La familia Franco no se ha enterado o no se quiere enterar de por qué se va a exhumar al dictador de su tumba en el Valle de los Caídos. Después de que el Tribunal Supremo avalara la decisión del Ejecutivo socialista, los nietos le han pedido por escrito seguir las ordenanzas de honores militares “en señal de respeto y homenaje”, que el féretro sea cubierto durante el traslado con la bandera que transportó su cadáver desde el Palacio Real en 1975 –nada menos que una bandera bordada con el Águila de San Juan– y que sea transportado a hombros.
Las exigencias han debido provocar una mezcla de risa y de indignación en Moncloa, que ya tiene listo el dispositivo para sacar los restos de Franco de Cuelgamuros e inhumarlos en el cementerio de Mingorrubio (El Pardo) con la mayor discreción posible.
Así, el Gobierno ha comunicado a la familia su intención de llevarse el féretro en helicóptero, aunque no revelará la fecha exacta hasta 48 horas antes por si desean acudir al acto. La única certeza es que será antes del 25 de octubre, según se acordó en Consejo de Ministros el pasado día 11. Como dice la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, los nietos de Franco podrán asistir para “honrar a su abuelo”, pero subrayando lo obvio ha recordado que “estamos en democracia y a un dictador no se le rinde homenaje”.