Las princesas no descubren estrellas ni desarrollan vacunas. Ellas tienen una tendencia a lo etéreo, a la futilidad de una belleza recargada de adornos, maquillaje y photoshop. Carlota Casiragui vino hace un par de años a Segovia para participar en Hay Festival presentándose como filósofa del amor, al parecer, su especialidad. Pero se ve que no le da para mantener castillos y caballos de competición y ha vuelto al trabajo como modelo de Chanel. Para desquitarse, la nieta de Grace Kelly organizará encuentros con escritoras para la “maison” francesa, dice Hola. Qué no dejarán hacer a la también hija de Carolina de Mónaco, que posaba embarazada para Karl Lagerfeld vestida con sus modelos de alta costura.
Tras años de litigios, el rey Alberto de Bélgica ha reconocido a Delphine Sajonia-Coburgo como hija legítima y ella ya quiere ver sus “obras de arte en todos los palacios del mundo”. Según le ha contado a Hola TV, a pesar de que ya es Alteza Real y tiene su propia agenda oficial, ella quiere seguir dedicándose a sus pinturas, coloridas e inspiradas por el Art Brut, según sus propias palabras. Como si se sintiese imbuida por el espíritu de Jean Dubuffet.
Heredera del rey de la televisión y las rancheras trasnochadas, Alejandra Osborne se siente rebelde y creativa. Así titula la publicación en su versión en papel, donde la mayor de las tres hijas de Bertín Orborne y la desaparecida Sandra Domecq ha decidido que ahora se dedica a eso, a la “creatividad en general”, ya sea decorar, decidir la imagen corporativa de una empresa o hacer una sesión de fotos.
Habrá quien necesite años de aprendizaje y experiencia para tocar tantos palos y luego están las princesas, que les basta expresar un deseo para que les sea concedido. Como salir en televisión. Ha sido probar suerte y ya le está gustando. Tanto como para plantearse si lo llevará en las venas, dice cuando le preguntan por su paso por El show de Bertín en Canal Sur.
Tamara Falcó es marquesa. Ni falta que le hace heredar de su madre el título de reina de corazones. Y eso que está en condiciones de disputarle el cetro a Isabel Preysler. Desde hace unos meses sale con un tal Íñigo Onieva, treintañero apuesto pero incapaz de colocarse bien la mascarilla cuando sale a pasear con su novia. En el navideño número de Hola, la flamante estrella de la pequeña pantalla confesaba que el diseñador de coches le hace “sentir bien y me aporta muchísima alegría y cariño”. Si además acostumbrara a cubrirse la nariz en la calle, sería de diez.