Iñigo Errejón ha quedado absuelto, como solicitaba la Fiscalía, del delito leve de maltrato del que se le acusaba por supuestamente haberle propinado una patada a un vecino del barrio de Lavapiés, en Madrid, la noche del 2 de mayo de 2021. El juez concluye que, tras la prueba practicada en el juicio -que duró más de tres horas y media– no ha quedado “acreditado que el denunciado propinase una patada al denunciante”. El magistrado señala que las declaraciones de los testigos -tanto los del vecino de Lavapiés como los de Errejón- “son claramente contradictorias”, y que las cámaras de vídeo de la zona “no arrojan luz sobre lo ocurrido, pese al intento de mejora de las imágenes […] Tan solo resulta probada la petición de la foto por el denunciante, la negativa del denunciado y la discusión posterior entre ellos”, ha subrayado.
Así las cosas, lo más normal es que Errejón haya sido absuelto, aunque algunos juristas se han llevado las manos a la cabeza por el hecho de que el asunto haya llegado a juicio, en un proceso que ha durado más de un año, sin existir ni un solo indicio, más allá del testimonio de este señor, que reconoció haber tuiteado en contra de Errejón en alguna ocasión. “Soy votante del PP, no de la ultraderecha”, se defendía el vecino de Lavapiés después de que el líder de Más País dijera sentirse víctima de “una mentira de un señor de extrema derecha”.