Virginia Miranda
Alberto Núñez Feijóo sabe ganar elecciones y tejer alianzas. De largo recorrido, como sus 13 años de Gobierno en la Xunta. A Esteban González Pons, que habría sido su número dos si el congreso extraordinario de 2018 no se le hubiera hecho cuesta arriba, le ha llamado para tomar las riendas del PP hasta el cónclave donde, ahora sí, el gallego será elegido presidente por aclamación. El valenciano decidirá si abandona o no el Europarlamento, pero el líder in péctore ya cuenta con él para su nueva empresa. Como con el andaluz Juanma Moreno, que no vendrá a Madrid pero tendrá reservada una cuota de influencia. El barón y próximo candidato a las generales no va a desmontar al partido, pero no quiere renunciar al que tenía hace cuatro años en la cabeza.
Alberto Núñez Feijóo y Esteban González Pons tienen estilos y mensajes parecidos. Los dos llevan años abonados a la etiqueta de moderados y los dos presumen de evitar los eufemismos para referirse a Vox. “Vox es un partido de extrema derecha”, acaba de declarar en Telecinco el vicepresidente del Eurogrupo popular y portavoz de la delegación española.
Lo hacía con motivo de una entrevista por su nombramiento como presidente del comité organizador del XX Congreso extraordinario del PP, que se celebrará los días 1 y 2 de abril en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla. El valenciano había aterrizado días antes en el aeropuerto de Madrid-Barajas, donde le esperaban para comprobar el alcance de daños del tsunami que acababa de arrasar el partido y empezar cuanto antes las tareas de reconstrucción.
El gallego quiere contar con Fátima Báñez, pero parece que a la exministra de Empleo no le tienta dejar el ámbito privado
Le había llamado el aclamado barón gallego, que hasta esta semana no ha confirmado lo que ya había dejado atado y bien atado; tras la Junta Directiva Nacional del martes y la Junta Directiva del PP gallego del miércoles, Feijóo cumplimentaba los cauces orgánicos para anunciar su candidatura a la presidencia de los populares en un cónclave donde habrá pocas sorpresas.
En 2018, cuando parecía que ya había llegado el momento del barón que entonces acumulaba tres mayorías absolutas, el presidente de la Xunta tenía previsto contar con González Pons como secretario general de una eventual nueva directiva surgida tras la moción de censura que apartó a Mariano Rajoy del poder y de la política.
Pero la inesperada irrupción de Pablo Casado en la terna de aspirantes a la sucesión convertía la carrera de las primarias en una multitud y Feijóo desistió de sus planes que, tres años y medio después, retoma con las mismas ganas y semejante equipo.
Fuentes populares aseguran que el valenciano tendrá un papel clave en el nuevo PP, aunque señalan que ahora estaría sopesando si le permitiría conservar su posición en Europa y si hace definitivamente las maletas para volver a la política nacional y a Génova, donde ya fue vicesecretario de Comunicación en tiempos de Rajoy y ahora podría ascender a número dos.
Los otros

Feijóo no va a desmontar al partido, aseguran desde la formación conservadora. Y ponen el ejemplo de Cuca Gamarra, elegida coordinadora general del PP hasta la celebración del cónclave extraordinario y que, esto no genera dudas, seguirá al frente de la portavocía del grupo parlamentario en el Congreso.
Pero la voluntad del gallego es coser las heridas abiertas en la formación conservadora no ya ahora, sino en julio de 2018, cuando los perdedores de las primarias de aquel año fueron apartados de la primera línea para dejar paso a Pablo Casado y sus fieles.
Entre los planes de Feijóo también está dar al partido nacional una imagen que le ha funcionado en Galicia y que recomendó con errático resultado al todavía presidente conservador. Se trata de la imagen de moderación, que Juanma Moreno ha logrado que no decaiga en Andalucía a pesar de ser el primer popular investido con los votos de Vox.
El presidente de la Junta, de origen sorayo, ha alcanzado los últimos años sintonía personal y estratégica con Feijóo, haciendo incluso frente común contra Génova. No dejará su territorio, donde apenas le quedan unos meses para convocar elecciones, pero se espera que la nueva dirección del PP cuente con un cargo de su confianza y que el propio Moreno Bonilla tenga una cuota de influencia en la etapa que arranca el próximo mes de abril precisamente en la capital andaluza.
Al Senado fueron a parar muchos de los defenestrados en 2018 que hoy suenan para regresar a la primera línea
Los que tienen más disponibilidad para atender la llamada del candidato a la presidencia del PP son los senadores. Allí fueron a parar, entre otros, Fernando Martínez Maíllo, cuota castellanoleonesa que dejó un buen recuerdo en un partido donde acumuló poder e influencia sin dejar grandes enemigos en el camino; fue vicesecretario de Organización y, para cubrir las ausencias y los recelos provocados por la todopoderosa número dos y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, asumió el cargo de nueva creación de coordinador general del PP.
Maíllo era persona de la estrecha confianza de Soraya Sáenz de Santamaría en Génova. Igual que Fátima Báñez, una de los sorayos de primera época. Sin embargo y a pesar de la innegable rivalidad entre el gallego y la vicepresidenta, que durante años se disputaron el favor de Rajoy en un proceso sucesorio que acabó saltando por los aires, los dos están situados en primera línea de las quinielas de la era Feijóo.
Otra cosa es la disponibilidad de cada uno de ellos; si el zamorano no tendría mejor oportunidad que ésta, parece que la onubense no tiene muchas ganas de abandonar el sector privado: la exministra de Empleo es directora de la Fundación CEOE, un cargo por el que volvía a ser noticia hace tan sólo hace unos meses tras manifestarse a favor de la reforma laboral pactada entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos y que el PP habría tumbado de no ser por el error de voto de uno de sus diputados.
“No vengo a insultar a Pedro Sánchez, sino a ganar a Pedro Sánchez”, dijo Feijóo en su discurso ante los suyos este pasado miércoles. El que ya es líder del PP habló de un proyecto “maduro”, “sólido”, que recela de la política a golpe de tuit. “Tengo trayectoria”, subrayó en lo que parecía una enumeración de todo lo que le separa de Pablo Casado. Un presidente saliente que aparcó a sus ‘mayores’ y que, en su caída, les está viendo rejuvenecer.