La Buena Vida / Ángel A. García Muñoz
El verano es una época del año ideal para utilizar los habanos en tubo, ya que nos facilitan el mantenimiento de la humedad correspondiente e impiden que se puedan dañar con el traslado hasta el lugar en el que hemos decidido degustarlos.
Los tubos de aluminio con una capa de cedro en su interior han sido desde siempre una magnífica forma de presentación, conservación y transporte de los cigarros cubanos, que ya desde 1935 comenzaron a utilizarse por algunas de las marcas de habanos para las compañías ferroviarias.
En el recuerdo de los más antiguos aficionados queda el tubo gris del color natural del aluminio del Churchills de Romeo y Julieta, pero de entones acá los diseños y presentaciones de los tubos en habanos han ganado muchos enteros con los colores originales de cada una de las marcas, más la especificación de la vitola de los distintos cigarros.
Entre el color amarillo con el capuchón correspondiente a la marca de Montecristo, el rojo y negro de los Partagás, el naranja de los H. Upmann y el blanco y rojo de los Romeo y Julieta, los diseños de los tubos constituyen hoy una espléndida presentación, incluso como regalo para los fumadores.
En el interior de los tubos, los habanos llevan una lámina de cedro que no sólo los protege, sino que también les facilita el mantenimiento de los aromas amaderados y en su apertura podremos obtener los olores propios de las fábricas habaneras donde fueron envasados.
El transporte de los habanos en tubo está considerado como una de las mejores garantías también para asegurar que los cigarros no sufren ningún daño y están mucho más protegidos que en sus traslados en una purera o una caja, al estar ‘vestidos’ los que se han denominado puros ‘desnudos’ por no llevar ningún envolvente exterior, con el añadido de que se han mantenido las condiciones de humedad con las que fueron envasados.
Si escogemos un habano en tubo en cualquiera de las cavas españolas, así como si lo sacamos de nuestro humidor –donde también habremos tenido guardado la parte inferior del tubo para que la lámina de cedro guarde la humedad– obtenemos la seguridad de la frescura y perfecta degustación del mismo.
Éstas son las características principales de los más destacados.
Partagás Serie D nº 4
Vitola: Robusto. De 124 milímetros de longitud y de cepo 50.
La mezcla de dulzor con la madera predomina en las primeras aspiraciones, que conforme avanza la combustión dejan paso a toques terrosos, mayor pujanza de sabores y aromas nada agresivos, con una fortaleza de tipo medio/alto.
Tiempo de fumada: 40/45 minutos.
Romeo y Julieta Wide Churchills
Vitola: Montesco. De 130 milímetros de longitud y de cepo 55
En las primeras aspiraciones podemos percibir toques especiados y ligeras notas picantes, a los que se suceden notas vegetales y florales, con un retrogusto muy tabaquero acompañado de puntos salinos y ahumados, sensaciones facilitadas por su buen cepo.
Tiempo de fumada: 50/55 minutos.
Montecristo Open Eagle
Vitola: Geniales. De 150 milímetros de longitud y de cepo 54.
De inicios se pueden percibir toques melosos y rastros amaderados que van dejando paso a ligeras notas de pimienta blanca y tonos de cacao suaves para finalizar con un buen incremento de la pujanza de sabores, los picantes y los rastros tabaqueros en boca son más persistentes
Tiempo de fumada: 70/80 minutos
H. Upmann Mágnum 46
Vitola: Coronas Gordas. De 143 milímetros de longitud y de cepo 43
Su primer tercio se inicia con suavidad y con buena presencia de notas especiadas, que avanzada la combustión se unen a ligeros tonos de pimienta blanca y algunos toques amaderados, con un magnifico equilibrio de sabores y aromas para finalizar, siempre con una fortaleza baja.
Tiempo de fumada: 45/50 minutos
Más información: www.clubpasionhabanos.com