
Belén Hoyo
No quiero ser agorera, ni pesimista, ni tampoco inaugurar el año con mal pie, pero creo que una dosis de realidad para empezar 2022 no viene mal: mientras los contagios no han dejado de crecer en las últimas fechas, la economía no para de batir récords en negativo y las familias españolas están que echan humo cuadrando las cuentas para la cuesta de enero más empinada y larga de la historia.

No valen los eslóganes para solucionar los problemas que trae la izquierda cuando está en el gobierno. Tampoco valen las mentiras, algo que se ha convertido en el denominador común de los ministros de Sánchez y de los que todos estamos cada vez más hartos
La pandemia resurge con la variante ómicron y pese a que la mayoría de los contagios no son graves, estamos en cifras de tal magnitud que consiguen tensionar nuestro sistema sanitario. Es imprescindible que se tomen medidas coordinadas y coherentes y no decisiones unilaterales por decreto. Por eso es necesaria la tan demandada ley de pandemias. Ante el virus más rápido, estamos sufriendo al presidente más esquivo de todos los tiempos, un presidente que resuelve la pandemia derivando la responsabilidad a las Comunidades Autónomas, sin ningún marco jurídico común ni un respaldo económico que contribuya a mejorar la situación. Sánchez ha pervertido la cogobernanza y la ha convertido en sinónimo de irresponsabilidad gubernamental. El Gobierno y la sexta ola son la combinación perfecta para seguir hipotecando nuestro futuro.
Un futuro que España afronta con el techo de la inflación roto al subir los precios un 6,7% en diciembre. Hablamos de una cifra nunca vista en los últimos 30 años. La cesta básica de la compra, los alquileres, la luz, la gasolina, el diésel, el gas… Hay un listado tan extenso de subidas de precio como ministerios tiene Sánchez en su Gobierno. Nuestro país ha entrado en una espiral de la que no saldremos ni juntos, ni más fuertes. No valen los eslóganes para solucionar los problemas que trae la izquierda cuando está en el gobierno. Tampoco valen las mentiras, algo que se ha convertido en el denominador común de los ministros de Sánchez y de lo que todos estamos cada vez más hartos. Sólo valen las propuestas realistas y efectivas. Acuerdos serios para salir de la crisis social, económica y sanitaria como una bajada fiscal, una reforma energética o la mochila austriaca para garantizar el futuro de las pensiones.
Y junto a esto, no sólo sufrimos el silencioso impuesto de la inflación. La izquierda española tiene un estómago fiscal tan insaciable como sus ansias de poder. Insaciable porque si usted es de los afortunados que puede comprarse un coche nuevo, tendrá que pagar entre 800 y 1.000 euros de más por el impuesto de matriculación. Insaciable porque han subido las cotizaciones de los trabajadores e insaciable porque los autónomos van a pagar entre 8 y 21 euros más al mes por poder trabajar.
Mientras esto ocurre en España, Alemania –gobernada por socialistas– baja impuestos para reactivar el consumo de los hogares y empresas que tan mermados están a causa de la crisis y la inflación. Ese es el camino que proponemos desde el Partido Popular. Ese mismo camino que muestra cómo las cinco autonomías gobernadas por el Partido Popular generan más crecimiento económico y empleo que las nueve autonomías gobernadas por la izquierda. Con más libertad y menos impuestos la economía crece más que con las imposiciones ideológicas sectarias.
Pese al triunfalismo del Gobierno, que se muestra una vez más como el principal negacionista de la realidad, España está a la cola de la recuperación económica europea y a cabeza del desempleo: más de 86.000 empresas se han destruido desde que Sánchez asumió el poder, hay más de 3,1 millones de personas que quieren trabajar y no pueden y casi 125.000 españoles siguen en ERTE. No hay un organismo serio nacional o internacional que no haya echado por tierra las previsiones económicas de Sánchez y Calviño. Nadie se cree los números del Gobierno, es decir, nadie se cree al Gobierno. Un Gobierno convertido en el exprimidor de las economías domésticas medias, porque quienes viven de un sueldo son los que más se ven afectados cuando van al supermercado y comprueban que cada día, con este Gobierno, necesitan más dinero para poder seguir comprando su cesta de la compra habitual.
Empezamos 2022 de la misma forma que acabó el 2021, sólo que con mucha más incertidumbre. Pese a todo, feliz 2022.
Diputada del Partido Popular por Valencia desde la X legislatura y actual coordinadora de Comisiones del Grupo Popular en el Congreso. Es Licenciada en Derecho, Ciencias Políticas y de la Administración y Estudios en Humanidades. Actualmente es Portavoz de la Comisión de Asuntos Exteriores, Vocal de la Comisión de Interior, Vocal de la Comisión de Educación y Deporte, Adscrita de la Comisión de Energía, Turismo y Agenda Digital, Adscrita de la Comisión Mixta Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades. También es miembro Suplente de la Delegación española en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Vicesecretaria de Organización Nacional de Nuevas Generaciones del Partido Popular y Coordinadora General del Partido Popular de la Provincia de Valencia.