Alberto Núñez Feijóo está confiado. El CIS acaba de sumarse a las casas demoscópicas que le conceden más votos que a Pedro Sánchez, la pugna por el voto progresista entre los socios del Gobierno de coalición ha convencido a los populares de que tienen el centro electoral despejado y la crisis derivada de la guerra en Ucrania se asume en Génova como una oportunidad para desgastar al líder socialista. En las generales, pero también en las autonómicas y municipales de 2023, primer asalto del gallego en su camino a La Moncloa. Septiembre comienza una precampaña intensa y extensa y el líder del PP está deseando comenzar el nuevo curso para tratar de despejar las dudas sobre liderazgos y alianzas en la derecha.
El PP empezó el año atascado en las encuestas y dinamitando su puente de mando. Hoy, finaliza el curso político encabezando los sondeos y cruzando los dedos para que el ‘efecto Feijóo’ se estire más allá de las andaluzas y alcance la precampaña de septiembre para la que se rearman ya todos los partidos y proyectos políticos.
Hasta el CIS de José Félix Tezanos, tan denostado hasta antes de ayer por los conservadores, es ahora una referencia en la sede nacional de los populares; según su última estimación de voto, si hoy se celebrasen las generales ganaría Alberto Núñez Feijóo con el 30,1 por ciento de los votos, por delante de Pedro Sánchez con un 28,2 por ciento.
La euforia del ‘efecto Feijóo’ continúa en Génova, donde confían en recuperar territorios como el valenciano o el balear
Génova y los medios afines celebran un resultado que mejora sus expectativas no sólo frente al PSOE, también ante un Vox que caería en un mes del 16,5% al 12% y que, sin embargo, seguiría siendo necesario para poder formar Gobierno. Una salvedad que los conservadores prefieren pasar por alto confiando en que las crisis ajenas se transformen ante ellos en oportunidad.
Desde el PP interpretan el nacimiento de Sumar de Yolanda Díaz y el anuncio de Pedro Sánchez de nuevos impuestos a la banca y a las eléctricas como el origen de una nueva batalla, más intensa y directa que la librada hasta ahora en el seno del Gobierno de coalición, por aglutinar el voto de la izquierda.
Y, eso, deducen en las filas conservadoras, les despeja el camino en la conquista del voto de centro, soslayando de nuevo el hecho de que va a ser difícil, en las generales y en las autonómicas y municipales, repetir la gesta de Juanma Moreno en Andalucía para poder prescindir del apoyo de la ultraderecha, que ha relajado su discurso diferencial con el PP para practicar una política de mano tendida, como hizo Santiago Abascal con el senador Feijóo durante el reciente debate sobre el estado de la nación.
El desafío económico de Feijóo
En la derecha, y no sólo la política, vaticinan desde hace semanas que en otoño va a desatarse una tormenta perfecta en materia económica. Y, como ocurriera tras la crisis de 2008, en el PP han puesto a trabajar a todos sus portavoces para que fijen en la agenda el relato de que es su partido el único capaz de sacar a España de las crisis que, insisten, provoca la izquierda.

Pero en medio de una coyuntura dominada en todo el mundo por la inflación y la escasez energética, Feijóo tendrá que aplicarse de aquí a septiembre para demostrar su solvencia en el asunto que más preocupa a la ciudadanía y no volver a ser pillado en un renuncio confundiendo la prima de riesgo con el tipo de interés.
Le ocurrió en su primer cara a cara con el jefe del Ejecutivo desde la Cámara alta, pero diez días después Juanma Moreno ganaba con mayoría absoluta las elecciones andaluzas y el error del líder popular apenas tuvo recorrido. En el nuevo curso político, cuando Feijóo trate de volver a comprometer al Ejecutivo a cuenta de la economía, habrá de prepararse mejor el discurso; enfrente estará la ministra de Hacienda y nueva vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, peso pesado socialista en el Gobierno y, ahora, número dos del flamante núcleo duro organizado en torno a Pedro Sánchez para reforzar el mensaje político del partido de cara a la intensa precampaña que se avecina a la vuelta del verano.
Campañas a la carta
Intensa y extensa. Dará comienzo con las autonómicas y municipales, donde Génova confía en dar un vuelco a los resultados obtenidos en anteriores citas electorales –sobre todo ahora que Ciudadanos está fuera de juego– y recuperar territorios como el de la Comunidad Valenciana y Baleares, incluso volver a conquistar un feudo socialista como hicieran en Castilla-La Mancha.
El PP llegará a las elecciones de 2023 con los mensajes de Moreno hablando de “diálogo” con Sánchez y Ayuso acusándole de tomar el “camino venezolano”
La línea ascendente del PP en las encuestas desde que Feijóo fuera proclamado líder de la formación conservadora y tras el éxito de Moreno Bonilla en las elecciones a la presidencia de la Junta de Andalucía superando la mejor de las expectativas da alas al optimismo popular y permite ciertas licencias a las baronías.
El PP es el partido de Alfonso Fernández Mañueco, que gobierna Castilla y León en coalición con la ultraderecha tragándose no pocos sapos. El último, asumir medidas contra el fuego anunciadas por su socio y vicepresidente, Juan García-Gallardo, como un “concierto benéfico” en nombre de “las consejerías de Vox”.
Es también el partido de Isabel Díaz Ayuso, que tiene un pacto de investidura y una buena relación con su socia de la formación de Abascal y que libra su particular batalla en clave nacional. Siendo la oposición a Pedro Sánchez el objetivo prioritario en su acción de Gobierno y a propósito de la reforma legislativa para renovar el Tribunal Constitucional, sostenía en rueda de prensa tras uno de los últimos comités de dirección del PP de Madrid antes de finalizar el curso político que “nos vamos acercando al camino venezolano”.
Y el PP es el partido de Juan Manuel Moreno Bonilla, que en su discurso de investidura del 20 de julio dijo confiar en que se abra “un nuevo tiempo, una nueva relación con el Gobierno de Pedro Sánchez. Una relación que tiene que estar basada en el diálogo, el respeto y la lealtad institucional”.
Si bien todo el partido mira a Andalucía, empezando por el propio Feijóo, las tres fórmulas son válidas para los populares. En el caso de que Sánchez agote como dice la legislatura y no hace coincidir las generales con las autonómicas y municipales –en el PP empiezan ya a barajar este escenario–, los comicios previstos en primavera habrían de ser el trampolín definitivo para el gallego. El ‘efecto del efecto Feijóo’. Él ya se ha hecho ilusiones. Como si de aquí a los comicios no quedara una eternidad.