Luis Carlos Ramírez
La refundación de Ciudadanos incluye desde el cambio de nombre, programa o color, hasta incluso, la continuidad de Inés Arrimadas como presidenta. Nada es descartable en la formación que lleva más de un año encadenando debacles electorales y se mantiene hoy con 9 diputados, un senador, 43 parlamentarios autonómicos y 2.668 concejales. El portavoz de su ‘equipo de salvación’ –el G-8 de cuadros y dirigentes– Guillermo Díaz, diputado en el Congreso, asegura que serán los afiliados los protagonistas de un proceso que culminará en enero con un cónclave para refrendar las propuestas de cambio.
Señor Díaz, ¿cree que el centro político esta gafado en España? Se lo pregunto porque en los últimos 40 años han desaparecido formaciones o proyectos como UCD, el CDS de Suárez, el Partido Reformista de Roca (PRC), la UPyD de Rosa Díez, que se negó a pactar y fusionarse con Ciudadanos, y ahora el declinar de su propia formación.
Es una ideología bastante exigente incluso para el propio militante. Es un espacio político que sufre cuando todo parece dual. Cuando se polarizan las cosas o cuando se vota contra alguien y no a favor de un proyecto, el liberalismo sufre. Pero no es un fenómeno español: sucede en toda Europa. Hay teóricos que dicen que somos partidos acordeón.
Asegura usted que la primera premisa es erradicar la etiqueta de un partido muerto. ¿Teme que la decepción cale entre los electores?
Debemos hacer ver la utilidad de Ciudadanos, del partido liberal de España. Poca gente sabe que los Fondos Europeos de Recuperación tienen la mano de los liberales en el Parlamento Europeo. O por ejemplo, hemos sido los liberales quienes hemos evitado que la reforma laboral fuera por las tesis de Otegi o Rufián. Hemos sido mucho más útiles que los demás partidos de la oposición en leyes determinantes, como la Ley General Audiovisual o muchas de las decisiones que se han adoptado en materia sanitaria. Nosotros llegamos a acuerdos por el interés general. Otros sólo hablan entre ellos para repartirse las televisiones y los jueces. Lo que tenemos que conseguir es que se entere todo el mundo.
“Hemos sido más útiles que los demás partidos de la oposición. Los liberales evitamos que la reforma laboral fuera por las tesis de Otegi o Rufián”
¿Por qué se ha llegado a esta situación?
Hay muchas tesis sobre esto. He leído de todo. No sé bien por qué estamos donde estamos, pero sí sé por dónde pasa recuperarnos. Y en ello estamos. Será difícil pero no imposible. Pero ya sabíamos que estar en este partido no era fácil.
El compromiso de la dirección es que todo se someta a votación: el liderazgo, marca, color e incluso su estrategia programática. ¿La refundación será integral? ¿Va a ser integral y el proceso está siendo democrático?
Integral. Nuestro único dogma será la libertad.
Los ocho componentes de este equipo promotor –Begoña Villacís, Guillermo Díaz, Adrián Vázquez, Patricia Guasp, Mariano Fuentes, María Muñoz, Dimas Gragera y Eva Masías– se repartirán las distintas zonas de España para peinar todo el país y que no quede, dicen, un afiliado o un simpatizante “sin tocar”. ¿Qué ambiente han detectado hasta hoy?
Se han apuntado 2.000 afiliados y simpatizantes para la refundación del partido. Es el mejor ambiente esperable: un ambiente de trabajo, ganas y de muchas personas convencidas de que existe este espacio político.
¿Qué aportación ha habido en el espacio de diálogo con intelectuales y personalidades liberales y de centro a través de la fundación de Ciudadanos?
Es algo que estamos trabajando precisamente estos días. Pero sí le digo que la idea de defender la verdad en política, en contraposición al populismo y la propaganda, viene de ese ambiente. Es más, plenamente inspirado por el diálogo y lecturas de estos intelectuales. Le doy una pista: hay hasta un libro relativamente reciente con ese título.
¿Que esperan del cónclave municipalista de este mes con los alcaldables de las principales capitales españolas, Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia…?
Poner en el centro el municipalismo. Son los protagonistas indiscutibles de lo que viene. Al frente de este grupo está Begoña Villacís. La vicealcaldesa de Madrid ha sido nombrada «coordinadora política» y a su vez hará el papel de «enlace» entre el equipo y Arrimadas y los órganos de dirección. Porque la máxima ha sido desgajar el G-8 de la cúpula naranja para darle total autonomía para cuestionarse todo y plantear las ideas «sin límites». Así lo ha querido Inés Arrimadas y la Ejecutiva que preside. Creo que es destacable la generosidad de la dirección del partido dando tanta autonomía al llamado G-8.
