
El Acento/ Inmaculada Sánchez.
Quién lo iba a decir: resulta que en esta campaña electoral interminable de 2023, con etapa el próximo 28 de mayo y final en las generales de diciembre, la salud de la economía española juega en el bando del primer Gobierno de coalición de izquierdas, tachado por la derecha de comunista y bolivariano como sinónimos de empobrecedor e inepto. La hecatombe económica pronosticada, no sólo no llega sino que ya no se la espera como aliada de Feijóo en los largos meses de campaña. Y las máquinas de Génova, 13, gripadas, han tenido que someterse a una revisión de engranajes.
Esta semana tanto la Comisión Europea desde Bruselas como el reticente Banco de España han mejorado sus previsiones respecto a la economía española y han señalado que su evolución es mucho mejor de lo esperado pese a las muchas incertidumbres que aún persisten a nivel global. Los machacones mantras de la derecha que atribuyen miseria familiar, desabastecimiento e infierno fiscal a la gestión económica de las izquierdas están chocando casi cada semana con un nuevo dato que remarca la resistencia de nuestra economía bajo la batuta del Gobierno de Sánchez. A las buenas noticias de los últimos días se ha sumado incluso el pacto de rentas que parecía imposible rubricado por sindicatos y patronal, que acuerda moderadas subidas salariales para este año y los dos próximos, y con el que garantizan una paz social y una certidumbre empresarial que abonará el camino de la recuperación.

La prevista ‘ruina de los españoles’ ha pasado a segundo plano como arma electoral del PP en favor de Bildu y la extinta ETA. El siempre reticente Banco de España que dirige De Cos ha mejorado esta semana sus previsiones señalando que la economía va mucho mejor de lo esperado, en línea con lo que también recalca Bruselas y viene vaticinando la vicepresidenta Calviño.
No se ha dado por enterada, como es habitual, Isabel Díaz Ayuso, quien en el único debate electoral al que ha querido asistir, espetó a los candidatos a su izquierda que donde ellos gobiernan «no llevan más que ruina y pobreza». Aun así, no debe estar muy convencida cuando ha erigido como principal arma electoral, por delante del bolsillo de los ciudadanos, a los candidatos de Bildu, llegando a pedir su ilegalización como partido, aunque Junta Electoral y Fiscalía lo hayan rechazado rotundamente, para adelantar, una vez más, a Feijóo en contundencia contra Sánchez.
Los asesores demoscópicos genoveses también parecen tenerlo claro. La compleja y arriesgada gestión de unos años catastróficos para la economía española y mundial provocados por devastadoras tragedias como la pandemia del Covid y la guerra de Ucrania no fue capaz de hacer caer, en su momento, al Ejecutivo de socialistas y morados. Si en 2023 el mensaje de recuperación económica presenta mimbres para instalarse en la ciudadanía es hora, pues, de reagrupar fuerza en otro frente.
Vivimos confusos y paradógicos tiempos. Aquella famosa frase de un asesor de Bill Clinton: «Es la economía, estúpido», que explicaba su inesperada victoria sobre un George W. Bush en su mejor momento de popularidad gracias a la Guerra del Golfo por el prioritario interés ciudadano en la marcha de sus bolsillos, hoy se le muestra esquiva a Pedro Sánchez, que ve cómo hasta el barómetro del CIS de esta semana muestra a un Feijóo pisándole los talones. No todo está visto ni dicho, sin embargo, de aquí a diciembre. Habrá que analizar con detalle el veredicto del 28-M para saber quién resulta ser, finalmente, el estúpido.
Periodista y directora de ‘El Siglo’ desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas ‘Cambio 16’ y ‘El Nuevo Lunes’ y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid