
José Luis Centella
Recibí hace unos días la más que triste noticia del futuro cierre de esta revista ‘El Siglo’ y de su periódico económico hermano ‘El Nuevo Lunes’. Vaya por delante, en primer lugar, mi solidaridad con sus trabajadores y trabajadoras, colaboradores y con el ‘staff’ que han hecho posible ambas publicaciones todo este tiempo, me consta que con un gran esfuerzo personal y profesional, y a quienes deseo lo mejor en sus futuras ocupaciones, que estoy seguro no les faltarán.
Tengo la seguridad de que la experiencia informativa de ‘El Siglo’ y de ‘El Nuevo Lunes’ durante tantos años no va a caer en modo alguno ni en el vacío, ni en el olvido
El cierre de un medio de comunicación es una mala noticia para quienes creemos que la Democracia (la mayúscula no es un error) se construye desde la pluralidad y la diversidad de las vías de información. Pero si el medio que desaparece es profesional, honesto, rigurosamente veraz y progresista, como es el caso, nos preocupa aún más porque supone otro paso más en la consolidación de la hegemonía ideológica del pensamiento conservador, reaccionario y patriarcal.
De manera autocrítica las fuerzas de izquierdas deberían de reflexionar de manera profunda sobre la repercusión que está teniendo el retroceso de la prensa progresista en el avance electoral de las fuerzas de la derecha y de la extrema derecha en nuestro país.
Es verdad que los resultados electorales no son otra cosa que la consecuencia directa de quienes logran, de una forma u otra, alcanzar la hegemonía social, cultural e ideológica. De esta manera, hemos escuchado en ya demasiadas ocasiones a las direcciones políticas de las fuerzas de izquierda quejarse de que no son capaces de hacer llegar al pueblo los logros que han cosechado al frente de determinadas administraciones públicas. Eso sí, pocas veces les he visto lamentar no disponer de instrumentos de comunicación para hacer llegar de forma directa y sin manipulación la simple realidad.
El avance de la derecha en el control de los medios de comunicación alcanza niveles nunca vistos desde el final de la dictadura franquista. Insisto en que entre todos y todas nos debemos una reflexión colectiva, mucho más entre quienes defendemos que sin pluralidad informativa no hay democracia posible.
Tengo la seguridad de que la experiencia informativa de ‘El Siglo’ y de ‘El Nuevo Lunes’ durante tantos años no va a caer en modo alguno ni en el vacío, ni en el olvido. En lo personal, solo puedo destacar la libertad con la que he colaborado todo este tiempo y el trato tan profesional recibido. Nunca recibí la más mínima indicación o el más mínimo reproche por las opiniones vertidas sobre ningún tema, ni mucho menos vetos, ni ‘sugerencias’ sobre cuestiones espinosas de tratar, lo que demuestra a las claras el talante y la calidad profesional de todos y cada uno de sus responsables.
Vienen tiempos complicados. La defensa de la pluralidad informativa tiene nombres y apellidos concretos, aunque muchas veces sean anónimos para la mayoría; son personas que no sólo merecen respeto, sino ser tenidos en cuenta para futuros proyectos.
A quienes pronto dejarán de trabajar en esta revista hoy solo puedo darles mis más sentidas GRACIAS. Junto a este agradecimiento, traslado también el compromiso de seguir aportando esfuerzo para construir un futuro de progreso para esta Europa en la que nos ha tocado vivir. Termino aquí esta colaboración con la certeza de que sabremos buscar otras trincheras desde las que seguir luchando para que no se vuelvan a vivir tiempos oscuros, que deberían estar enterrados bajo losas de granito para siempre.
Responsable federal de la Conferencia Interparlamentaria de Izquierda Unida y presidente del Partido Comunista de España (PCE), partido del que ha sido secretario general entre 2009 y 2018. Maestro de profesión, fue concejal en el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Benalmádena, provincia donde inició su actividad política y por la que fue elegido diputado al Congreso en 1993, 1996 y 2000. En la X Legislatura (2011-2015) volvió a la Cámara Baja como diputado por Sevilla, ocupando la portavocía del Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA-La Izquierda Plural.