras
Miguel Garrido
Presidente de CEIM
La situación a la que nos enfrentamos es de inmensa incertidumbre y la sociedad española necesita recuperarse y salir adelante, por lo que es importante afrontar el futuro con responsabilidad y altura de miras.
Lo que pensábamos que iba a ser una situación temporal, que duraría unos meses, se ha convertido en algo más complejo, que requiere más que nunca, de la implicación de todos: administraciones, organizaciones, empresas, sindicatos y de la sociedad en general.
Nos enfrentamos a una crisis sanitaria sin precedentes a nivel mundial, que, a su vez, ha desencadenado en una crisis económica de dimensiones todavía desconocidas. Sin embargo, estamos a tiempo de paliar sus consecuencias en la economía y el empleo y evitar que los efectos sean irreversibles.
Para ello, es fundamental tomar medidas contundentes y urgentes que se adapten a la realidad de las circunstancias. Una realidad en la que las empresas necesitan reestructurarse para poder sobrevivir y salvar empleos; en la que son necesarias rebajas fiscales para favorecer el impulso que la economía necesita; en la que hay que dar flexibilidad y certidumbre a las empresas, y en definitiva, una realidad en la que se comprenda que las empresas somos parte imprescindible de la solución a la crisis económica derivada de la crisis del COVID-19.
Como representante de los empresarios madrileños, quiero poner en valor el ejemplo encomiable del sector privado durante los peores momentos vividos por la pandemia. Las empresas han mostrado una solidaridad y una responsabilidad digna de mención, y además han realizado un esfuerzo titánico para adaptarse a la nueva situación sobrevenida y para garantizar la salud y la seguridad de trabajadores y clientes.
Ahora es el momento de trabajar unidos, y de hacerlo en el marco del diálogo social. Administración y agentes sociales debemos cooperar y llegar a acuerdos que den soluciones reales a los problemas reales de la sociedad española. Solo así podremos salvar el mayor número de empresas y de puestos de trabajo, y, en definitiva, asegurar el Estado del Bienestar.
Proceder sin dilación
José Luis Martínez Campuzano
Portavoz de la Asociación Española de Banca
En estos momentos hay dos grandes incógnitas. Por un lado, está el alcance final del virus, al que tarde o temprano encontraremos solución. Todo apunta a que la tan ansiada vacuna está cada vez más cerca. Por otra parte, desconocemos la magnitud de sus consecuencias sobre nuestra economía y forma de vida.
En el plano sanitario, estamos aprendiendo a vivir con la pandemia de forma responsable, con distanciamiento social y mascarillas en nuestro día a día, entre otras medidas. En el plano económico, también tendremos que mantener los principios que tan buenos resultados han dado hasta el momento: la inmediatez, la contundencia y la perseverancia en la estrategia a seguir.
La crisis sanitaria ha aflorado tendencias positivas ya existentes como la digitalización de la sociedad, pero también ha acentuado problemas estructurales de tipo social y económico. Es tiempo de redoblar esfuerzos para reconducir los primeros y corregir los segundos, de forma que la recuperación económica actual arraigue, se fortalezca y se haga sostenible.
Es necesario poner encima de la mesa una estrategia clara de crecimiento, enfocada a corto plazo en recuperar el empleo perdido, que resulte de un análisis en profundidad de la crisis y de la situación de partida. Su implementación debe ser coordinada entre los agentes económicos y a escala internacional, para continuar de esta forma lo desarrollado desde el inicio de la pandemia con tan buenos resultados.
El sector bancario está preparado y dispuesto para contribuir de forma relevante en el desarrollo de la estrategia adoptada, como han demostrado los bancos en los últimos meses con sus iniciativas para paliar los efectos económicos de la pandemia sobre familias y empresas.
La lucha contra la pandemia y sus estragos requiere que todos los agentes perseveren en trabajar unidos. Tenemos la oportunidad de impulsar la recuperación económica sobre las bases de un nuevo modelo productivo más sostenible y equitativo. No desaprovechemos las oportunidades de mejora que brindan las crisis, por terribles que sean.
