¡Vaya Gente! / Mara del Prado
Al mal tiempo, cara de circunstancias. Qué remedio, cuando el reinado de uno no ha tenido ni un minuto de calma. Al menos la nueva normalidad permite relajar el rictus. Que peor que cubrir la cara con una mascarilla nada más salir de casa es llevar puesta la sonrisa mientras la Fiscalía investiga a tu padre por ocultar al fisco, presuntamente, decenas de millones en paraísos fiscales.
Así, mientras el crédito de la Corona da un paso atrás con cada noticia sobre las supuestas cuentas ocultas del emérito, Felipe VI ‘ignora’ a su padre e intenta contrarrestar el peligroso retroceso con una agenda pública volcada en el Covid.
Con ese ánimo viajaron él y la reina Letizia a Toledo para inaugurar el nuevo hospital universitario, con el que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha pretende dar respuesta asistencial a la zona y, en primer término, a la mayor demanda provocada por la segunda ola de la pandemia sanitaria.
Arropados al más alto nivel, como en general sucede desde 1978 y, en particular, desde marzo de 2020, la fatídica fecha en que una sociedad off shore creada por Juan Carlos I se cruzó de forma pública en la vida de su hijo, Sus Majestades estuvieron acompañadas por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el presidente de la región, Emiliano García Page.
“La situación de los hospitales y la capacidad de absorción del sistema sanitario han sido una de las máximas preocupaciones de don Felipe y doña Letizia durante los primeros meses de la crisis del coronavirus, cuando mantenían llamadas y vidoeconferencias periódicas con los responsables de los principales hospitales del país”, asegura hola.com, que destaca el primer viaje oficial al extranjero desde que se declaró la pandemia del rey para desplazarse a Bolivia, donde asistió a la toma de posesión del nuevo presidente, Luis Arce.
Recuerda la publicación que no había salido de España desde que a comienzos de marzo visitó París para participar con el presidente Emmanuel Macron y su mujer, Brigitte, en un homenaje a las víctimas del terrorismo. Y, aunque pudiera parecer un paso más en la nueva, extraña e insuficiente normalidad, el viaje trasatlántico es una excepción cuando la pandemia mantiene al mundo en alerta y, sobre todo, a Felipe VI le queda mucho por hacer en España.
Días atrás, en el XXIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar celebrado en Casa de América en Madrid, habló de afrontar retos y recuperarse del impacto. Lo hacía, por supuesto, a propósito de los efectos del Covid en la economía del país. Pero hubo una frase que bien podría haberla pronunciado en primera persona: “Nadie duda de que el 2020 está siendo un año difícil, pero no podemos caer en el pesimismo”.