“Los cargos que piden la dimisión de Arrimadas son muchos menos que los 2.000 afiliados que se han apuntado a la refundación”
¿Le preocupa la ‘rebelión’ de cargos orgánicos que piden la dimisión de Arrimadas y la convocatoria de una asamblea extraordinaria?
Son muchos menos que los 2.000 que se han apuntado a la refundación. De estos 30, son una decena los cargos los que dicen cosas exactamente iguales que las que decía el PP. Tal vez están haciendo su propio camino al andar. A ver dónde termina. Que se comprometan a no ir en listas con otro partido. Eso sería interesante.
Ninguno de los antecedentes inmediatos ayuda a mantener el ánimo. El adelanto electoral de Díaz Ayuso en Madrid borró la marca de la Asamblea autonómica y la redujo a apenas un escaño en Castilla y León –el de Francisco Igea– con la amarga desaparición en Andalucía pese al bagaje de gobierno de coalición ejemplar, según ustedes, de la que no se salvó ni el vicepresidente Juan Marín, con gran reconocimiento. ¿A qué atribuyen la debacle? ¿Qué conclusiones extraen de la fuga de votos a otras formaciones, en especial al PP, como gran beneficiada de los gobiernos de coalición de Cs tanto en los ejecutivos autonómicos como municipales?
El PP ha sabido sacar rédito de la labor de Gobierno. Necesitamos reconectar con los ciudadanos. Tenemos que ofrecer un proyecto ilusionante. No se nos percibe como útiles. Es probable también que todo se empiece a entender como un plebiscito a Sánchez. Nosotros tenemos que conseguir que se vote a favor de un proyecto ilusionante, no contra un presidente que lo está haciendo mal. No hay que escoger entre lo menos malo. Una vuelta al pasado, porque ya sabemos dónde nos trajo ese pasado.
¿Qué ha aprendido Ciudadanos de los volantazos de su fundador, que dilapidó un caudal de 40 escaños en el Congreso y la posibilidad de entrar en el gobierno de la mano de Sánchez, además de los 36 parlamentarios en Cataluña donde fue primera fuerza en 2017?
Si hubo errores fueron a la hora de contar las cosas. Sánchez nunca quiso pactar con Ciudadanos. Se lo coreaban la noche electoral en la puerta de su sede. Lo que hemos aprendido es que, si alguien consigue que cale “su relato”, puede ser nefasto para el otro. Independientemente de la verdad. Por eso le decía antes que era tan importante.
“Sanchez y Feijóo escenifican una guerra, mientras se reparten jueces, TVE, el TC, el Tribunal de Cuentas…”
¿Le preocupan bajas ‘cualificadas’ como la del exvicepresidente de Madrid, Ignacio Aguado, tras criticar la falta de liderazgo para volver a ilusionar a los votantes?
Me ilusionan los 2.000 militantes y simpatizantes que quieren seguir trabajando por un espacio liberal y de centro. Muchos de ellos nunca han tenido un cargo y no aspiran a tenerlo. Eso es un tesoro.
¿La palabra de los militantes estará por encima de las propuestas del think tank de la Fundación del partido o incluso del análisis encargado a una consultora externa?
De hecho, quienes decidirán son los militantes. Los otros dos elaborarán propuestas para que los militantes decidan.
El equipo de refundación ha creado cinco grupos de trabajo –funcionamiento orgánico; libertades, modelo territorial y regeneración democrática; políticas económicas, energía y digitalización; políticas sociales y medio ambiente, y Europa y asuntos exteriores–. ¿Valoran celebrar un gran Congreso nacional para refrendar las propuestas de los 2.000 afiliados inscritos?
Es una de las opciones. Pero eso lo decidirá la presidencia y la Ejecutiva del partido.
¿Cómo ve la guerra del bipartidismo entre Sánchez y Feijóo, en una precampaña electoral a nueve meses de las autonómicas y municipales?
Esta “guerra” es una escenificación. Por detrás se reparten los jueces, las televisiones, la Agencia de Protección de Datos, el TC, el Tribunal de Cuentas…es una triste paradoja que estén en guerra por cuestiones de interés general, porque cuando hay sillones de por medio y el control de los jueces, son hermanos de sangre.
“Con Rivera sí hubo errores a la hora de contar las cosas, pero Sánchez nunca quiso pactar con Ciudadanos”