ESPECIAL Presidencia española de la UE / N.D
La guerra en Ucrania ha puesto sobre la mesa la necesidad de avanzar hacia una nueva defensa común europea, de redefinir las relaciones con la OTAN y EE.UU. y de revisar algunas de las normas existentes que ahora podrían obstaculizar una respuesta común ante los nuevos conflictos. Los principales retos que señalan los expertos son la construcción el primer ejercito europeo y su financiación y también el de reforzar la capacidad de la UE para desplegar y mantener misiones civiles de gestión de crisis.
La agresión rusa contra Ucrania ha supuesto un punto de inflexión que ha llevado a la Unión Europea, no solo buscar la independencia económica y energética, sino también la de defensa y seguridad. Una estrategia común que está por construirse, pero para la que ya se han tomado algunas decisiones sin precedentes, como la de utilizar fondos europeos para ayudar al ejército ucraniano, a través del Fondo Europeo para la Paz por un total de 3.600 millones de euros, la compra conjunta de armamento o el lanzamiento de una misión de entrenamiento para Ucrania. Además, se ha producido la apertura de puertas de la OTAN a Finlandia, a la que seguramente siga pronto Suecia, confirmando que el organismo trasatlántico vive su propia transformación, además de apreciarse un cambio en las relaciones con Europa.
La agresión rusa contra Ucrania ha supuesto un punto de inflexión que ha llevado a la Unión Europea, no solo buscar la independencia económica y energética, sino también la de defensa y seguridad
En el horizonte aún, como un avance sin precedentes en cooperación militar, la construcción de un Ejercito europeo. El primer hito se dará durante la presidencia europea española de la UE: la UE realizará sus primeras maniobras militares conjuntas en España, primer ensayo para la puesta en marcha de la fuerza en 2025. El primer ejercicio sobre el terreno de su nuevo brazo militar, la llamada Fuerza de Despliegue Rápido -que contará con hasta 5.000 efectivos-, se desarrollará durante la presidencia española de la Unión, en el segundo semestre del año. Sobre la mesa, aún varios aspectos por resolver, como el coste de esos ejercicios de entrenamiento y su financiación. Lo que si parece seguro es que será el cuartel general de la UE (MPCC), que ha liderado hasta ahora misiones no bélicas centradas en la formación de ejércitos de terceros países (Malí, República Centroafricana, Somalia o Ucrania) quien asuma el mando de la Fuerza de Despliegue Rápido de la UE en 2025, y de hecho ya se está preparando, ampliando su personal.
Misiones civiles
La ministra de Defensa ahora en funciones, Margarita Robles, detallaba hace unos meses que los preparativos se están ultimando con la «máxima prudencia». En su discurso, Robles insistió en que los últimos acontecimientos, en especial la guerra de Ucrania, han demostrado que la UE debe tener una «autonomía estratégica en defensa» al margen de la OTAN, aunque ambas instituciones puedan realizar «actividades coordinadas». «Si hay algo importante es que ya no vemos a la UE como adversario de la OTAN», sostuvo tras avanzar que durante su presidencia comunitaria «España potenciará todos los aspectos para desarrollar la Brújula Estratégica».
Junto a lo militar, la UE también pretende reforzar la vertiente civil de la política común de seguridad y defensa. De hecho, el Consejo y sus Estados miembros acaban de acordar un nuevo Pacto sobre la Vertiente Civil, uno de los principales resultados de la Brújula Estratégica aprobada en marzo de 2022. Se trata de reforzar su capacidad para desplegar y mantener misiones civiles de gestión de crisis. Estas misiones tienen el objetivo de reforzar la protección policial, el Estado de Derecho y la administración civil en entornos frágiles y de conflicto. En la actualidad, más de 2 200 mujeres y hombres se mantienen 13 misiones civiles en 3 continentes.
Revisiones
Todos estos cambios requieren algunas revisiones. El año pasado, el Parlamento Europeo ya adoptó una resolución en la que pedía al Consejo Europeo que iniciara el proceso de revisión de los Tratados de la UE, que también incluiría dar más poderes a la Unión en materia de defensa. Desde entonces, la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo ha seguido trabajando en los posibles cambios. Mientras que algunas capitales como París y Berlín sí estarían a favor de una revisión de las disposiciones actuales, un grupo de 13 Estados miembros ha declarado su oposición a un cambio en los Tratados.
Además y según fuentes gubernamentales, España promoverá durante su presidencia de turno de la UE, una nueva propuesta para cambiar de unanimidad a mayoría cualificada el sistema de voto de los Veintisiete en temas clave de política exterior y de seguridad común, dando impulso a la iniciativa lanzada por Alemania, y que cuenta ya con el apoyo de una decena de países, para intentar sortear las amenazas de veto que bloquean algunas de las decisiones clave de la UE -como las negociaciones de sanciones contra Rusia- que impiden, según los promotores del cambio, que Europa se perfile como un actor geopolítico clave en momentos en que la guerra de Ucrania y otras crisis requieren que los Veintisiete actúen de forma “eficiente y rápida”. La dificultad para que salga adelante es que requeriría el sí de todos los socios, algo que países como Hungría ya han dejado claro que no permitirán.
Pesco: ya van 68 programas comunes
La Unión Europea ha adoptado recientemente once proyectos nuevos de cooperación militar en el marco de la Cooperación Estructurada Permanente en Defensa (PESCO) con el que espera aumentar la inversión y el desarrollo de medios conjuntos para mejorar los ejércitos europeos.
Se trata de la primera tanda de proyectos en los que participará Dinamarca después de sumarse por completo a la política de Defensa europea, tras dejar atrás en un referéndum en pleno contexto de la guerra en Ucrania la cláusula especial para no participar en cuestiones militares. Con esta nueva ronda, PESCO alcanza un total de 68 programas comunes. Los nuevos se centran en la formación, el ámbito terrestre, dos, marítimo, tres, aéreo, dos, cibernético, dos, y conjunto, habilitador (uno) y estarán dirigidos por siete estados miembro diferentes como coordinadores. En el caso de España, participa solo en el proyecto de protección de infraestructuras marítimas armonizando el uso de medios submarinos actuales y promoviendo el desarrollo de los futuros. El plan prevé una compra conjunta a medio plazo, en 2028