Apenas lleva unos meses al frente de la vicepresidencia de Castilla y León y Juan García-Gallardo no ha dejado de hablar de casi todos los temas no se sabe bien con qué intenciones ni fundamento. Será porque tiene un cargo sin competencias ni nada que hacer, el líder de Vox en la autonomía, que apenas supera la treintena y que lleva peinado y barba hípster, acaba de descolgarse con la frase “la banalización del sexo lleva a que sea un fin en sí mismo, olvidando que su finalidad es la de la procreación”.
Podría haberla pronunciado en la catedral-magistral de los Santos Justo y Pastor de Alcalá, sede de la diócesis de Alcalá de Henares controlada por Juan Antonio Reig Pla, el más ultra del Episcopado español. Pero dijo esto en unas jornadas sobre despoblación organizadas por su partido en Zamora, que también tiene su aquél.
Llegó a afirmar que la “hipersexualización de la sociedad” es uno de los motivos que llevan a la despoblación “latente” en territorios como aquél, y criticó que las personas “se liberen de las cadenas de la familia para dedicar su existencia a satisfacer sus deseos sexuales”.
Todo esto lo iba lanzando García-Gallardo con apariencia de seminarista, llegando a decir que “el sexo es algo… bueno, que hay que hablar de él con cierto pudor en público”. Pero Alfonso Fernández Mañueco no quiere ser el abad del convento. “Hay cuestiones en las que coincidimos y en otras en las que no”, contestó el presidente castellanoleonés incómodo a preguntas de los periodistas sobre las afirmaciones de su socio de Gobierno. Su cruz en lo que le quede de legislatura.