Nuevos retos para la nueva etapa
Óscar Arce
Director General de Economía y Estadística del Banco de España
El Covid-19 ha trastocado gravemente nuestro modo de vida. En el ámbito económico, la epidemia y las medidas para reducir su propagación causaron en primavera la recesión más profunda que la mayor parte de la ciudadanía haya experimentado en sus vidas. Tras la desescalada, la actividad comenzó a recobrar el pulso. Pero la recuperación es desigual (de modo que han quedado rezagadas las ramas más dependientes del contacto personal), frágil (porque, como desgraciadamente estamos comprobando, el virus seguirá condicionando la vida social y económica mientras no dispongamos de una vacuna) e incompleta (pues la actividad y el empleo están todavía muy por debajo del previo a la crisis). De hecho, los escenarios más recientes del Banco de España prevén que el impacto de la pandemia sobre las principales variables macroeconómicas y las finanzas públicas se prolongue más allá de finales de 2022.
En circunstancias tan extraordinariamente complejas, el papel de las distintas palancas de la política económica es crucial. Mientras el virus siga entre nosotros, será preciso prorrogar, con los matices que las circunstancias cambiantes vayan aconsejando, aquellos esquemas que se han mostrado exitosos para evitar la desaparición permanente de tejido productivo y puestos de trabajo, como los ERTEs o los avales públicos a los créditos empresariales. Pero, a la vez, el país debe trabajar ya en el diseño de una estrategia de largo alcance para elevar la capacidad de crecimiento y creación de empleo de la economía; una estrategia ambiciosa e integral cuya ejecución requerirá necesariamente un horizonte temporal amplio y, por tanto, un alto grado de consenso político y social.
Tanto las AAPP como las empresas saldrán de esta crisis con niveles de deuda que habrán de reducirse, si no queremos que se conviertan en plomo en las alas. Una vez que se consolide la recuperación económica, el desendeudamiento público tendrá que descansar en una estrategia gradual, pero sostenida y creíble, de consolidación presupuestaria a medio plazo.
En este contexto, el fondo para la recuperación europea, Next Generation EU (NGEU) supone una oportunidad única de transformación estructural y modernización de nuestra economía. Las estimaciones del Banco de España sugieren que los efectos macroeconómicos de los recursos de este fondo podrían llegar a ser muy significativos en los próximos años. Pero el pleno aprovechamiento del programa exigirá su implementación temprana y una planificación cuidadosa del destino de esos recursos, en el que deben primar los proyectos de inversión, cuyo efecto multiplicador sobre la actividad es más elevado que en el caso del gasto corriente, y aquellos otros que, en general, faciliten la aplicación de las reformas que necesita nuestra economía. Las afirmaciones absolutas –y el manido adagio de Einstein que reza que “toda crisis es una oportunidad” lo es- siempre son discutibles, pero ciertamente, bien usado, el NGEU nos concede una oportunidad única de emerger de este trance tan adverso en condiciones mucho más favorables que en su ausencia.
Medidas socioeconómicas y diálogo social
Pedro C. Fernández Alén
Presidente en funciones del Consejo Económico y Social de España
Desde el CES, como institución de diálogo social y participación de los agentes sociales y la sociedad civil organizada, se suele subrayar la conexión entre las acciones en favor del empleo y las de promoción de la actividad empresarial, con la lógica consecuencia de la necesidad de coherencia entre las políticas en estos ámbitos y el conjunto de políticas que inciden en la vida social y la actividad económica.
