L.H.
El martes de esta semana se han reunido más de un millón de personas, según el Ministerio de Interior, en la sexta jornada de manifestaciones por la huelga contra la reforma de las pensiones del Gobierno de Emmanuel Macron, presidente de Francia. En ella, se incluye retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años a partir de 2030 y adelantar a 2027 la prolongación del período de cotización para tener la pensión máxima.
La huelga principal ha tenido lugar en París y la paralización se ha podido ver en el tráfico con un paro visible en ferrocarriles, cercanías, metro, trenes de alta velocidad y convencionales, vuelos y bloqueos camioneros. También, los paros han afectado a la disposición de energías, debido a que, se ha reducido la tensión eléctrica en algunas centrales y la empresa de TotalEnergies ha informado de que la producción de combustible está paralizada y de su plantilla el 64% ha ido a huelga.
La jornada de manifestaciones, que tiene el objetivo de paralizar el país, ha supuesto algunos daños materiales y la policía ha arrestado a 43 manifestantes por actos vandálicos, pero según la policía francesa, se ha reducido solo a algunos extremistas. Desde que han comenzado las huelgas y manifestaciones, el 19 de enero pasado, los líderes de los sindicatos califican la última jornada como histórica y “la mayor movilización de los últimos 40 años”, según declaraba Laurent Berger, el secretario General de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT).
Los franceses siguen con esperanzas de que sus quejas consigan frenar la reforma, sin embargo, por el momento, el Gobierno ha seguido tramitando el proyecto de ley, por procedimiento de urgencia, aunque no es seguro que Macron cuente con el número suficiente de votos para aprobarlo. Aún así, defiende que si no se hiciera, el sistema tendría un déficit de 12.500 millones de euros en 2030 y espera aprobar lo antes posible este proyecto.