Alicia Monteagudo
Madrid, Barcelona y Castilla y León ya han pasado a la Fase 1. Con su entrada, todas las comunidades autónomas han dejado atrás la Fase 0 e inician el camino hacia la “nueva normalidad”, por ahora, con muchas limitaciones. El resto de autonomías pasarán a la Fase 2 este lunes con lo que el 70 por ciento de la población española se encontrará ya en esa fase de alivio del confinamiento la próxima semana. El cambio de fase más polémico ha sido el de Madrid, ya que el informe presentado por el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, justificando el avance de los territorios en las fases, señala que la capacidad de la región para realizar pruebas PCR estaba «al límite» y que no se había reforzado la atención primaria.
España también inició la semana pasada el luto oficial de 10 días por las más de 26.000 víctimas del coronavirus. Es el luto oficial más largo de la democracia y finalizará el 6 de junio. Durante todo el periodo, las banderas de los edificios públicos ondearán a media asta y lucirán un crespón negro en señal de respeto.
Mientras las comunidades siguen avanzando en las fases, el Gobierno estudia la posibilidad de acelerar la desescalada. La tensión interna en el Gobierno y las críticas del resto de partidos por el pacto con Bildu para derogar la reforma laboral, junto con las dificultades para prorrogar una vez más el estado de alarma, han llevado al Ejecutivo a plantearse reducir la duración de las fases a una semana.
Pedro Sánchez comunicó a los responsables autonómicos que muchas comunidades podrían estar fuera del estado de alarma “en los próximos días” y que el país al completo recuperará la movilidad entre finales de junio y principios de julio “si nada se tuerce”. Algunas comunidades, como Andalucía, ya habían pedido que se redujese el tiempo de las fases para algunas de sus provincias. «Hay que permanecer 14 días en cada una de las fases, pero estamos estudiando posibles opciones de modificarlo» por zonas “en función de cómo evolucione la epidemia”, ha reconocido Illa. Los 14 días son el tiempo mínimo “ideal” que recomienda la Organización Mundial de la Salud para permanecer en las etapas de la desescalada, porque es el tiempo máximo medio de incubación asociado al Covid-19.