Es bueno recordar estas ideas en el contexto de un fenómeno como la pandemia, que la propia Memoria del CES ha calificado de disruptivo, y que requiere la acción coordinada de una diversidad de políticas. Más allá de los criterios sobre políticas concretas, esta Memoria del CES subraya la existencia en estas circunstancias de dos riesgos, la incertidumbre y la falta de confianza, que pueden lastrar gravemente la eficacia de esas políticas. Incertidumbres sobre la propia evolución de la pandemia, sobre el curso que puede seguir una economía internacional sin la que no caben análisis razonables respecto de las economías nacionales, y también sobre el efecto que en la vida social y económica van a producir las políticas. Y falta de confianza, unida a esas incertidumbres, que condiciona las decisiones empresariales, y con ello el empleo, que debilita la cohesión social y con ello provoca pérdida de confianza en las instituciones.
Naturalmente que hay que desconfiar de quienes ofrezcan soluciones simples, casi mágicas, para problemas de esta índole. Pero sí existen caminos por los que transitar, que no son fáciles, pero que en nuestro país sí tenemos experiencias de utilizarlos. Permítanme una cita literal de la Memoria del CES: “En el marco de la necesaria solidaridad y cooperación en todos los ámbitos que va a requerir la superación de esta crisis y la construcción de un futuro mejor para unas economías y sociedades que serán sin duda diferentes, el CES quiere destacar el protagonismo esencial que para ello están teniendo y deberán seguir teniendo los interlocutores económicos y sociales y el diálogo social”. Hablar de cooperación y consensos en todos los ámbitos es hablar de diálogo social, porque este diálogo es, por su propia definición, un instrumento de cooperación. Y, afortunadamente, en España sabemos practicar el diálogo social.
Reconquistar las calles de Europa
Miguel Carballeda
Presidente del Grupo Social ONCE
La ONCE y el Grupo Social ONCE nacimos y mantenemos como leitmotiv el compromiso con las personas con discapacidad de España, de Europa y del mundo. Y trabajamos desde hace más de 30 años con la Unión Europea y con nuestros compañeros y hermanos ciegos de todos los países de América Latina, con presencia estable, para impulsar sociedades mejores para todos mediante las palancas de la educación, la formación continua, el trabajo, la inversión y la cooperación. Sin que ello signifique que hayamos dejado de mirar hacia África o Asia cuando la situación lo requiere.
Pero en estos momentos marcados por una crisis sanitaria mundial sin precedentes tenemos que levantar la voz en favor de quienes lo tienen más díficil e imperdir que el contexto de crisis actual, en el que la evolución de la inclusión de las personas con discapacidad en todos los países del mundo puede peligrar, provoque una quiebra social aún mayor.
Hace apenas unos días hemos participado desde el Senado de España en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que ya había aprobado una importante resolución sobre el impacto social de la pandemia y las medidas inclusivas y sostenibles a tomar durante la recuperación. Y nos hemos sumado con iniciativas, medidas y recomendaciones para evitar una mayor desigualdad para muchas personas con discapacidad, una falta de igualdad con la que, desgraciadamente, ya conviven.
No habrá recuperación sin incluir colectivos y empresas que han apostado siempre por la inclusión y este es un mensaje rotundo hacia Europa y hacia todos los estados y administraciones: los planes de inversión, los proyectos y las grandes medidas que se diseñen para esta recuperación deben considerar la apuesta por la educación y el empleo de las personas con discapacidad y pensar en lo ineludible que es asegurar el sostenimiento de quienes crean ese empleo y ayudan a romper la desigualdad.
En esa línea trabaja el Grupo Social ONCE, una entidad singular de la economía social, un generador de empleo y de oportunidades para personas con discapacidad único en Europa y en el mundo. Y que ahora se marca una estrategia que impulsaremos allí donde vayamos, especialmente en las altas esferas comunitarias: que el largo camino de recuperación que estamos empezando a planificar no deje a nadie atrás.
La incertidumbre de futuro permanece y es grande, pero el compromiso del Grupo Social ONCE y de sus gentes es aún mayor. Volveremos a reconquistar, entre todos y todas, las calles y a ganarnos el futuro como hemos hecho siempre, para compartirlo con toda la sociedad de España, de Europa y del mundo. No tengan ninguna duda de que lo lograremos porque #LaIlusiónPuedeConTodo.